En la antigüedad, el ayuno podía darse en la vida diaria de formas muy diversas. Por motivos religiosos, con la esperanza de curar una enfermedad, y hasta por falta de alimentos. Muchos expertos en dietética y nutrición echaron la vista al pasado, a épocas en las que los índices de sobrepeso y obesidad no eran tan alarmantes como en el presente, hallando en el ayuno intermitente un posible aliado.
Ahora que esta tendencia nutricional está a la orden del día, es hora de preguntarse cuáles son sus beneficios y sus posibles riesgos, y si realmente es posible mejorar la salud del corazón y del cuerpo, en general, por medio de esta restricción alimentaria. Y Harvard tiene la respuesta.
El ayuno intermitente
En la actualidad hay muchas formas diferentes de practicar el ayuno intermitente. Lo más habitual es limitar significativamente las calorías ingeridas durante un día completo. Por ejemplo, comiendo durante ocho horas al día y ayunando el resto de las horas. También puede hacerse determinando días de la semana en los que no se come o en los que se limita de forma drástica la ingesta calórica. Hasta hay métodos famosos, como el 5:2, en el que se come normal durante cinco días, peor se restringen calorías en dos días no consecutivos.
Todos estos medios de ayuno parecen, en principio, ser beneficiosos para la pérdida de peso. Pero para analizar de forma correcta la evidencia más reciente, tal y como explica Julie Corliss, editora ejecutiva de Harvard Heart Letter, es necesario agrupar el resultado de muchos ensayos aleatorios diferentes (en los que se conoce como metaanálisis), para luego hacer una revisión general de los mismos. Es decir, combinar los resultados de muchos metaanálisis diferentes y otros artículos de revisión.
Es esto, precisamente, lo que se hizo en la edición de abril de 2024 en la eClinical Medicine, y los datos son claros. El ayuno intermitente permite reducir la circunferencia de la cintura, la masa grasa, los triglicéridos, el LDL (colesterol “malo”), la insulina en ayunas y la presión arterial sistólica (el primer número en una lectura de presión arterial).
Los beneficios del ayuno intermitente
Las razones por las que el ayuno intermitente parece tener tantos beneficios para la salud parecen sencillas. Mientras se mantiene esta restricción alimentaria, se reduce la ingesta calórica semanal total, y, además, cuando no comemos durante periodos prolongados, el cuerpo cambia los carbohidratos como combustible y comienza a quemar la grasa almacenada.
Esto puede ayudar a mejorar los niveles de colesterol en sangre y otros factores de riesgo cardíaco. Y de esa forma, podemos concluir que el ayuno intermitente es bueno para la salud del corazón.
Posibles riesgos y consideraciones a tener en cuenta
El Dr. Armen Yerevanian, endocrinólogo del Hospital General de Massachusetts, afiliado a Harvard, informa sobre la seguridad general del ayuno intermitente. Sin embargo, esta restricción calórica puede presentar ciertos riesgos para las personas con diabetes que dependen de la insulina y otros medicamentos para reducir sus niveles de azúcar en sangre.
Aunque el ayuno no es peligroso para estas personas, es necesario que se realice una planificación cuidadosa con su médico para reducir el riesgo de sufrir una bajada de azúcar en sangre durante el periodo de restricción alimentaria.
Pese a este apunte, la principal desventaja del ayuno intermitente parece ser la baja adherencia que presenta en quienes lo practican. La mayoría de los estudios que se han realizado al respecto apenas duran entre 12 y 16 semanas y, como bien explica el Dr. Yerevanian, es más fácil seguir una dieta cuando te vigilan como parte de un estudio.
Hay esperanza, sin embargo. El citado doctor afirma que es más fácil seguir este patrón de restricción alimentaria si se acompaña de otros grandes cambios relativos a la salud y el estilo de vida. Llevar una dieta rica en vegetales, realizar ejercicio aeróbico de forma diaria e implementar cuidados preventivos en la rutina puede ser clave para convertir el ayuno intermitente en una herramienta segura y eficaz para mejorar la salud del corazón.