Que las manos se queden dormidas es algo sumamente frecuente y la mayoría de las veces se debe a una mala postura. Al adoptarla, se comprimen ciertas áreas y la sangre no fluye adecuadamente por ellas, dando lugar a ese síntoma.
En ocasiones se debe a la posición que adoptamos al dormir. Las posturas que con más frecuencia pueden ocasionar que se duerman las manos son descansar sobre el brazo o sobre la mano, o mantenerla entre las piernas.
Durante el día, las malas posturas o estar mal sentado o con las manos mal apoyadas o levantadas durante un tiempo largo (al sostener un libro, el teléfono móvil o la tableta, por ejemplo) son las situaciones más habituales que provocan el adormecimiento de las manos.
Pero igualmente ocurre por una postura inadecuada del cuello: esa posición forzada provocará espasmos y contracturas musculares en la zona cervical que, finalmente, “adormecerán” las manos.
¿Que es lo que sucede? El cuerpo nos está avisando de que un nervio ha quedado comprimido con una leve sensación de hormigueo. Es lo que los médicos llamamos parestesias, que también pueden ir acompañadas de pinchazos y dolor.
Cómo actuar ante el hormigueo de manos
Es importante reaccionar ante los primeros signos. En cuanto notemos el comienzo de ese hormigueo, esas parestesias, lo más importante es cambiar de postura y realizar movimientos de descompresión como mover el cuello, hacer rotaciones suaves con las muñecas y los hombros, o abrir y cerrar las manos estirando bien todos los dedos.
Los estiramientos y los automasajes también pueden ser de ayuda. Otra opción es sumergir la mano en aguao colocarlas como si estuviéramos rezando al tiempo que movemos los dedos también funciona.
Qué causas pueden provocarlo
Las situaciones siguientes pueden originar igualmente que notemos las manos adormecidas.
Falta de nutrientes
Tomar pocas vitaminas del grupo B, sobre todo de B12, puede provocar ese entumecimiento. Esas personas también suelen notar debilidad muscular generalizada.
¿Quienes tienen que vigilar más esta deficiencia? Las personas que beben mucho alcohol, los veganos y quienes sufren gastritis crónica atrófica, enfermedad de Crohn, celiaquía, síndrome de malabsorción o hipotiroidismo.
Las mujeres que usan anticonceptivos hormonales y quienes siguen un tratamiento con metformina (un fármaco para tratar la diabetes) también pueden caer en ese déficit.
Una hernia discal
Si los discos amortiguadores que hay entre las vértebras de la columna se desgastan o se rompen, acaban desplazándose hacia la raíz nerviosa, presionándola y provocando un dolor que se irradia al brazo, las manos y los dedos, que pueden quedar adormecidos.
Artrosis cervical
Cuando hay un desgaste importante en la columna cervical (osteoartrosis), las superficies articulares de las vértebras dañadas van formando unas protuberancias óseas llamadas osteofitos.
Estos comprimen a los nervios en su salida desde la médula, provocando el adormecimiento de manos.
Diabetes mal controlada
La diabetes suele dar lugar a un daño en los nervios, que es más frecuente en los miembros inferiores, pero también puede aparecer en las manos, provocando síntomas como hormigueos, pérdida de sensibilidad y adormecimiento.
Migraña
El dolor de cabeza “avisa” en algunos casos con destellos de luz, puntos ciegos (mala visión) y sonidos en reverberación. A esos trastornos sensoriales se los denomina “aura” y, en algunos casos, se les une el hormigueo y adormecimiento de manos.
Conviene consultarlo con un médico porque pudiera tratarse de un tipo de migraña llamada hemipléjica y que debe ser controlada.
¿Y Si duelen los dedos?
Si además de adormecimiento hay dolor, seguramente se trate de un atrapamiento del túnel carpiano. En este caso, suelen estar afectados los dedos pulgar, índice, medio y anular.
Este síndrome aparece cuando se estrecha este túnel de la muñeca al inflamarse los tejidos que rodean los tendones flexores, que comprimen el nervio mediano.
Es más frecuente en mujeres y en aquellas profesiones con actividades repetitivas de la mano y la muñeca.
Otra de las diferencias es que los síntomas aparecen poco a poco, y suelen ir empeorando y haciéndose más frecuentes y persistentes. Son más comunes por las noche al dormir con la muñeca flexionada.
Es importante acudir al médico cuanto antes para evitar su progresión.