Ni aceite de palma ni de maíz: la verdadera razón por la que los ultraprocesados dañan nuestra salud, según el Dr. Perry Wilson, investigador de Yale

Todos sabemos que el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados dañan nuestra salud. Lo que quizá no sepas es el mayor riesgo no es está en su proceso de elaboración o en algunos de sus conservantes. Un doctor de Yale ha alertado del verdadero peligro.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

Pareja comiendo pizza

Los alimentos ultraprocesados, como la pizza, poseen un elevado aporte de grasas saturadas.

iStock

Respecto a los alimentos frescos y naturales, los organismo oficiales de salud nos dicen lo mismo que podríamos decir nosotros a nuestros hijos: has de comértelo todo porque es muy sano. Y nosotros, como si fuéramos unos niños malcriados, no les hacemos caso.

Por muchas advertencias que haya, seguimos comprando y consumiendo alimentos ultraprocesados en unos grados preocupantes. No importa que los nutricionistas y médicos insistan en el daño que provoca su consumo y cómo aumentan el riesgo de un sinfín de enfermedades.

¿Qué es lo que no entendemos? Un investigador de la Universidad de Yale, el doctor Perry Wilson, ha estado analizando lo que se ha publicado hasta la fecha sobre los alimentos ultraprocesados. Ha llegado a una interesante conclusión, que puede abrirnos los ojos sobre el verdadero motivo por el que estos productos son tan perjudiciales.

Cómo identificar los más ultraprocesados

Lo primero que intentó discernir el doctor Wilson es cuáles son los alimentos ultraprocesados y cuáles son, en teoría, los más perjudiciales. A la primera pregunta hay una respuesta bastante intuitiva. Todos los alimentos que han sido manipulados en fábricas y tienen numerosos ingredientes son ultraprocesados.

Más o menos podemos intuir como consumidores qué alimentos son: bollería, cremas, platos preparados… Sin embargo, la respuesta no es tan sencilla. El doctor Wilson lo ejemplifica con la leche de almendras. Se considera ultraprocesada, pese a que sigue un proceso parecido al de la leche de vaca, que no lo es.

ALIMENTOS ULTRAPROCESADOS

Los ulraprocesados son ricos en grasas, azúcares y aditivos.

ISTOCK

Los nutricionistas nos han dado pistas para reconocer los productos poco recomendables: cuantos más ingredientes tenga, más probable es que sea poco recomendable. Especialmente si tiene muchos conservantes, colorantes e ingredientes que no entendemos.

El doctor Wilson ha explicado en un artículo en la revista Medscape que se han creado varias clasificaciones para valorar el nivel de procesamiento de los alimentos a partir de una serie de parámetros, por ejemplo la clasificación NOVA. De cara al consumidor tenemos el semáforo nutricional, que ha fracasado porque no se ha hecho obligatorio y una gran mayoría de empresas no lo utilizan.

¿Cuáles son los peores alimentos ultraprocesados?

Una forma de identificar los alimentos más dañinos es encontrar el ingrediente especialmente peligroso. En este aspecto, entre los más controvertidos están los aceites de baja calidad. “Los aceites de palma y de maíz son buenos indicadores de que un alimento está muy procesado”, apunta el doctor Wilson.

No obstante, un ingrediente solo no marca el riesgo de un alimento ultraprocesado. Es el conjunto de varios de sus ingredientes. Y si nos tomamos la molestia de investigar sobre cada ingrediente, tampoco será muy práctico. Una búsqueda en internet revelará casi seguro algún estudio en animales de laboratorio que confirma que ese conservante o ese colorante es potencialmente cancerígeno.

“Pero sinceramente no es así como nos están matando los alimentos ultraprocesados”, advierte el investigador de Yale. A su entender, la clave para conocer los ultraprocesados más peligrosos es encontrando los más apetitosos.

Porque ese es el gran riesgo. “La razón por la que son tan malos para nosotros es que son más fáciles de comer”, añade.

Cómo nos incitan a comer más

  • Los aditivos que se añaden a los ultraprocesados permiten que los alimentos duren más tiempo, por tanto, que los tengamos siempre a mano y en buenas condiciones. No se estropean.
  • Se les ha quitado la fibra al grano para que sean más fáciles de masticar y tengan mejor sensación en la boca.
  • Además se les añaden sales, especias, azúcar y aceites deliciosos en una combinación diseñada por científicos para que sean más adictivos. Cada bocado nos llena de dopamina, la hormona de la satisfacción, que nos incita a comer más y más.

“Un alimento fresco, incluso alguno que nos gusta mucho, podemos parar de comerlo sin problemas, con estos alimentos ultraprocesados no”, señala el doctor Wilson.

¿cómo podemos frenar su consumo?

Así nos engatusan. Hay una presión de marketing enorme, con anuncios y millones de puntos de venta para que los consigamos fácilmente. ¿Y el precio? Eso es lo peor. Cuanto más ultraprocesados más baratos son. Es verdad que hay más procesos y más ingredientes. Pero los ingredientes no son caros y la maquinaria industrial permite abaratar los costes.

Es por eso, apunta el doctor Wilson, que incluso entre dos tartas de queso poco recomendables, no sirve de nada un algoritmo que nos diga cuál es la menos mala. Al final, nos tentará la más rica y con mejor precio.

Este experto recomienda que seamos conscientes de estos peligros. Y sobre todo que seamos más estrictos con los niños, les demos menos chuches y les ayudemos a apreciar el sabor verdadero de la comida. Es la única manera de que pongamos freno a esta dieta insalubre.