Algo tan sencillo como un beso o una caricia pueden ser el detonante de un fuerte dolor. Este es el efecto más llamativo que provoca la neuralgia del trigémino. Se trata de una enfermedad relativamente rara. Afecta a unas 35.000 personas en España.
Y más allá del daño físico que provoca, hay también una importante incomprensión social, puesto que el paciente no muestra ningún síntoma fuera de los momentos de crisis y cuando estos llegan pueden ser totalmente incapacitantes. Una situación que obliga a largas bajas laborales o a rehuir el contacto social.
Por qué se produce la enfermedad de las caricias
“La causa es una lesión de este nervio, el nervio trigémino, en el punto de su salida desde el cerebro, dentro del cráneo”, ha explicado el doctor Rodrigo Rodríguez, neurocirujano de la Policlínica Torreblanca, en Sant Cugat (Barcelona).
La causa habitual de la lesión es que un vaso sanguíneo, normalmente una de las arterias principales que rodean al nervio, le va rozando con cada latido hasta desgastarlo.
“Le va provocando una erosión en la vaina de mielina, que es el envoltorio del nervio, como el envoltorio de un cable, y cuando ya se ha pelado se produce una especie de cortocircuito”, explica el cirujano.
Hay varias razones que pueden llevar a esta situación. No está claro los motivos exactos. Puede ser tener un origen genético, de nacimiento, o producirse de manera espontánea y provocar el desgaste con el paso de los años. Enfermedades como la esclerosis múltiple también puede causar esta neuralgia.
Qué consecuencias tiene
El nervio trigémino es el nervio principal que da sensibilidad a la cara. Cuando se produce este cortocircuito la reacción principal suele ser un dolor muy intenso. Puede durar unos segundos o minutos.
Estas crisis “se pueden desencadenar con el lavado de dientes, a la hora de masticar e incluso el aire frío”, explica el doctor Rodríguez
El nervio trigémino se subdivide en diversas ramas. Según donde se vea afectado puede provocar reacciones en una parte de la cara o en los dos lados, afectar más a la zona de los ojos, como si te clavaran cuchillas, o a la mejilla.
Hay personas que, más allá de crisis agudas puntuales, también padecen un dolor crónico latente. En cualquier caso resulta un problema muy incapacitante y que afecta a la calidad de vida.
Cómo puede tratarse la neuralgia del trigémino
Las personas que lo padecen, que pueden llegar a ver doble por el dolor o que sienten que la cara se les paraliza, pueden achacarlo inicialmente a un tumor cerebral o un ictus.
La exploración con resonancia magnética, junto con la entrevista del neurólogo pueden dar con relativa rapidez con el verdadero motivo. El tratamiento inicial de la neuralgia del trigémino puede ser simplemente con medicamentos. Los relajantes musculares, anticonvulsivos y el bótox “suelen ser muy eficaces al inicio de los síntomas de la neuralgia”, explica el doctor Rodríguez.
Pero, con el tiempo, la efectividad de los medicamentos va disminuyendo. Hay que ir añadiendo fármacos o subiendo dosis. Y llega un punto en que ya no hacen efecto o que los efectos secundarios de los fármacos aconsejan dejar de usarlos.
“En estos casos la opción quirúrgica principal es intentar separar el nervio del vaso sanguíneo que está provocando la lesión”, explica. Se hace una pequeña obertura en el cráneo y se coloca una sustancia, que es una especie de esponjita, que va a hacer de separación.
¿Pueden quedar secuelas?
“En 24 o 48 horas pueden haber desaparecido los problemas”, añade el neurocirujano. En todo caso, el nervio dañado puede seguir dando algunos problemas menores, dado que debe cicatrizar. Problemas que se resuelven con más medicación.
Hay pacientes, que no pueden someterse a operación, por problemas con la anestesia o por ser de edad avanzada. En estos casos, existen técnicas percutáneas.
Consisten en introducir una aguja en la comisura del labio. Se llega al nervio y se provoca una lesión para que sea menos sensible. Mejora algo la sintomatología.
También hay que señalar que hay casos en los que no hay solución. Hace un año, se hizo viral la intervención en el programa ‘Y ahora, Sonsoles’, en Antena 3, de Belén Galán, una mujer afectada por esta enfermedad. Explicó su experiencia.
Se quedó en paro, después de enlazar una baja con otra. “Entras en tal nivel de dolor que me he dado hasta cabezazos con la pared", relataba.
Al final solo ha podido volver a trabajar con condiciones especiales, que le han permitido teletrabajar y cogerse excedencias en cada crisis. “Lo más duro es saber que vas a convivir toda la vida con esto”, añadía.