Las dos bebidas que tienes que evitar este verano para no engordar

Si quieres mantener el peso a raya en verano también hay que vigilar lo que bebemos. Hay dos bebidas en concreto a las que hay que prestar especial atención. Entran muy fácilmente y no somos conscientes de hasta qué punto nos aportan calorías de más.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

Bebidas terraza

Algunas bebidas pueden fastidiarnos la dieta especialmente.

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La hidratación es importante y especialmente necesaria en verano, porque perdemos más líquidos. No es solo el calor y que solemos hacer más actividades físicas. También socializamos más, hablamos más y no te puedes ni imaginar la cantidad de líquido que se va por la boca.

La solución es sencilla y la naturaleza nos lo pone fácil. Además de beber más, hay una gran cantidad de alimentos ricos en agua que están en plena temporada, como el tomate, la sandía o el melón. Si los incluimos en nuestra dieta, conseguiremos equilibrar nuestras necesidades de líquidos.

Estos alimentos además son bajos en calorías, por lo que no suponen un gran peligro a la hora de mantener nuestra figura. Respecto a las bebidas, la historia es diferente. Cuidado con ellas, porque a veces son un caballo de Troya en nuestra lucha por tener la cantidad de calorías controladas.

Atención con las bebidas que tomamos

Los nutricionistas lo tienen como un mantra: “Cuidado con las bebidas que tomamos y más cuando el calor aprieta y tenemos mucha sed”.

El comentario es frecuente porque todos sabemos cuál es la bebida que hay que tomar sin ningún reparo: agua. Seamos sinceros, ¿es lo que más nos apetece y lo que más pedimos cuando queremos beber?

El verano es época de encuentros, de salidas a las terrazas, de vacaciones y comidas fuera de casa. Todo invita a cambiar los hábitos y es fácil que no tengamos de pedir una simple botella de agua para acompañar la reunión.

Bebemos más por el calor y socializamos más. “Las terrazas se llenan. Se pone fin a los meses de esfuerzo de la ‘operación bikini’, describía la nutricionista Ana Belén Ropero, profesora de la Universidad Miguel Hernández.

Las bebidas que más engordan

A veces precisamente el pedir agua se convierte en la excusa perfecta para que creamos que ya hacemos lo correcto y pidamos sin remordimiento “una copita”, “un vermut de aperitivo” o “una cervecita” simplemente para ir abriendo el apetito.

Al final el agua se va a quedar en la mesa o tomaremos apenas algún sorbo. Nos centraremos en esas otras bebidas. Los nutricionistas señalan que las bebidas alcohólicas son una de las principales causas de que nos pasemos en la dieta.

 El alcohol son calorías vacías. No nos aportan nutrientes beneficiosos. Además, nuestro metabolismo hace que el alcohol se transforme en más calorías que otros nutrientes, como los hidratos de carbono o las proteínas.

Un tercio de cerveza o una copita de vino generan las mismas kilocalorías que media tostada con tomate”, ejemplificaba la profesora Ropero, coautora de un artículo en The Conversation.

Por descontado, el alcohol no tiene ni la fibra ni la proteína de la tostada. Además, cuando tomamos la copa de alcohol es en un contexto de ocio y descanso. Salvo que estés en una fiesta bailando, esas calorías no se van a quemar. Se irán directamente a fastidiarnos la línea.

La otra bebida a la que poner veto

Esto nos lleva al otro posible error que se comete en cuanto a las bebidas. Si no tomamos alcohol nos pasamos a un refresco. Pero, ojo, porque esta alternativa tiene sus propios riesgos.

El azúcar añadido que llevan es enorme, a veces camuflado con otros nombres como sacarosa o fructosa. Y, como el alcohol, prácticamente son calorías vacías.

El azúcar refinado apenas tiene propiedades nutritivas. Ni vitaminas, ni minerales, ni fibra (solo el azúcar no refinado tiene fibra y poca).

El resto del refresco son colorantes y aromatizantes. Como no aportan apenas ni fibra ni nutrientes, te llenan de agua pero no sacian. Al poco tiempo vuelves a notar el estómago vacío y tendrás ganas de comer.

¿Podemos tomar refrescos light?

Para mantener la línea, se suele optar por la variante light o zero de los refrescos. “Si has estado atento a as noticias científicas de los últimos meses, tampoco te sorprenderá que no las recomendemos”, puntualiza la nutricionista Ropero.

La Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer ha hecho un informe sobre uno de los edulcorantes más utilizados en los refrescos, el aspartamo, que es demoledor. Hay indicios de que provoca cáncer. Recomienda ponerlo en cuarentena hasta que otras investigaciones confirmen este punto.

Además, otros estudios también han comprobado que los refrescos con este y otros edulcorantes tampoco sirven para perder peso. Y su uso prolongado puede provocar problemas digestivos.

Cuáles son las alternativas saludables

Parece que hemos liquidado todas las opciones de bebidas y tampoco es eso. Para empezar, no hay que ser talibanes de la dieta. Un día puedes salir y tomar una copa y no va a cambiar nada. Lo que no conviene es que sea un consumo habitual.

Además del agua, también tienes otra opción muy recomendable: el agua con gas. No es cierto que hinche o que perjudique la digestión. Las burbujas de gas se descomponen en cuanto llegan al estómago.

Puedes optar por las infusiones, que en verano están deliciosas frías. Por ejemplo, un café con hielo.

La cerveza sin alcohol tampoco está mal y aporta menos kilocalorías que la versión con alcohol”, añade la nutricionista.