¿Es lo mismo estar hinchado que inflamado? La Boticaria García lo aclara

Hinchazón abdominal e inflamación son dos problemas diferentes con orígenes y soluciones distintas. La Boticaria García nos ayuda a entender las diferencias y a combatir la inflamación crónica.

Diana Llorens
Diana Llorens

Redactora especializada en salud, nutrición y bienestar

Actualizado a

inflamación o hinchazón

Hinchazón e inflamación son conceptos distintos que responen a causas muy diferentes.

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Aunque pueda parecer lo mismo e incluso acompañarse de síntomas parecidos, la hinchazón abdominal no tiene nada que ver con la inflamación.

Mientras que la hinchazón, aunque resulte tremendamente molesta, no es más que una acumulación de gases que suele ser temporal y se puede solucionar con un cambio de hábitos, la inflamación es algo bastante más complicado y difícil de resolver.

La farmacéutica y divulgadora científica Marián García, más conocida en las redes sociales como Boticaria García, nos da todas las claves para diferenciar la inflamación de la hinchazón y consejos para evitarlas.

Cuáles son las causas de la hinchazón abdominal

Estar hinchado es estar lleno de gases”, explica la Boticaria García en un vídeo publicado en su cuenta de TikTok. “Es una faena, y es importante evitarlo y eliminar esos gases”, continúa.

@boticariagarcia Diferencias entre estar hinchado🎈… ¡y estar inflamado! 🔥 #inflamacion#alimentos#alimentacion#aldiaconboticariagarcia @Dia_esp ♬ sonido original - marian

La hinchazón abdominal puede deberse a diversos factores, como:

  • Comer determinados alimentos que favorecen la acumulación de gases, como las alubias, las coles o las bebidas carbonatadas.
  • Tragar demasiado aire, ya sea por comer rápido, por masticar chicle, por masticar mal o por respirar por la boca.
  • Intolerancias alimentarias, como la intolerancia a la lactosa o la sensibilidad al gluten, que comportan dificultades para digerir determinados alimentos.
  • El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO), que provoca un desequilibrio de las bacterias en el intestino delgado puede provocar una producción excesiva de gases.
  • El estreñimiento, que dificulta el paso de los gases a través de los intestinos.

Para ponerle remedio, es importante evitar los causantes que acabamos de mencionar. Además, hay algunos remedios que pueden ayudarte, como practicar ejercicio físico para ayudar a mover los gases a través del intestino más rápidamente, hacerse un automasaje en el abdomen o tomar infusiones de hierbas carminativas como la menta o el anís.

La inflamación, algo más serio

Estar inflamado es algo más complicado”, señala la Boticaria García. “Consiste en que nuestro cuerpo, por un exceso de grasa, por estrés psicológico, por comer mal y no movernos mucho, por tener la microbiota poco cuidada, por el tabaco y otros contaminantes, está en estado de alarma de manera permanente”, explica.

La inflamación es el sistema natural que tienen nuestras defensas para luchar conta las agresiones externas, por ejemplo, cuando nos hacemos un corte. Normalmente, esta inflamación aguda se resuelve en pocos días. No obstante, existe otro tipo de inflamación de bajo grado que se prolonga en el tiempo y es lo que se conoce como inflamación crónica.

El origen de esta inflamación crónica, como dice la experta, puede estar en unos hábitos alimentarios inadecuados, a la exposición prolongada a sustancias contaminantes o irritantes, el estrés, la obesidad o a la falta de ejercicio. También puede deberse a una inflamación aguda persistente o a una enfermedad autoinmune.

Todo ello hace que nuestro organismo esté en todo momento “en estado de alerta”, como asegura la Boticaria García. Y los síntomas más característicos son los problemas gastrointestinales (estreñimiento, diarrea, hinchazón, reflujo...), el dolor en todo cuerpo, el cansancio persistente, la depresión o la ansiedad, y una mayor propensión a sufrir infecciones frecuentes.

Cómo combatir la inflamación crónica

Frutas y verduras

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Si no se soluciona, la inflamación crónica puede favorecer la aparición de diversas enfermedades como la diabetes, la artritis reumatoide, las enfermedades cardiovasculares o incluso los trastornos neurodegenerativos.

Entonces, ¿qué podemos hacer para combatirla? Lo principal pasa por un cambio de hábitos: alimentarse mejor, bajar de peso, abandonar el tabaco u otros hábitos perjudiciales, hacer ejercicio físico de forma regular, dormir las horas suficientes (entre 7 y 9 h por noche) y aprender a gestionar el estrés (con técnicas de relajación, meditación, yoga…).

De acuerdo con la Boticaria García, una de las mejores herramientas para luchar contra la inflamación crónica son los alimentos antiinflamatorios. “Entre los mejores alimentos antiinflamatorios están las frutas y verduras, el pescado azul, los frutos secos, sin olvidarnos de nuestro aceite de oliva virgen y de todos los alimentos que le vengan bien a nuestra microbiota”, explica.

  • En lo que respecta a las frutas y verduras, entre las que tienen un mayor efecto antiinflamatorio están los tomates, los frutos rojos (arándanos, cerezas, fresas…), las verduras de hojas verdes (espinacas, col rizada…) y los pimientos.
  • El aceite de oliva virgen extra, ingrediente indispensable de la dieta mediterránea, tiene compuestos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
  • Entre los frutos secos, almendras y nueces tienen un elevado poder antiinflamatorio. Con un puñadito al día es suficiente porque también son muy calóricos.
  • El pescado graso rico en omega-3 es el más antiinflamatorio: salmón, sardinas, caballa, anchoas…
  • La cúrcuma, el jengibre o el té verde son otros de los alimentos con mayor efecto antiinflamatorio, comprobado por multitud de estudios científicos.
  • Los alimentos probióticos, como el yogur, la kombucha, el kimchi o el kéfir, mejoran la microbiota y la salud intestinal y potencian las defensas.

Incorporar más alimentos antiinflamatorios debe ir acompañado de una reducción de los alimentos ultraprocesados, que aumentan el nivel de azúcar en la sangre y, con ello, contribuyen al aumento de peso y a la inflamación crónica. También de una moderación en el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas (carnes, mantequilla…), fritos y azucarados.