Tener poca vida social puede hacer que las heridas se curen más lentamente. Lo asegura la Universidad Estatal de Ohio (EE UU) y, aunque el experimento se ha hecho con ratones, sus conclusiones se pueden aplicar también a las personas por nuestras similitudes orgánicas con los roedores.
Lo importante es que pone de manifiesto que no solo la genética (o la naturaleza de la herida) determina cómo nos curamos de un rasguño.
La evidencia científica ha demostrado además que hay otros factores que también influyen, como por ejemplo el estrés, y que, por ser externos o incluso “ambientales”, pueden controlarse. Sin embargo, en la mayoría de casos, los científicos no han llegado a tener todas las respuestas sobre el porqué de esa influencia.
Cómo nuestro cuerpo cura una herida
En el cuerpo no hay nada que quede “hueco” y aquello que pudiera estarlo (como el espacio que hay entre los órganos), se rellena con el denominado tejido conjuntivo, que sostiene y une a todo lo demás.
Ese tejido, que está constituido, entre otras sustancias, por una proteína que recibe el nombre de colágeno, también es el que cubre el hueco que deja una herida.
El colágeno es la proteína que "repara" las heridas
Cuando esta se produce, unas células llamadas fibroblastos fabrican el colágeno necesario para formar la cicatriz con la que quedará “reparada”.
Algunos culpables de que no cicatricemos bien
Se tiene constancia de que el tabaco, algunos medicamentos o carencias vitamínicas entre otros factores pueden ser responsables de que el proceso de formación de la cicatriz no se lleve a cabo correctamente. Debemos vigilar con:
1. El estrés
Lo que les sucede a los ratones del experimento anterior es que la soledad les genera estrés. Y cuando este nos invade (también a las personas), el cuerpo segrega sustancias corticoides que alteran el ADN de las células, es decir, las “instrucciones” según las cuales esas células deben funcionar.
En el caso de los fibroblastos, la consecuencia es que dejan de producir colágeno como deberían hacerlo y, por tanto, el proceso de cicatrización se vuelve más lento.
2. Ciertos fármacos
Esas sustancias que el organismo segrega ante el estrés también se fabrican mediante procesos químicos en los laboratorios para crear fármacos denominados, precisamente, corticoides (se usan, por ejemplo, para aliviar una urticaria).
Los corticoides hacen que se fabrique poco colágeno, por lo que se cicatriza más lentamente
Es lógico, por tanto, que estos medicamentos hagan más lenta la cicatrización. También los antiinflamatorios y los anticoagulantes provocan que a una herida le cueste más curarse.
3. La obesidad, el colesterol, la hipertensión o la diabetes
La diabetes, el sobrepeso y cualquier enfermedad metabólica (colesterol, hipertensión...) impiden que trabajen a pleno rendimiento unas sustancias que, cuando se produce una herida, dan a los fibroblastos la señal de que se pongan a fabricar el colágeno necesario para “taparla” con una cicatriz.
4. El tabaco
En este caso, el retraso en la cicatrización tiene que ver con la mala circulación.
La nicotina hace que las arterias se estrechen y entonces pasa menos sangre por ellas. En consecuencia, llega a los tejidos menor cantidad de oxígeno y este, para los fibroblastos en concreto, es la “gasolina” que les permite trabajar. Si les llega poco, reducen su producción de colágeno.
Una mala oxigenación de la sangre también provoca una menor formación de colágeno
Por ello, los enfermos fumadores que vayan a operarse deberían abandonar su hábito al menos la semana anterior y también la posterior a la fecha de la intervención.
5. La falta de deporte
Ha quedado demostrado que realizar actividad física de forma regular acelera la cicatrización.
También tiene que ver, como en el caso del tabaco, con la circulación: entrenar de forma regular la mejora, haciendo que llegue más oxígeno (más “combustible”) a los fibroblastos, que de esta forma maniobran mejor.
Lo que comes influye en las heridas
La dieta que sigues también influye en que tus cicatrices se cierren mejor o peor. Ciertas vitaminas y minerales y las proteínas son determinantes:
La falta de vitaminas A y C, y de zinc
Igual que el oxígeno viene a ser el “combustible” que los fibroblastos necesitan para trabajar, las vitaminas A y C y el zinc son como la materia prima que les hace falta para convertirla, con su labor, en colágeno.
- Hay personas a las que tomar suplementos (previa consulta médica) de esas sustancias les ayuda a cicatrizar.
Una carencia de proteínas
La falta de proteínas se denomina hipoproteinemia y puede pasarle a los vegetarianos estrictos, ser consecuencia de llevar cualquier otro tipo de dieta muy desequilibrada o tener que ver con algunas enfermedades renales.
Y cuando en la sangre no hay suficientes proteínas, los fibroblastos no pueden producir el colágeno necesario para cubrir con él una herida.
Cómo actuar ante una herida
Lo ideal si te lesionas es actuar siguiendo estos cuatro pasos:
- Limpiar bien la herida con agua para eliminar de esa forma cualquier resto.
- Secarla luego a conciencia.
- Aplicar un producto antiséptico para evitar infecciones.
- Después, es mejor dejarla evolucionar al aire, sin tapar.
Piensa que las heridas evolucionan mejor cuanto más tiempo pasa la persona en ambientes con una humedad equilibrada. Y es que el agua interviene en la acumulación de colágeno.
A las heridas les perjudica el exceso de humedad y la sequedad exagerada
Es un tema de tensión. Si una herida queda encharcada, por ejemplo en el agua con la que se enjuaga o con la misma sangre, ese colágeno pierde su capacidad de tensionar y acercar los bordes de la herida.
Pero si la sequedad es alta, en cambio, los tejidos están entonces demasiado tensos y el colágeno debe trabajar mucho más para unir lo que se ha separado.