Los situaciones meteorológicas extremas, de mucho frío o calor, suelen conllevar un importante aumento de la mortalidad, especialmente en zonas no preparadas para esas temperaturas. Afecta especialmente a las personas más vulnerables, enfermos crónicos, ancianos y niños sobre todo. O trabajadores al aire libre.
Este tipo de fallecimientos está creciendo en toda Europa. Antes era sobre todo por el frío. Pero cabe recordar los casos recientes de trabajadores víctimas de golpes de calor y que han obligado a cambiar las normas laborales en España.
Unos investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres han analizado datos de temperatura y número de muertes en toda Europa para hacer una proyección sobre cómo puede evolucionar los fallecimientos relacionados con las temperaturas extremas. El resultado es que España saldrá especialmente perjudicada.
Cómo afectará el cambio climático
La realidad hoy es que las olas de frío invernarles son más peligrosas y matan a más gente en toda Europa. Esto va a cambiar. Según las proyecciones de este equipo, las olas de calor se harán más insufribles. Calculan que de aquí a final de siglo, la temperatura habrá aumentado un 50%.
Sus cálculos son que la disminución de frío invernal y la esperable reducción de muertes por ello no compensarán el brutal aumento de fallecidos por las olas de calor. Apuntan que habrá más de 2,3 millones de muerte por los cambios extremos de temperatura.
Ya hemos tenido muestras de hacia dónde nos dirigimos. “A lo largo de las últimas décadas hemos vivido olas de calor, como las del 2003 o 2022, donde más de 60.000 personas perdieron la vida en Europa”, explica el profesor Víctor Resco de Dios, ingeniero forestal de la Universidad de Lleida.
Estos cambios no son homogéneos en toda Europa. El estudio ha analizado 854 ciudades europeas. Excepto en Escandinavia, en todas ellas las olas de calor se harán más mortíferas que las de frío.
“Esta tendencia será particularmente acusada en el sur de Europa, y en España se espera que casi 1 de cada 3.000 habitantes fallezcan por calor anualmente a finales de siglo”, ha apuntado el profesor Resco en declaraciones a la agencia SMC España.
Las ciudades españolas con más riesgo
La ciudad europea que sufrirá más las consecuencias del cambio climático es Barcelona. Se calcula que tendrá 246.082 muertes más por las temperaturas extremas. Le sigue Roma, con 147.738 muertes, y Nápoles, con 147.248.
Madrid ocupa el cuarto puesto de esta trágica lista, con 129.716 muertes. Siguen Milán (110.131), Atenas (87.523) y en séptimo lugar se sitúa Valencia, con 67.519 muertes.
Esta investigación enfatiza que incluso si se hicieran esfuerzos por adaptar estas ciudades a los cambios de temperatura, no bastaría para compensar los riesgos que sobrevendrán con el aumento de temperaturas.
"Nuestros resultados subrayan la urgente necesidad de trabajar con determinación tanto para adaptarse al aumento del calor como también para mitigar el cambio climático", ha dicho el investigador Pierre Masselot, autor principal del estudio.
La clave para parar estas muertes
El estudio busca ser una advertencia y al mismo tiempo un signo de esperanza, ya que sus proyecciones no tienen por qué convertirse en realidad si nos implicamos de pleno.
Este llamamiento es especialmente importante para los países del área mediterránea, donde más vamos a sufrir las consecuencias. También se apunta a que habrá alto riesgo en la Europa central y los Balcanes.
Las muertes serán más llamativas en las grandes ciudades, dado el volumen de población, pero los investigadores recuerdan que muchas localidades pequeñas de España e Italia se vean muy afectadas. “Si seguimos un camino más sostenible, podríamos evitar millones de muertes”, anima el doctor Masselot.
Con una parte significativa de la población y, sobre todo, de los dirigentes mundiales, poniendo objeciones o negando abiertamente el cambio climático no va a ser fácil. Además, hay países que se podrían ver beneficiados si se suavizan las temperaturas en sus latitudes y que podrían no ver la urgencia de pararlo.
Qué podemos hacer en España
No obstante, el profesor Resco envía también un mensaje optimista en nuestras latitudes: "La buena noticia es que nos podemos adaptar. La adaptación empieza por soluciones relativamente sencillas, aunque no gratuitas, como la instalación de aires acondicionados o la habilitación de espacios climatizados que sirvan de refugios climáticos (centros comerciales, piscinas, etc.)".
También apunta hacia soluciones más complejas, como aumentar las zonas verdes en las ciudades, para mitigar la isla de calor urbana, y adaptar los sistemas de salud a estos cambios epidemiológicos.
Es decir, preparar al personal para atender con mayor eficacia el previsible aumento de deshidrataciones y golpes de calor.