Los consejos de una oftalmóloga para ponerse las gotas en los ojos de forma efectiva y fácil: "doy una forma que creo muy sencilla"

No todo el mundo sabe ponerse bien las gotas en los ojos, ya sea para hidratarlos o para aplicar alguna medicación. Además de que existen falsas creencias sobre la cantidad que necesitas y el tiempo que ha de permanecer la gota en el ojo. Una oftalmóloga lo explica.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

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Una oftalmóloga explica un sencillo método para que ya no te cueste ponerte las gotas.

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Hay personas que son capaces de meterse el dedo en el ojo con el párpado abierto (algo en absoluto recomendable) y otros que cierran el ojo en cuanto notan la mínima aproximación. Esa disparidad de sensibilidades la conocen bien los oftalmólogos, que han creado varios trucos para poder atender a los pacientes.

La doctora oftalmóloga Ludmila García es una gran divulgadora y comparte en redes sociales alguno consejos muy útiles para poder cuidar nuestra vista. Uno de los más aplaudidos es precisamente sobre la forma en la que conviene ponerse las gotas para los ojos.

En lugar de pedir que te lo haga alguien, su método es mucho más fácil y que va a permitir que te las apliques tú mismo sin temor. “Hay gente que lo tiene muy claro y se las pone sin problemas, para el resto yo doy una forma que creo muy sencilla”, explica.

Cómo ponerse las gotas de ojos

Lo primero es que tengamos las manos limpias para que no haya el mínimo riesgo de infectar el ojo. Si las gotas son para el tratamiento de alguna infección ya existente, con mayor razón para no complicar el problema.

La clave aquí está en hacerlo ante un espejo”, apunta la oftalmóloga. Por supuesto conviene que también haya una buena iluminación para ver bien lo que hacemos. Puedes hacerlo de pie o sentado. Ella lo hace de pie. Siguen tres pasos muy simples:

  • Bajar el párpado estirando con el dedo índice desde la zona de la ojera. De esta forma dejas espacio para la gata.
  • Mirar de lado. Acercas el gotero a esa zona de abajo, sin tocar y colocas la gota. Eso asegura que la gota esté en la zona correcta y sin riesgo de infección. Hay quien cierra el ojo para que se distribuya la gota. No es necesario, con el parpadeo ya lo hace.
  • Oprime el lagrimal. Luego con el dedo índice se comprime durante un minuto el punto lagrimal. “Esto va a hacer que la gota esté mucho más tiempo en contacto con la superficie del ojo”, explica.

Por qué comprimir el lagrimal

Hay ocasiones en que comprimir el lagrimal tiene otra importante función. Ayuda a que la gota no pase al torrente sanguíneo. “Si dejamos la gota, una vez baja a través de la nariz pasa al torrente sanguíneo -explica la doctora-. Y hay casos en que no queremos que pase.” Esta es la forma de evitar que se absorba.

¿A qué casos se refiere? En el vídeo no lo explica porque son diversos y muy puntuales. Eso te lo aconsejará tu especialista cuando lo visites si es necesario.

Suelen ser medicamentos que pueden tener efectos secundarios fuera del ojo. Por ejemplo, es habitual con gotas para tratar el glaucoma. La mayoría de tratamientos no es necesario tanta precaución. Y por supuesto cuando se trata simplemente de gotas de agua salina para hidratar y evitar la sequedad ocular no hay ningún problema.

Con una sola gota basta

Si no te especifican otra indicación, con una sola gota basta para el tratamiento. “Sale mucha gota -dice la oftalmóloga-. Mucha más cantidad de la que vas a necesitar.” Por eso hay una parte que va a quedar en el ojo y otra parte que se va a perder.

No nos hemos de preocupar por la que se pierde porque ya está pensado para que sea así. En los tratamientos oftalmológicos ya hay suficiente ingrediente activo para que haga su efecto. “Así que con una gota que te coloques es suficiente”, insiste la doctora García.

Su método es especialmente útil para los que tienen dificultades con los goteros porque, como comprobarás, al ladear la cara y mirar de reojo se pierde en parte el miedo. Además, dejas suficiente espacio para que entre la gota.

No está ni muy lejos para que la gota se pierda o cierres el párpado cuando va a caer, ni excesivamente cerca como para que toques con el gotero el ojo o la pestaña y te arriesgues a contaminarlo.

Mirarse en el espejo y acercar bien el gotero hace toda la diferencia”, confirma.

Por último, la doctora admite que las personas que tienen mucha graduación no pueden seguir este método porque les va a ser difícil acertar. En este caso no queda otra que probar a ojo (nunca mejor dicho) o pedir que te las pongan.