Vivir con más conciencia, más curiosidad y más pensamiento propio. Esta es la receta de Richard Dawkins para una vida más plena. El autor que revolucionó el mundo con su libro El gen egoísta y con El espejismo de Dios, no es solo un científico que desmonta la idea de muchas religiones con argumentos afilados. También es alguien que, desde la ciencia, se ha dedicado a pensar en voz alta sobre cómo vivir mejor.
Aunque su imagen pública sea la de un científico serio y combativo, en privado Dawkins se define como alguien que aún se siente “lleno de alegría por la vida, por la primavera y esas cosas. No me siento muy responsable. No me siento muy adulto”. Así lo explicaba él mismo en una entrevista en The Guardian.
Puede sonar paradójico, pero entre fórmulas y genes, Dawkins también cree que hay espacio para el sentido de la vida.
1. El sentido no se encuentra, se crea
Según Dawkins, eso de esperar que alguien o algo nos diga cuál es el propósito de nuestra existencia es una idea casi infantil. La propuesta es clara: el sentido no viene dado, sino que se construye. “Hay algo infantil en la presunción de que otra persona tiene la responsabilidad de darle sentido a tu vida”, escribe en El espejismo de Dios.
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Lo realmente maduro, según él, es entender que “nuestra vida tiene tanto sentido, plenitud y maravilla como decidamos darle”. Nada de esperar una misión cósmica: somos nosotros quienes llenamos de intención lo que hacemos cada día.
Lo importante es ser realistas. Dawkins cree que hay una belleza profunda en ver el mundo tal y como es: “Valoro la verdad, y creo que hay un valor positivo, incluso tal vez consuelo, en la verdad sobre el mundo real”.
2. El asombro también puede ser racional
Una de las cosas que más destaca en su pensamiento es que la ciencia no son solo datos y ecuaciones, sino una fuente de belleza y emoción.
Dawkins insiste en que entender el mundo puede ser una de las experiencias más sublimes que existen: “La sensación de asombro que puede darte la ciencia es una de las experiencias más elevadas de las que es capaz la psique humana”, escribe en Destejiendo el arco iris.
Y añade que la ciencia tiene algo en común con el arte: ambas nos despiertan, nos sacuden, nos hacen mirar el mundo con otros ojos.
Como él mismo explicaba en The Guardian: “¿Te das cuenta de lo asombroso que es que unos simples átomos puedan organizarse de forma tan increíble como para crear algo que camina, ama, piensa, toca música y se hace preguntas?”.
3. Morir no es lo peor. No nacer, sí.
La muerte no es un tabú en sus escritos. De hecho, la aborda con una mezcla de lógica y gratitud. Según Dawkins, el mero hecho de haber nacido ya es una fortuna improbable: “Vamos a morir, y eso nos convierte en los afortunados. La mayoría de las personas jamás morirán porque nunca llegarán a nacer”, dice en Destejiendo el arco iris.
Vivir, aunque sea por un rato, es ganar la lotería cósmica. Y con esa idea, la muerte no se vuelve menos triste, pero sí más comprensible. Y la vida, más valiosa.
Para Dawkins, no hay que temer al final. Él mismo bromea sobre el tema: “Lo que da miedo de la muerte es la eternidad. Pero si lo piensas bien, la mejor forma de pasarla es como si estuvieras bajo anestesia general. Y eso es lo que va a pasar”.
4. Pensar por uno mismo, desde pequeños
Dawkins es también un gran defensor del pensamiento crítico desde la infancia. No se trata solo de enseñar ciencia, sino de enseñar a pensar. A cuestionar. A dudar. “No adoctrines a tus hijos. Enséñales a pensar por sí mismos, a evaluar las pruebas y a discrepar contigo”, propone en El espejismo de Dios.
De esta forma, promueve la idea de que los niños deberían ser educados para tomar decisiones informadas basadas en evidencia, en lugar de heredar creencias sin cuestionarlas. Porque una mente que piensa es una mente libre.
5. Memes: no solo son gifs de gatitos
Uno de los conceptos más populares que Dawkins ha lanzado al mundo es el de meme. No el que hoy usamos para hablar de vídeos virales, sino el original: una unidad de cultura que se transmite de persona a persona, como los genes.
Ideas, canciones, modas, costumbres… todo eso se replica, muta y sobrevive en el tiempo, igual que lo hace la información genética.
Para Dawkins, los memes son la evolución cultural en acción, y entender cómo se propagan nos ayuda también a ver cómo se construyen nuestras creencias, nuestros valores e incluso nuestras supersticiones.
Él mismo inventó la palabra meme mucho antes de que existieran los de gatitos. Se refería a cómo las ideas se replican y evolucionan, igual que los genes.
6. Buscar sentido en lo real
Dawkins no quiere reemplazar la religión con la ciencia. Lo que propone es una manera de mirar el mundo sin necesidad de mitos, pero sin perder el asombro.
En Destejiendo el arco iris, escribe lo siguiente: “Después de dormir durante cien millones de siglos, por fin hemos abierto los ojos en un planeta espléndido, brillante de color, rebosante de vida. ¿No es una forma noble y luminosa de pasar nuestro breve tiempo al sol, tratar de entender el universo y cómo hemos llegado a despertarnos en él?”.
En vez de buscar respuestas mágicas, sugiere disfrutar del privilegio de poderhacer preguntas. Dawkins no tiene todas las respuestas, desde luego, pero sí sabe hacer buenas preguntas.
Y a veces, en medio del ruido, lo que más falta nos hace no es alguien que nos diga qué pensar, sino alguien que nos recuerde que podemos pensar por nosotros mismos.