Andar es algo que aprendemos de forma natural durante los primeros meses de vida. En concreto, en torno al año (un poco antes o un poco después), lo habitual es que el bebé comience a ver el mundo erguido y a desplazarse por sí mismo sobre sus piernecitas.
Ahora bien, más allá de cuánto tardamos en caminar, la cuestión es que se trata en proceso natural impulsado por el instinto. Al principio, son pasos torpes e inseguros, pero poco a poco, tomamos confianza y en unos meses, caminamos con total normalidad.
Dado que este aprendizaje es eminentemente intuitivo, es lógico que nos cueste admitir que andar sea algo que merezca la pena aprender o corregir. Sin embargo, caminar es una actividad que también tiene su técnica, como ocurre en cualquier deporte.
¿Existe una manera correcta de caminar?
La respuesta es clara, rotunda y... afirmativa. Cuando caminamos, la columna vertebral debe estar en equilibrio con la línea de gravedad del cuerpo. Para ello es necesario recolocarlo, tratando en la medida de lo posible de no encorvar la espalda ni flexionar el cuello hacia delante, ni dejar caer los hombros hacia el frente.
Esas posturas incorrectas, a la larga, crean tensión y fatiga muscular. Pero tampoco se trata de ponerse rígido y con los hombros hacia atrás, como si estuvieras en posición marcial. Esos cambios bruscos en la colocación del cuerpo nunca benefician.
el truco sencillo y eficaz
Para caminar de forma correcta es necesario apretar ligeramente el abdomen y mantener los hombros rectos, alineados con la espalda, sin forzar la postura, sino con naturalidad. Gracias a este gesto, podremos caminar de forma recta y natural. Es más fácil de lo que parece.
Para conseguirlo podemos realizar un entrenamiento sencillo y divertido, que consiste en colocar un libro sobre la cabeza y caminar tratando de que no se caiga. ¡Seguro que has pensado en las modelos! Y es que el cine se ha encargado de replicar esta imagen de cuando les enseñan a desfilar por la pasarela infinidad de veces. Este ejercicio debería durar 2 minutos, para a continuación tratar de mantener esta misma postura cuando se camine por la calle.
En el caso de que te costara mantener el libro sobre la cabeza las primeras veces que lo intentas, también puedes apoyar la espalda y la parte posterior de la cabeza en una pared, que te sirva de guía de cómo has de mantener la posición.
mientras trabajas
Del mismo modo que una buena postura al caminar nos protege del riesgo de sufrir molestias o dolores en las cervicales, existen otras situaciones habituales como trabajar delante del ordenador o utilizar el móvil, en las que conviene tomar ciertas precauciones para evitar posibles lesiones en las cervicales.
En el caso de estar sentada frente al ordenador, procura que la mesa esté a la altura adecuada y que tus codos formen un ángulo recto al apoyar los antebrazos.
También es clave que la pantalla esté a la altura de los ojos, de manera que no tengas que inclinar la cabeza. Además, la distancia entre debería ser de unos 50 o 60 cm, es decir, la distancia de tu brazo extendido.
En esta misma situación, los pies nunca deberían estar colgando, si no apoyados en el suelo o en un reposapiés.
cuando usas el móvil
Cambiando de contexto. Al hablar por teléfono evita hacerlo levantando el hombro y apoyando la cabeza en el móvil. Sería mejor utilizar la mano para sostener el teléfono o conectar el sistema de manos libres.
Por otro lado, al consultar el móvil inclinamos la cabeza demasiado y un tiempo excesivo, con lo que aumentamos el riesgo de sufrir lesiones en las cervicales. Para evitarlo, es aconsejable subir la pantalla con la mano para evitar tener que bajar la cabeza.