Se tiende a pensar que si necesitamos glucosa para tener energía, cuanta más glucosa, más energía, con lo que deberíamos comer más alimentos dulces. Pero la realidad no es esta. Así nos lo explica la bioquímica Jessie Inchauspé, autora del bestseller internacional "La revolución de la glucosa". "Una planta necesita agua para vivir, pero, si la riegas demasiado, se muere". Por lo mismo, tomar demasiada glucosa generará lo que conocemos como "picos de glucosa" con los que notaremos sus perjudiciales consecuencias.
Estos picos y caídas a lo largo del día afectan a la concentración y provocan ataques de hambre o antojos. Además de sentirnos más cansados, sentirás preferencia por alimentos calóricos. Así pues, sufrir picos de glucosa hace que comas más y también favorece que ese exceso de azúcar en sangre se transforme fácilmente en grasa. Como no queremos esto, hay que vigilar especialmente con los alimentos que etiquetamos como hidratos de carbono o carbohidratos. Especialmente, a primera hora de la mañana.
EL HÁBITO DE CADA MAÑANA QUE PUEDE ESTAR PROVOCÁNDOTE PICOS DE GLUCOSA
Como veníamos diciendo, en alimentos con almidón como el pan, la pasta, el arroz o las patatas y la comida dulce como la fruta, los dulces y los postres, son donde se encuentra principalmente la glucosa. A pesar de que se haya dado por sentado durante muchos años que son necesarios para nuestro desayuno, ya que es importante dar energía al cuerpo, resulta ser justo lo opuesto.
Por mucho que un desayuno dulce nos aporte placer porque segrega dopamina al cerebro, no es la mejor opción para recibir energía. Si desayunas dulce, debes saber que desencadena un pico de glucosa que resta capacidad al cuerpo para producir energía de forma eficaz, lo que provoca que nos sintamos más cansados durante el día. Además, un pico de glucosa tras el desayuno hace que tengamos hambre antes y también más antojos, con lo que se desregularán los niveles de glucosa para todo el día.
La clave para tener unos niveles de glucosa estables durante el día es empezarlo con un desayuno salado. "Si estabilizas el desayuno, todo el día irá mucho más fluido. Puedes comer lo que te dé la gana el resto del día. Y si tienes antojos, no intentes reprimirlos. Come lo que quieras. Te darás cuenta de que, a medida que tus niveles de glucosa se vayan estabilizando con este nuevo truco, tus antojos irán disminuyendo de forma natural", aclara la bioquímica Jessica Inchauspé.
DESAYUNO SALADO: LA MEJOR OPCIÓN PARA EMPEZAR EL DÍA
El desayuno salado es el pilar de un día con niveles estables de glucosa. Si te aseguras de un desayuno así, podrás comer lo que te dé la gana el resto del día. "Te darás cuenta de que, a medida que tus niveles de glucosa se vayan estabilizando, tus antojos irán disminuyendo de forma natural", detalla Jessica Inchauspé. Pero un desayuno salado no quiere decir comer embutido. Estas son las claves de lo que debe incluir:
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- Con proteína. La proteína es el pilar central de un desayuno salado porque sacia y ayuda a mantener la glucosa estable. Incluye en tu desayuno yogur griego, tofu, atún, queso, frutos secos, semillas huevos, pavo...
- Contiene grasa. Puedes utilizar aceite de oliva o mantequilla para preparar los huevos, comer unas rodajas de aguacate o agregar almendras o semillas de chía al yogur griego. Jessica Inchauspé nos recomienda yogur griego con un 5% de materia grasa en lugar de desnatado. La razón es que al metabolismo le cuesta más procesar las grasas (deben ser grasas buenas) para convertirlas en energía para las células, y eso evita los picos de glucosa.
- Fibra siempre que sea posible. La fibra ralentiza el paso de los azúcares al torrente sanguíneo. Por muy difícil que parezca incluirlas en el desayuno, las verduras como las espinacas, el tomate, el calabacín, el chucrut o la lechuga, junto a los huevos revueltos, son una comida de diez.
- Adiós dulce, salvo la fruta entera. La experta desaconseja la fruta deshidratada, los zumos de fruta, la miel, el ágave u otros azúcares. Solo se permite la fruta entera y de forma opcional. Evita siempre el dulce por las mañanas para que los niveles de glucosa permanezcan estables. El resto del día sí se puede comer dulce.
- Almidones de forma opcional. Si no puedes aguantar las ganas, se permite incluir algo de pan, patata o tortilla de maíz en el desayuno.