Cuando nuestros antepasados cavernícolas buscaban incansablemente alimentos para subsistir, sabían que los alimentos dulces eran una fuente rápida y poderosa de conseguir energía. Eso lo tenemos incrustado en el cerebro.
Por eso los dulces, de los simples caramelos hasta los postres más elaborados, son una delicia irrefrenable de todas las fases de nuestra vida. El azúcar activa una compleja red en diversas zonas del cerebro que están relacionadas con el placer y la recompensa.
“Su consumo genera estímulos similares a algunas drogas, lo que produce una necesidad irresistible de consumirla y adicción”, ha explicado el cardiólogo Aurelio Rojas.
La adicción al placer dulce
Cuando tomamos algo dulce, las papilas gustativas de la boca envían señales al cerebro. En este proceso se libera un neurotransmisor que seguro que te suena: la dopamina. Esta hormona nos hace sentir bien y también se implica en pensamientos de motivación y placer.
Puede que a los cavernícolas les fuera útil, sin embargo en el mundo moderno, donde el azúcar está presente en casi todos los alimentos procesados (los fabricantes saben bien cómo atraernos) ya no. Este sistema de recompensa juega en nuestra contra y nos lleva a un consumo excesivo.
Y no solo eso, también hay estudios que han comprobado que el consumo repetitivo de azúcar cambian las conexiones neuronales y cada vez necesitamos más para sentir la misma satisfacción.
El efecto energizante que produce los dulces también es engañoso. El pico de glucosa cae tan rápido como ha subido y nos falta más.
En resumen, “se genera una sensación incontrolable de consumirla similar a lo que sucede con algunas drogas”, subraya el doctor Rojas.
Cómo afecta a nuestro cuerpo
“Sabemos que el consumo de azúcar refinada es altamente perjudicial y uno de los principales factores que genera enfermedad cardiovascular, problemas de salud mental y cáncer en el siglo XXI”, ha resumido este especialista.
- Varios estudios han visto problemas de memoria y un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
- El consumo constante de azúcar puede llevar a resistencia a la insulina, lo que aumenta el riesgo de diabetes.
- Impacta en el estado de ánimo. “Crea ansiedad y dificultad para dormir; estrés y cansancio”, dice el médico.
- Daña tus dientes. El azúcar es el mejor alimento para las bacterias que provocan la caries y dañan el esmalte de los dientes.
- Facilita el sobrepeso. Los dulces son muy calóricos. Sumados a su necesidad constante, son un camino habitual hacia la obesidad.
Di no al azúcar con estos consejos
Pero hay buenas noticias. “Di no al azúcar y estos cambios que enferman tu cuerpo y tu mente comenzarán a desaparecer en tan solo una semana”, nos dice el doctor Rojas.
Reducir la ingesta de azúcar no significa eliminar por completo el placer de comer. Aquí hay algunos consejos respaldados por médicos nutricionistas para lograr un equilibrio saludable:
- Identifica fuentes ocultas de azúcar. El azúcar no solo está en los postres. Alimentos como salsas, panes, cereales y yogures suelen contener azúcares añadidos. Lee las etiquetas y reconoce otros sinónimos de azúcar: glucosa, sacarosa, dextrosa, melaza, lactosa...
- Reduce progresivamente. Dejar el azúcar de golpe puede ser difícil y contraproducente. En su lugar, intenta reducir gradualmente la cantidad. Por ejemplo, si tomas dos cucharaditas de azúcar en el café, empieza a usar una.
- Opta por alternativas saludables. Cuando tengas antojo de algo dulce, elige frutas frescas. Estas contienen azúcares naturales, que no son perjudiciales. También puedes experimentar con endulzantes naturales como la stevia o el eritritol.
- Hidrátate bien. A veces confundimos la sed con hambre o antojos de azúcar.
- Evita tentaciones. No tengas los dulces en casa. Será más fácil resistir la tentación. Llena tu despensa con opciones saludables como nueces, semillas y frutas deshidratadas sin azúcar añadida.
- Planifica tus excepciones. No necesitas eliminar los dulces por completo. Planea con antelación los momentos en los que te darás un capricho y disfrútalos sin culpa, siempre en porciones moderadas.
- Recuerda este artículo. Ser consciente de que estás ante un tipo de droga y sus efectos negativos, te ayudarán a perseverar en tu nueva actitud.
“Somos lo que comemos”, nos recuerda el cardiólogo Rojas.