La industria alimentaria es eso: una industria. Se dedica a fabricar para vender y tener beneficios en un mercado competitivo. Hay que conseguir atraer al consumidor hacia el producto. El problema es que los que más se movilizan para hacerlo no son las empresas que tienen los productos más saludables, sino todo lo contrario.
Esto, que es una normal general de esta industria, es especialmente llamativa en el caso de los productos destinados a los niños y adolescentes. Ocupan las partes más amplias, visibles y llamativas de los supermercados. Además, cuando se empezó a llamar la atención sobre los perjuicios que suponía, las empresas se las arreglaron para ocultar en lo posible los ingredientes reales dañinos.
Es lo que critica la doctora Isabel Sánchez Claros, máster en nutrición y experta en microbiota, que aboga por una alimentación equilibrada y consciente, en especial hacia nuestros hijos.
El exceso de azúcar es adictivo
El azúcar tiene un poder adictivo. Nuestro cerebro primigenio la percibe como una fuente rápida y fácil de energía y nos impulsa a consumirla. En épocas prehistóricas podía tener una razón de ser. En el mundo moderno no. El cerebro adulto puede llegar a saber frenarse. No el de un niño.
El azúcar les hace sentirse más nerviosos y excitados. Eso hace que la sensación de dependencia aumente. También se vuelven más impulsivos. La doctora Sánchez Claros pone el ejemplo del momento de la tarta de un cumpleaños.
"Parecen querer comérsela rápidamente como si fuera algo que van a perder. Es porque ese azúcar les genera un refuerzo positivo muy fuerte", ha explicado la experta en La Vanguardia.
El consumo de azúcar "es como un bucle del que no podemos salir", dice. Cuando hemos tomado mucha nos ha provocado un pico de insulina. Tan pronto como ha subido baja. Y a la hora queremos volver a tener otro chute. "Más consumes, más quieres".
Atención especial a los yogures
Por eso hay que intentar que los niños se acostumbren al sabor natural de los alimentos. La gran mayoría de los productos para ellos, incluso los salados, incluyen algún tipo de azúcar para potenciar y mejorar el sabor.
Uno de los sectores especialmente llamativos es el de los lácteos. Sobre todo, porque es de los primeros alimentos procesados que le incluimos en la dieta. "No necesitamos esos yogures azucarados que van a hacer que el niño se acostumbre a ese sabor extra dulce y además les crea adicción", insiste la doctora.
El yogur infantil ha de ser el natural, sin ningún tipo de aditivo. Es solo leche y cuajo lácteo o fermentos lácteos. No debe contener nada más. Ese es el sano. En cuanto lleva colorantes, azúcares o edulcorantes estamos educando mal el gusto del pequeño.
El daño puede ser incluso mayor. El empezar a desplazar alimentos naturales por procesados acelera el riesgo de tener problemas de obesidad y de diabetes en un futuro.
fíjate en el tipo de galletas que compras
La doctora Sánchez Claros señala también las galletas como otro de los alimentos peligrosos. La publicidad engañosa destaca aspectos como “ricas en fibra” o “multivitamínicas” para tratar de convencerte de que estás dándoles lo mejor.
La realidad hay que descubrirla en la etiqueta de ingredientes, esa con letra tan pequeña y difícil de encontrar.
Allí verás que la aportación en fibra puede ser mínima o que las vitaminas son añadidas y no compensan la cantidad de grasas de baja calidad y harinas refinadas que también incluye el producto. Las galletas infantiles suelen tener como primer o segundo ingrediente azúcar y azúcar.
Lo que pasa es se esconde tras otros nombres como dextrosa, sacarosa o maltodextrina. O, peor aún, sustituir azúcar por edulcorantes, que afectan a la microbiota intestinal, como el sorbitol, manitol y cualquiera acabado en ‘ol’.
Qué otros productos debes vigilar
En la lista de productos desaconsejados, no pueden faltar la gran mayoría de zumos de frutas envasados, que básicamente son agua con azúcar, y los refrescos con gas.
También los chocolates. El chocolate en sí no es malo. Lo que ocurre es que lo que nos venden como chocolate es azúcar y leche y un tanto porciento bajo de cacao. El chocolate auténtico es el que tiene al menos un 75% de cacao.
La doctora también ha enfatizado su preocupación por el consumo de los snacks entre los niños y adolescentes. Los gusanitos, ganchitos, fritos y aperitivos similares son otra vía importante hacia una mala educación del gusto.
Tiene potenciadores de sabor, sobre todo glutamato monosódico. Son una fuente de calorías vacías, sin nutrientes adecuados.