Cada medicamento que tomas deja huella en el riñón

Que ciertas zonas del cuerpo, como tobillos y manos, se hinchen con frecuencia puede ser la señal de que los riñones necesitan unos cuidados extra. Y conviene dárselos porque, si ellos se alteran, otros órganos pasarán a funcionar también peor.

doctora blanca rodriguez ayala
Dra. Blanca Rodríguez Ayala

Medicina general

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mujer tomando zumo

Los zumos caseros con ingredientes como el apio ayudan a trabajar este órgano.

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Lo que comemos, lo que bebemos y las actividades que realizamos a diario influyen, para bien o para mal, en la salud de nuestros riñones. Habitualmente no les damos la importancia que tienen, probablemente porque no están a la vista. Sin embargo, tienen una extraordinaria repercusión en nuestra salud general porque son “la gran depuradora” de nuestro cuerpo.

  • Eliminan los productos de desecho acumulados (urea, ácido úrico, creatinina...), pero no solo eso: producen algunas hormonas, como la eritropoyetina, que estimula la médula ósea para producir glóbulos rojos, además de contribuir en la regulación de la tensión arterial, mantener sanos y fuertes los huesos y los dientes, y sostener el equilibrio hídrico y químico de la sangre (agua y sales minerales).
  • Las dolencias que les afectan van en aumento. Según datos de la OMS, cerca de un 10 % de la población mundial sufre algún tipo de enfermedad renal crónica, y se estima que en el año 2100 será la segunda causa de muerte en España, por detrás del alzhéimer.

Síntomas que avisan

No es de los órganos más “escandalosos”, es decir, no da una sintomatología clara cuando está trabajando forzado o lento. Y cuando los síntomas son evidentes (hinchazón muy llamativa de tobillos, mucho cansancio, dificultad para respirar...), el riñón puede estar ya bastante afectado.

Sí hay una serie de avisos que indican que está sobrecargado y debemos cuidarlo más:

  • Tener calambres musculares con frecuencia y sin haber hecho grandes esfuerzos físicos.
  • Notar picor en la piel (no en una zona localizada, sino en todo el cuerpo).
  • Tobillos y manos que se hinchan ligeramente por retención de líquidos que el riñón no ha podido eliminar.
  • Cambios en la cantidad, color o consistencia (con espuma) de la orina.
  • Dolor de espalda difuso pero persistente.

Necesitan, sobre todo, agua

Una buena hidratación es fundamental para mantener la salud renal.

  • Procura tomar un vaso de agua al levantarte (tras haberte cepillado los dientes). Así, ayudas al organismo a eliminar, en forma de orina, los productos de desecho acumulados durante el descanso nocturno. El resto de la jornada, bebe con frecuencia, pero a pequeños sorbos.
  • Un exceso de líquidos tampoco es bueno. Tanto esperar a tener sed para beber como tomar demasiados líquidos son errores frecuentes. Para saber si estás cayendo en uno u otro, fíjate en el color de la orina: un tono amarillo pajizo indica que estás bien hidratado; un aspecto oscuro es señal de falta de líquido; y en caso de ser totalmente transparente e incoloro, puede significar que estás bebiendo demasiado. La frecuencia con la que vas al baño es otro buen indicador: lo normal es ir entre veces; si vas más de 10, convendría que rebajaras un poco la cantidad de líquidos que tomas (recuerda que también te los aportan frutas y verduras).
  • Las bebidas gaseosas no le hacen bien. Los refrescos contienen altos niveles de ácido fosfórico, lo que podría favorecer la formación de cálculos renales.
  • Cámbialas por zumos caseros (sin dejar de tomar agua). Los jugos de manzana, de naranja y de pomelo reducen la probabilidad de que se acumulen oxalatos de calcio, que dan lugar a esos cálculos. De todas formas, evítalos en ayunas (o si tomas medicación para un trastorno crónico) porque algunas veces pueden ocasionar un cólico nefrítico si ya se ha formado la piedra. 
  • ¿Las infusiones son recomendables? Algunas sí y otras no. La de cola de caballo o de ortiga verde podrían ser beneficiosas para cuidar el riñón porque tienen importantes propiedades diuréticas. En cambio, las que contienen ácido aristolóquico (usadas como ayuda para el control del peso) pueden ser tóxicas y dañar los diminutos tubos (túbulos) del interior del riñón, dando lugar a una insuficiencia renal.

Moverse, sudar, cuidar las defensas...

El sudor no elimina muchas toxinas como a veces se dice, pero sí es bueno para el sistema renal porque aumenta la demanda de hidratación, es decir, nos lleva a beber más agua. Además, caminar, correr, montar en bicicleta o nadar entre 150 y 300 minutos semanales ayuda a reducir trastornos que afectan al sistema renal, como la presión arterial o la obesidad, que aumenta la carga de trabajo de los riñones.

  • Buena alimentación, ejercicio y descanso te ayudarán a tener unas defensas fuertes. Y, aunque a priori parezca que eso no guarda relación con la salud del riñón, sí le afecta: se sabe que coger muchas infecciones víricas a lo largo del año deteriora las células de estos dos órganos gemelos en forma de judía.
  • Ni tabaco ni mucha sal ni mucho estrés. En el lado contrario a los factores saludables están estos otros tres grandes enemigos de la salud renal. El tabaco, además de aumentar el riesgo de cáncer renal, daña los vasos sanguíneos y la circulación de todo el cuerpo, también en estos órganos; el exceso de sal hace que aumente la concentración de proteínas en la orina, lo que favorece el deterioro renal; y el estrés puede llevarnos a tener peores hábitos de vida.

El efecto de los fármacos en los riñones

Cada fármaco que tomes deja huella en las células del riñón. Algunos medicamentos consiguen su propósito a costa de alterar el funcionamiento de los riñones: o bien dañan sus células o favorecen que en sus conductos se acumulen “cristales” que obstruyen el flujo de orina.

  • Incluso los fármacos sin receta pueden sobrecargar los riñones si se toman en exceso. Se calcula que un 20 % de las lesiones que sufren se originan por un abuso de medicamentos, y en la mayoría de las ocasiones el daño es irreversible.
  • Pregunta a tu médico si tomas antiinflamatorios no esteroideos (AINE) de forma habitual –recuerda que también lo son el ibuprofeno o el naproxeno–, ya que disminuyen el flujo de sangre. Lo mismo ocurre con los medicamentos para bajar el colesterol, como las estatinas (atorvastatina, simvastatina...).
  • Los antidiabéticos orales, como la metformina y la insulina, tampoco son inocuos y pueden perjudicar el funcionamiento del sistema renal, al igual que algunos antiácidos (tan usados hoy en día), sobre todo si son comprimidos efervescentes.
  • Con antibióticos y antivirales ocurre algo similar: hasta el 60 % de los casos de lesión renal aguda en pacientes hospitalizados se deben a estos fármacos (los administra el médico para superar otra alteración). Los antivirales (también el tan utilizado aciclovir) pueden dañar igualmente las células renales.