Los psicólogos lo confirman: hay que "bajarse de la cinta de correr hedónica" para ser feliz

La cinta de correr hedónica es una especie de trampa que nos crea nuestro propio cerebro y que la sociedad consumista no hace sino acrecentar. Los psicólogos tienen claro que nos acaba dañando y explican cómo podemos evitarla.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

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Nuestro cerebro nos hace desear constantemente cosas nuevas.

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Cuando acabes este artículo seguramente serás más feliz. El motivo es que te vamos a dar una buena noticia. Unos cuantos psicólogos se han puesto a trabajar analizando uno de los mecanismos más sutiles y más interiorizados que tenemos en nuestro cerebro para lidiar con las alegrías y las tristezas.

Han descubierto hasta qué punto ese mecanismo nos está fastidiando la vida en la sociedad actual y cómo desactivarlo para lograr una sensación de felicidad más real y sólida. Te estamos hablando de “la cinta de correr hedonista”, tal y como la han bautizado.

Parte de un hecho que ocurre en nuestro cerebro. Tenemos una zona, llamada el núcleo accumbens, al que le entusiasma lo inesperado e inusual. En cuanto lo detecta, nos manda un chute de dopamina, que es la hormona de la recompensa, la que nos hace sentir eufóricos y satisfechos.

A esa zona no le gusta que le aburran con repeticiones. Quiere cosas nuevas constantemente. Los psicólogos lo llaman la adaptación hedonista. Esa es la clave de lo que te explicamos a continuación.

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Qué es la cinta de correr hedonista

La adaptación hedonista se puede resumir en un dicho popular: “No hay mal ni bien que cien años dure”. En nuestro cerebro ocurre lo mismo. Acabamos adaptándonos a todo. También a las noticias más negativas.

Sobrestimamos cuánto tiempo y con qué intensidad un hecho negativo de la vida, como recibir un mal diagnóstico o perder un empleo, nos sume en la desesperación”, ha explicado la psicóloga estadounidense Sonja Lyubomirsky, una de las que más sabe sobre felicidad.

La pega es que con las buenas noticias ocurre lo mismo. La alegría por una subida de sueldo se acaba. Acabas acostumbrándote a esa mejora y ya no te da placer. Eso pasa con cualquier cosa. Se acaba esa felicidad y buscamos otra.

Por eso los psicólogos ponen la metáfora de la cinta de correr. Esa cinta sin fin de la búsqueda de satisfacciones que se nos plantea en la vida. Y quien nos ha metido en esa cinta no es solo nuestro cerebro. Es la sociedad consumista en la que vivimos.

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Cómo nos engaña nuestra sociedad

El mundo se mueve por hacerte desear cosas para que las compres. Fíjate que en verano nos gusta estar morenos, porque nos han vendido que es lo deseable. A nosotros. Porque en los países ecuatoriales les han vendido que lo deseable es estar blancos y promueven cremas despigmentantes. Siempre lo que no tenemos.

El consumismo vive de las ansias de querer más. Y hay mentes muy inteligentes pensando cómo hacer que quedemos convencidos de que no tenemos suficiente. Si vives de alquiler, has de querer comprar una casa. Si tienes un móvil, hay un modelo mejor.

Da igual lo mucho que desees algo, al final se aburre y terminamos siendo infelices hasta que no conseguimos otra cosa. ¿Y esa insatisfacción permanente nos la han inculcado o es innata?

Pues no hay investigaciones concluyentes que lo confirmen, aunque sí pistas. A los cuatro o cinco años los niños deja de verlo todo con asombro y quieren lo que tienen otros. Esa fase coincide con el inicio escolar, cuando empiezan a ver diferencias con otros niños y lo que tienen y lo que no.

Cómo evitar la adaptación hedónica

Nativo o aprendido, da igual. La buena noticia es que la adaptación hedónica, esta continua necesidad de nuevos estímulos, no es un hecho consumado. Podemos burlarla, prolongar el placer e impedir que la alegría desaparezca tan rápido.

Estos son los consejos que nos da la psicología para cambiar nuestro modo de pensamiento:

  • No te atiborres de tu placer. Piensa en tu pastel favorito o tu infusión favorita. “Si la bebes todo el tiempo, dejará de surtirte efecto -dice la profesora Lyubomirsky-. Trata, pues, de no hacerlo demasiado a menudo”.
  • Interrumpe la actividad. Un masaje no gusta igual a los diez minutos que cuando llevas una hora recibiéndolo. “A la gente le gustan más los masajes cuando se hacen con una pausa de veinte minutos”, explica esta psicóloga.
  • Gasta poco muchas veces. Los grandes derroches son contraproducentes. Las investigaciones psicológicas han descubierto que mejora el bienestar si dividimos el dinero en porciones pequeñas y regulares. “Piensa en la frecuencia antes que en la intensidad», afirma Lyubomirsky.
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Cómo ‘saltar’ de la cinta de correr

Vale, ya sabemos cómo mejorar nuestro placer. Eso no nos libera del continuo bombardeo de tentaciones que nos presenta la sociedad consumista, de esa cinta de correr. ¿Qué podemos hacer? La solución la puso un grupo de psicólogos de la Universidad de Illinois, en un estudio. Ellos la metáfora la hacían con la rueda del hámster y demostraban que se puede saltar de esta rueda sin fin.

Muchos creen que tú eliges ser feliz. No es así. Los psicólogos apuntan que tienes que elegir cosas que te hagan feliz. Demostraron que la verdadera felicidad es una actividad no una compra. Hacer deporte, realizar un trabajo satisfactorio o esforzarse por elegir comida sana hacen más feliz que unas zapatillas caras.

Su investigación presentaba pruebas sólidas de que con actos de generosidad y gratitud conseguimos un bienestar mucho mayor que el que ofrece el consumismo.

Siguiendo este estudio, la profesora Lyubomirsky hizo un experimento: pidió a unos voluntarios que hicieran actos de generosidad cada semana (echar una mano a otros, por ejemplo). Un grupo hizo siempre lo mismo y a otro grupo se le pidió que fuera variando de actos. “Los únicos que fueron más felices todo el tiempo eran los que variaron de actos”, explica.

Como resumen, los psicólogos dan un consejo: haz una lista con las cosas que te hacen verdaderamente feliz.

Si has seguido las indicaciones, verás que la mayoría son gratis o cuestan poco. Tenerlas escritas te ayudará a recordar que cuando las haces eres más feliz. Ve haciéndolas cada día y variando entre ellas. Así serás feliz más tiempo, todo el tiempo.