La química de nuestro cuerpo es muy compleja y aún estamos lejos de entender todos los procesos que llegan a producirse. Cada día se aprende algo más. Hace unos veinte años se produjo una pequeña revolución cuando se analizaron unas sustancias que habían pasado bastante desapercibidas.
Se trata de las mioquinas, unas moléculas que produce y libera el músculo cuando se contrae, especialmente durante el ejercicio físico. En términos científicos, las mioquinas son proteínas y péptidos. Unas y otras son cadenas de aminoácidos (los ladrillos con los que se construye nuestro cuerpo). El nombre cambia según si la cadena es larga (proteína) o corta (péptido).
Lo que nos interesa no es tanto lo que son como las funciones que realizan. Porque lo que se ha descubierto (y se sigue descubriendo) es que estas sustancias actúan como mensajeros químicos con el organismo. Hace que el músculo se comunique con el cerebro y con otros órganos del cuerpo.
Esa comunicación permite que el cuerpo haga cambios beneficiosos. Es decir, el músculo no solo se encarga del movimiento, sino que influye también en la regulación del metabolismo y la salud en general.
Qué beneficios proporcionan las mioquinas
No hay uno sino varios tipos de mioquinas. Cada año se añaden nuevas investigaciones que descubren diferentes funciones, por lo que aquí estamos en un campo en continua evolución. Son tan útiles que se las llama superkinas, la polipíldora natural. Estas son las principales mioquinas y sus beneficios:
- Interleucina-6. Es una de las que el músculo libera en mayor cantidad durante el ejercicio. Se ha visto que su función es doble:
- Ayudar a controlar los niveles de glucosa y por tanto protege contra la diabetes tipo 2.
- Protege contra la inflamación crónica. La inflamación, como sabes, es una reacción cuando se produce una herida para proteger el organismo. Pero con el deterioro por la edad o en problemas como la obesidad esa inflamación es constante y se hace crónica. Estas mioquinas ayudan a frenarla y con ello reducen el riesgo de problemas cardiovasculares, relacionados con la inflamación crónica.
- Interleucina-15. Esta proteína se encarga principalmente de mejorar el crecimiento muscular, haciendo que las fibras se regeneren y ganen fuerza. Además ayuda a controlar la grasa corporal y hace que esa grasa se queme en forma de energía. Facilita la descomposición de las grasas, por lo que favorece la pérdida de peso.
- Irisina. Es una de las mioquinas más recientes que se han descubierto. Se ha visto que se comunica con las neuronas y mejora la función cerebral. Facilita que se generen nuevas neuronas y la interconexión entre ellas. Se cree que beneficia la memoria y puede ser protectora ante enfermedades neurodegenerativas, como la demencia.
Contrarrestan los perjuicios del tejido graso
Dentro de nuestro organismo se entabla una especie de discusión en la que las mioquinas son las sustancias buenas que pueden hacer que el debate acabe bien. Este diálogo se organiza con otra sustancia que está bien conocer: las adipocinas.
Igual que los músculos liberan mioquinas, el tejido graso del cuerpo, el de los michelines (tejido adiposo) también libera sus propias sustancias, las adipocinas.
Algunas de estas adipocinas envían mensajes poco saludables y tienen efectos negativos, como favorecer la resistencia a la insulina y hacer que el cuerpo no metabolice bien el azúcar en la sangre. No todas las adipocinas son negativas, pero esta es otra historia.
Lo que nos interesa es que segregando mioquinas podemos contrarrestar los efectos negativos de las adipocinas. Se comunican con el tejido adiposo y evitan que se inflame más o que favorezca la diabetes.
Cómo producimos más mioquinas
Los beneficios de las mioquinas todavía se siguen estudiando. También se ha relacionado con factores protectores del cáncer. Lo que parece evidente es que son unos transmisores muy positivos que conviene enviar en grandes cantidades por el cuerpo.
¿Cómo lo hacemos? Pues ejercitando los músculos que es de donde salen. No vamos a descubrir ahora las ventajas de ser activos y hacer deporte. Lo que sí es interesante es ver que ya tenemos otras explicaciones científicas que avalan la importancia y beneficios del ejercicio.
Y no olvides que la idea de salud ha de ser holística. Es decir, englobar todos los aspectos. No solo se trata de ejercitar, sino de hacerlo con cabeza, acorde con nuestras posibilidades y hacerlo de manera equilibrada. No salir a hacer una maratón al mes y olvidarnos el resto de días.
También hemos de cuidar la alimentación. Porque el metabolismo funciona a diario y es cada día cuando debemos tener los nutrientes y las sustancias químicas adecuadas para ayudar a que nuestro cuerpo funcione como un reloj.