El corazón normalmente no lo notamos. Estamos tan acostumbrados a sus latidos que nuestro cerebro no los detecta. Los percibimos cuando subimos escaleras o hacemos alguna actividad que nos obliga a aumentar la necesidad de oxígeno en los músculos y el corazón se acelera.
Cuando se produce este cambio de latidos es lo que se conoce como arritmias, aunque popularmente se conocen como taquicardias. También pasa al tomar café o bebidas energéticas, al vivir un momento emocionante, al tener fiebre o al beber demasiado alcohol.
Uno de los efectos que tiene el alcohol es que favorece la aparición de arritmias. De hecho, lo del alcohol puede no ser una simple taquicardia. Puede provocar un tipo de arritmia específica que se conoce como “síndrome del corazón de fiesta”. Es especialmente habitual en periodos de celebraciones como la Navidad.
Qué es el corazón de fiesta
“El alcohol es un cardiotóxico, eso significa que produce mucho daño a nivel cardiovascular”, avisa la doctora Magdalena Perelló, especializada en cardiología. Por eso, hemos de estar muy atentos a los efectos que nos produce.
La tradición social de beber alcohol ha hecho que muchas veces se quite hierro a este hábito. Incluso hay estudios que han avalado algunos beneficios del vino tinto tomado con moderación. De todas formas, los especialistas han insistido en que los perjuicios que provoca el alcohol no compensan los potenciales beneficios.
No vamos a entrar en ese debate. Lo que plantea el síndrome del corazón de fiesta es el consumo de alcohol más seguido. “El corazón de fiesta ocurre después de haber salido de juerga y haber consumido grandes dosis de alcohol durante muchas horas”, apunta la doctora.
El corazón genera un tipo de arritmia que los médicos denominan fibrilación auricular. Consiste en una pérdida completa del ritmo normal. Ese descontrol de nuestro marcapasos se produce en la parte superior del corazón, en las aurículas. Lo que percibes es que el corazón se acelera, frena y se vuelve a acelerar.
Qué efectos puede tener
Algunos síntomas que pueden aparecer, además de palpitaciones, son sudoraciones, falta de aire o fatiga. Es significativo que esta alteración se puede producir en cualquier persona. Incluso en aquellos que no tienen un historial previo de problemas cardiacos.
“A frecuencias cardiacas muy altas [cuando hacemos ejercicio bailando, por ejemplo] uno empieza a notar taquicardias más fuertes e incluso marearse o perder el conocimiento”, advierte la experta.
Cuando bajan los niveles de alcohol de la sangre esta arritmia mejora. Sin embargo, en ocasiones se ha de tratar de manera específica. Las fibrilaciones auriculares son unas arritmias menos graves que las de las cavidades de abajo, las de los ventrículos. Pero no se han de dejar pasar.
“El alcohol también provoca el efecto de dilatar las cavidades cardíacas y disminuye la fuerza contráctil, que es la fuerza de bombeo del corazón”, apunta la cardióloga Perelló.
Qué conviene hacer si se detecta
Como apunta la doctora, lo habitual es que la arritmia se resuelva sola en cuanto nuestro cuerpo metaboliza el alcohol. La recomendación es hacer reposo y hidratarse bien (con agua, por supuesto) para acelerar la recuperación.
De todas formas, no debemos descartar un chequeo para comprobar que no ha dejado secuelas o que no sea un aviso de algún otro problema cardiaco. La fibrilación auricular tiene un riesgo importante cuando se produce de manera continua: un ictus.
Si el corazón no impulsa con fuerza y lo hace sin ritmo adecuado se pueden provocar coágulos de sangre que quede estancada. Esos coágulos luego pueden salir y bloquear el paso de la sangre al cerebro. De ahí el peligro de ictus.
Por tanto, pese a lo que se ha podido decir, “jamás se aconseja el consumo de alcohol”, zanja la doctora. Pero mucho menos el consumo excesivo que se da muchas veces en fiestas.
Recuerda que las largas sobremesas suelen hacerte beber más sin que lo notes. También es fácil que tomemos bebidas combinadas con dulces y que enmascaren todavía más los efectos del alcohol.
Lo que hemos de procurar es seguir buenos hábitos. Hacer ejercicio moderado y comer sano.