¿Por qué recordamos unas cosas y otras no? Los mecanismos de la memoria se van descubriendo poco a poco. Por ejemplo, hay evidencias de que uno de los elementos que nos permite retener mejor los recuerdos es cuando están enlazados con una emoción.
No recordamos lo que hicimos ayer, pero sí algo del pasado que nos alegró mucho. Y más aún si fue un evento negativo, por ejemplo un momento vergonzoso o cuando te enteraste de la muerte de un familiar. Eso es porque los recuerdos enlazados con emociones negativas parece dejar más imprenta.
Un grupo de investigadores canadienses han desentrañado una explicación con evidencias científicas: el estrés altera nuestra memoria de una manera especial.
Cómo afecta el estrés al recuerdo
Si vas a recoger un premio y tropiezas tontamente sintiéndote ridículo, cada vez que revivas el momento o vivas una situación semejante te dará estrés. Eso es porque tu cerebro asocia el momento con esa mala experiencia.
En un estudio que acaban de publicar estos investigadores han comprobado que las hormonas del estrés, el cortisol, provocan una reacción en cadena en la amígdala, que es la zona del cerebro más relacionada con las emociones. Ese reacción hace que un recuerdo se generalice y amplíe.
¿Qué significa eso? Pues, por ejemplo, que una persona que vivió un tiroteo se estrese y asuste ante cualquier petardo. O que quien tuvo un accidente lo reviva cada vez que un coche toca el claxon.
“Empezamos a entender cómo el estrés afecta a los recuerdos aversivos (los traumáticos o negativos) y hemos identificado los mecanismos de enlaces neuronales que provocan estos cambios”, ha explicado la doctora Sheena Josselyn, profesora de la Universidad de Toronto y coautora del estudio. Ya se sabe el circuito del estrés postraumático.
Soluciones al estrés postraumático
La parte práctica de esta investigación es que permite buscar soluciones para aquellas personas cuyos recuerdos dramáticos han acabado afectando su calidad de vida con un estrés constante.
“Un poco de estrés es bueno, es lo que te levanta por la mañana cuando suena la alarma, pero demasiado estrés puede ser debilitante”, añade la doctora Josselyn. “Sabemos que las personas con trastorno por estrés postraumático dan respuestas temerosas en situaciones seguras y hemos encontrado la manera de reducir estas respuestas”.
Hay medicamentos que permiten bloquear la liberación de cortisol o inhibir algunos receptores del estrés. Ahora que ya saben dónde actuar y ante qué. Esto permitiría a la memoria recuperar su manera normal de funcionar.
Conviene aclarar que hasta el momento las investigaciones se han realizado con ratones. Sin embargo, los autores consideran sus resultados bastante sólidos porque el mecanismo neurológico es muy similar. Y además, el medicamento que sería útil para frenar el estrés postraumático es la metirapona, que ya está aprobado en España.
Cómo se ha investigado el recuerdo
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores pusieron a prueba a un grupo de ratones de laboratorio. Primero les enseñaron que cuando suena un pitido determinado se activaba una descarga eléctrica que les hacía daño.
Los ratones acabaron entendiendo que cuando sonaba ese pitido sufrían. Cuando era otro tipo de pitido, no. Sin embargo, cuando un grupo de ratones fueron sometidos a situaciones estresantes previamente, ya no supieron diferenciar y se quedaban paralizados en estado de alarma ante cualquier pitido.
Este descubrimiento es un primer paso. Los autores señalan que hay aspectos que quedan por desentrañar. Por ejemplo, parece que los traumas son más fuertes en cerebros en desarrollo, los de los niños. No saben por qué. También quieren saber si este mecanismo de estrés se da en situaciones positivas.
¿Y si los nervios te dejan en blanco?
Entonces, si la memoria se generaliza, ¿por qué la gente no recuerda los momentos antes de sufrir un accidente? Los neurólogos explican que este es otro tipo de mecanismo.
Es lo que se conoce como amnesia disociada. El cerebro es capaz de bloquear el instante exacto de ese trauma muy negativo para protegernos del sufrimiento emocional. En este caso la amígdala bloquea la formación de recuerdos.
Lo que han investigado ahora tampoco tiene una relación directa con otro problema frecuente: los nervios nos dejan la mente en blanco antes de un examen o de hacer una conferencia.
En este caso lo que ocurre es que se nos agolpa toda la información que tenemos que dar y se bloquea como una multitud al querer salir por una puerta.