Tomarte una copa de vino al día no tiene por qué dañarte, incluso puede proteger tu salud cardiovascular según varios estudios. Pero a veces, ya sea por la compañía o porque se está celebrando algo, una copa lleva a la otra y acabamos bebiendo más de la cuenta. Si te ocurre, tu nevera puede convertirse en tu mejor aliada para que este exceso de alcohol te dañe lo menos posible.
Los tomates protegen tu hígado
Uno de los órganos que más puede acusar el exceso de alcohol es el hígado. No en vano, es el principal responsable de transformarlo para que podamos eliminarlo adecuadamente y, así, evitar que nos dañe. Aunque si tomamos demasiado, el hígado se sobresatura y el alcohol acaba acumulándose en él, dañando sus tejidos y células. Esto, a la larga y si ocurre a menudo, favorece la aparición de graves trastornos como la cirrosis o el cáncer.
El hígado transforma el alcohol para poder eliminarlo sin que nos dañe
Pero si cierto exceso ya se ha producido… ¿cómo puedes facilitarle el trabajo y proteger la salud de nuestro hígado? Con algo tan sencillo como prepararte una ensalada de tomate o un plato de pasta con salsa napolitana.
Una combinación única de nutrientes
Científicos de la Universidad de Tufts, en Boston (EE. UU.), han comprobado que comer tomate tras beber alcohol reduce la inflamación en el hígado y también el número de unas proteínas que, cuando circulan en exceso por el organismo, pueden provocar trastornos hepáticos.
Y, lo que es más importante, para que se dé este efecto lo más recomendable es tomarlo como alimento. Los autores del informe han llegado a esta conclusión porque, de las tres formas en las que se administró tomate, la equivalente al alimento en crudo fue la que más beneficios generó.
El licopeno, por sí solo, no tiene el mismo efecto protector
“Para que se dé la protección hepática observada, todos los componentes del tomate (o, al menos, no únicamente los liposolubles) deben estar presentes”, destacan los investigadores en el informe.
Esta es, precisamente, una de las principales novedades del estudio. Investigaciones previas habían apuntado la importancia de los licopenos para reducir el riesgo de trastornos crónicos (de diversa índole), y se sospechaba que eran los principales responsables del efecto protector de los tomates. Pero si se administra solo el licopeno, sin el resto de componentes del alimento (polifenoles, zeaxantina, quercetina…), esta protección no se da.
Cuánto tomate debemos comer
Para que te beneficies del efecto protector de los tomates los autores del informe recomiendan comer 4 tomates medianos (de aproximadamente 125 gramos) o un tercio de taza de salsa de tomate (que equivale a unos 80 gramos). Opciones para tomarlo hay muchas: en gazpacho, en una ensalada con cebolla y unas olivas negras, cocinando un pollo al chilindrón…
Si prevees que vas a pasarte… tómalo antes
El hígado no es el único órgano que un exceso de alcohol puede acabar dañando. El cerebro también sufre mucho sus efectos y, en este caso sí, son los licopenos los que pueden ayudarte a protegerlo.
Así lo aseguran investigadores de la Universidad de Sydney (Australia). En su estudio han mostrado cómo, tan solo 15 minutos después de tomar dos bebidas estándar (que equivalen, por ejemplo, 200 ml de vino), las células del cerebro ya sufren daños en su ADN. Pero si estas células se tratan con licopeno antes de exponerlas al alcohol, los daños son mucho menores.
Aunque este estudio se ha llevado a cabo con células aisladas en laboratorio, y son necesarios más investigaciones al respecto, sugiere que los licopenos podrían tener un efecto protector también en nosotros.
Saca más partido a los licopenos
Para aprovechar al máximo los licopenos del tomate un reciente informe del Ciberobn (un centro de investigación español, vinculado al Instituto de Salud Carlos III, centrado en llevar a cabo estudios sobre obesidad y nutrición), publicado en Food Research International, muestra que la clave puede estar en elaborar un buen sofrito. Según la investigación, para aprovechar al máximo los licopenos de esta preparación y aumentar su presencia es básico que la cocción sea larga (de más de 60 minutos) y que la salsa esté elaborada, también, con cebolla.
“Lo que ocurre es que los licopenos se vuelven más biodisponibles o más fácilmente absorbibles cuando se cocinan, cambian su configuración y se absorben mejor”, explica a Saber Vivir Rosa María Lamuela-Raventós, una de las autoras del estudio.
Para no dañar los licopenos prepara la salsa a fuego lento
Pero una cocción que no sea adecuada puede dañar los licopenos, apunta la investigadora. “Hay que vigilar la temperatura de cocción, porque si son muy elevadas oxidan estos compuestos. Y la luz ultravioleta también favorece su degradación”.
Ya tienes dos buenas razones para comer tomate con frecuencia. Y no olvides que su efecto antioxidante es útil, también, para reducir el riesgo de sufrir varios tipos de cáncer.