Aprende a descifrar las analíticas: niveles recomendados de colesterol bueno y malo

Aunque se recomienda que el colesterol total no supere los 200 mg/dl, se debe tener en cuenta sobre todo qué porcentaje corresponde a los conocidos como bueno (HDL) y malo (LDL).

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Colesterol

Un estilo de vida activo contribuye a mantener a raya los niveles de colesterol malo (LDL).

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En asuntos relacionados con el corazón hay un detalle fundamental: cada uno de nosotros tiene un papel tanto o más importante que el médico al que consultamos. Muchas cosas dependen, en buena parte, de uno mismo, y cómo esté el colesterol es una de ellas. 

Los buenos hábitos son importantísimos no solo como prevención, también a la hora de superar trastornos que aumentan nuestro riesgo cardiovascular. Controlar enfermedades como la diabetes, la hipertensión y el colesterol alto depende del estilo de vida el 70% de las veces. Y esos hábitos siguen siendo la base, el gran pilar, incluso cuando ya es necesaria la ayuda de medicamentos. 

Cómo actúa el colesterol en las arterias

Nuestro organismo necesita el colesterol porque es una fuente de energía imprescindible para producir hormonas, para sintetizar vitamina D o para absorber mejor el calcio, entre otros procesos. El problema surge cuando acumulamos demasiado en la sangre. Un exceso de colesterol favorece que se formen placas de ateroma: las arterias se endurecen, se vuelven más rígidas y van impidiendo el paso de la sangre, lo que puede acabar provocando una obstrucción (conocida como arteriopatía isquémica). 

  • No es la placa en sí la que tapona la circulación, sino que esta se rompa. Cuando ocurre, la grasa que permanecía dentro de la placa “supura” y acaba invadiendo la arteria. La sangre identifica esa grasa como una agresión y se defiende formando un coágulo, que es el que puede acabar taponando ese vaso sanguíneo.
  • Lo primero que hay que hacer en caso de que nuestros niveles de colesterol sean elevados es reducir el consumo de productos ricos en él (con grasas saturadas y trans) y practicar ejercicio para quemarlo. Hay que recurrir a los fármacos (que favorecen que este tipo de grasas se metabolice y el cuerpo las elimine) solo cuando el cambio de hábitos, que debes seguir manteniendo, no es suficiente para lograr unos niveles de colesterol cardiosaludables.

No todo el colesterol se comporta igual

Puedes saber cuáles son los niveles de colesterol con un análisis que mida tu perfil lipídico (la concentración de este y otros tipos de grasa en la sangre). Por lo general, si no hay otros factores que aumenten el riesgo cardiovascular, se recomienda que el colesterol total no supere los 200 miligramos por decilitro (mg/dl). Aunque es una cifra que nos ayuda, se debe tener en cuenta sobre todo qué porcentaje corresponde a los conocidos como bueno (HDL) y malo (LDL).  

  • El bueno es capaz de unirse al malo y arrastrarlo para eliminarlo de la circulación sanguínea. Por tanto, si tenemos mucho colesterol bueno, seremos capaces de eliminar el malo. Pero si tenemos mucho del malo y poco del bueno, no lo eliminaremos.  
  • ¿De qué depende que sea de un tipo o de otro? De la densidad de las proteínas que lo envuelven: sin ellas, la grasa no podría circular por la sangre. Al unirse con el colesterol forman una especie de pelotitas. Las de alta densidad (HDL) son muchas, más pequeñas y circulan mejor que las de baja densidad (LDL), que son gruesas y más pesadas, y por eso se acumulan más fácilmente. 
  • En el perfil lipídico aparece otro valor, el VLDL. Es la sigla en inglés de “lipoproteínas de muy baja densidad”, y se encargan de transportar sobre todo triglicéridos (otro tipo de grasa). Al ser de muy baja densidad, estas también elevan el riesgo cardiovascular cuando se acumulan más de lo debido. 

Las cifras que se recomiendan

El malo (LDL) no debería superar los 160 mg/dl si no hay riesgo cardiovascular. Cuando sí existe ese riesgo (por tener diabetes, hipertensión...) la cifra debe ser inferior e individualizada. Los niveles de VLDL deben ser inferiores a 40 mg/dl.

El bueno (HDL) conviene que esté por encima de los 40 mg/dl en las mujeres y de los 35 mg/dl en los hombres, aunque lo ideal es que en ambos casos supere los 60 mg/dl. No hay un nivel máximo recomendado en este tipo de colesterol. 

Aprender a descifrar las analíticas

Actualmente, más que por el hecho de que suba excesivamente el colesterol de forma global, los médicos nos empezamos a preocupar cuando hay un nivel bajo del bueno, que no compensa el malo. Voy a poner un par de ejemplos que pueden ayudar a entenderlo mejor. 

  • Si estás a más de 200 de colesterol total pero el bueno está a 100 y el malo a 150, la situación no sería preocupante. En cambio, si tu nivel de colesterol malo es de 120 y el bueno está en 10, aunque la cifra total no sume 200, el riesgo cardiovascular es mayor que en el anterior ejemplo.
  • Otra forma de conocer el riesgo cardiovascular. Solo tienes que dividir la cifra del colesterol bueno entre la que corresponde al malo. El resultado, el cociente, se conoce como aterogénico, porque controla el riesgo de que se creen placas de ateroma. Que el valor resultante se acerque a 0,5 se considera correcto, aunque lo ideal es que se aproxime a 1. Si la división da menos de 0,5… indica riesgo cardiovascular.

Con respecto a la periodicidad recomendada para hacerse las analíticas, depende de varias cosas, entre ellas si la persona es o no un paciente de riesgo. En general, cuando los parámetros (tanto del colesterol como del azúcar en sangre o de la tensión arterial) son correctos, con repetir las analíticas cada dos años es suficiente. 

Cómo influye el nivel de triglicéridos

Antes ya he apuntado que el colesterol no es la única grasa presente en nuestro sistema cardiovascular. Comparte espacio con los triglicéridos, que básicamente se encargan de transportar y almacenar esta grasa para utilizarla como energía cuando el organismo la necesite. 

  • Tenerlos altos, por encima de los 200 mg/dl, no ayuda a la salud cardiovascular, aunque es cierto que su impacto en la arteriopatía isquémica es menos directo que el del colesterol de baja densidad. Sin embargo, no hay que dejar que se descontrolen porque si sus valores son muy elevados (por encima de 500 mg) pueden provocar una pancreatitis aguda (inflamación del páncreas que se da repentinamente y puede ser grave).  
ALIMENTOS ULTRAPROCESADOS

Los ulraprocesados son ricos en grasas, azúcares y aditivos.

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  • Los niveles excesivos están causados por una mala dieta. Cuando se consumen demasiadas grasas, azúcares y alcohol, el hígado los transforma en triglicéridos. Por eso, no abusar de productos ricos en ellos y seguir una nutrición sana y equilibrada es la mejor forma de reducirlos.  

El riesgo depende de la suma de factores

El colesterol es un asunto a largo plazo, al que prestamos atención pensando en cómo puede afectar a nuestras arterias en diez o veinte años. Lo digo porque, a veces, se tiende a simplificar los problemas a un número y deben tenerse en cuenta muchas otras cosas que forman parte del historial clínico de cada uno. Es con base en todo ello que hay que valorar si ese colesterol puede acabar o no desembocando en problemas cardiacos en el futuro. 

La salud cardiovascular debe entenderse como un todo. Hay que actuar sobre todos los factores de riesgo porque, si no, los resultados no serán los idóneos. Es importantísimo que la voluntad del paciente de corregir los factores que dependen de él sea fuerte, pero sin pretender cambiarlo todo de repente. Si el cambio es muy drástico, la probabilidad de acabar abandonándolo es mucho mayor: no hay que pretender hace en un día lo que no se ha hecho en 20 años. Pero si el cambio es gradual, las probabilidades de éxito pueden ser enormes.

Lo que evitas si está en equilibrio

El taponamiento de las arterias (arteriopatía isquémica) se manifiesta de distintas formas, en función del órgano al que no le llega la sangre. 

  • Dependiendo del lugar en el que se forme el coágulo. Si afecta a las arterias coronarias, las del corazón, puede provocar una angina de pecho o un infarto, en función de si el taponamiento es parcial o total. Si, en cambio, se forma en las cerebrales, la consecuencia puede ser un ictus. Y cuando afecta a las que recorren el cuerpo hasta brazos y piernas hablamos de arteriopatía periférica, que puede provocar problemas para caminar, menos graves que las anteriores situaciones. 
  • Según el tipo de dolor que aparece. Es común que tanto el infarto como la angina provoquen dolor en el pecho, pero en cada caso es algo diferente. En la angina suele aparecer cuando se hace un esfuerzo, por ejemplo al caminar o subir una cuesta. Es un dolor que se reduce al dejar de caminar: es lo que los médicos conocemos como angina de esfuerzo. Pero si esa arteria se tapa del todo (infarto), la queja del corazón será inmediata, independientemente de si se está haciendo o no un esfuerzo. El dolor que se siente es intenso, profundo y no cede aunque no nos movamos, e incluso puede venir acompañado de mareo, malestar intenso y vómitos. No hay que confundirlo con el dolor muscular, provocado por un esfuerzo puntual o un mal gesto. Esta molestia es permanente, dura todo el día.

Aunque estas son características típicas de una cardiopatía isquémica, hay que tener en cuenta que no siempre se cumplen. En el caso de las mujeres, por ejemplo, el dolor puede no aparecer y sí haber un malestar generalizado.