Las claves de la Dra. Marian Rojas Estapé para ser una Persona Vitamina y tener una vida más positiva

Igual que hay individuos que nos bajan la autoestima, hay personas que nos llenan de calma, seguridad y alegría. Solo tenemos que identificar a unos y a otros, y arrimarnos a quien mejor nos trata.

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Las personas vitamina nos suben el ánimo. 

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Yo digo siempre que conviene dar 8 abrazos al día. Y que sean abrazos largos, de 8 segundos o más. Esa interacción nos ayuda a segregar la tan necesaria oxitocina. Igual que tener cerca a determinadas personas. ¿Qué nos pasa cuando estamos ante personas que nos hacen sentir bien? Me gusta denominarlas personas vitamina, en contraposición a las personas tóxicas, de las que tanto se habla hoy. Dato importante: nadie es tóxico, es tóxico el efecto que genera en nosotros. Hay personas que nos intoxican de cortisol y otras que nos liberan de esa intoxicación. 

Nuestra bioquímica cambia según cómo nos relacionemos

Aquí entra en juego la oxitocina. Es la hormona del parto y de la lactancia, pero en los últimos años se ha descubierto que tiene otras funciones muy importantes en las interacciones humanas. Se activa cuando abrazamos a las personas que queremos (¡abrazos largos!), cuando estamos con personas que no nos juzgan, que nos transmiten paz si estamos en guerra interna, que disfrutan de nuestras alegrías incluso más que nosotros mismos. La oxitocina es el signo bioquímico de la empatía: te veo y te comprendo, me pongo en tu lugar y hago todo lo posible para que te sientas bien.

¿Qué sucedió durante la pandemia? En un momento de intoxicación de cortisol (miedo, muertes, incertidumbre...) nos prohibieron la oxitocina. No me toques, no te acerques, no abraces, no te quites la mascarilla... Las relaciones sociales tienen un grandísimo impacto en la salud. En el estudio más importante sobre felicidad y envejecimiento que existe a nivel mundial, liderado por el Dr. Robert Waldinger de la Universidad de Harvard, los resultados fueron muy claros: las relaciones saludables nos sanan; la soledad mata. En mi opinión, la soledad es la otra gran pandemia de este siglo. Muchas veces estamos acompañados pero nos sentimos solos, otras veces tanta conexión nos aleja de los cercanos y, finalmente, existe mucha gente que se siente sola y aislada.

Nos sentimos más fuertes no cuando somos fuertes... sino cuando nos sentimos queridos y apoyados. Cuando nos tratan de forma empática, cuando alguien nos dice que confía plenamente en nosotros y en nuestras decisiones, cuando nos sentimos valorados y protegidos, se activa nuestro hipotálamo y la glándula pituitaria se pone a trabajar para liberar nuestra oxitocina, hormona de los abrazos, de los vínculos y del apego.

Cuando aumenta, tendemos a ser más generosos, más atentos y también más confiados. Esa maravillosa hormona es la llave mágica para detener un torrente de cortisol (de estrés) que puede alterarnos y enfermarnos si es muy prolongado. Lo he podido comprobar en mí misma y el descubrimiento fue sublime: en una ocasión intentaron robarme en un oscuro parking y, aunque no lo consiguieron, la figura del atracador acercándose a mí y pidiéndome las llaves y el teléfono móvil me desestabilizó. Mis pulsaciones se pusieron a mil y a duras penas pude conducir hasta mi casa. Pero cuando llegué y comencé a dar el pecho a mi hijo recién nacido, todo se calmó. ¡En menos de un minuto, cuando un pico de cortisol tarda 6 horas en bajar! La lactancia activa la secreción de oxitocina. Eso fue suficiente para frenar la intoxicación de cortisol que se había producido en mi cuerpo por el suceso del parking. La lactancia había sido mi tranquilizante natural.

Formas de aumentar tu nivel de oxitocina

Entonces, si la oxitocina rebaja el cortisol y puede reducir sus efectos negativos (inflamación en todo el cuerpo, nerviosismo, insomnio, mal genio, etc.)... tenemos al alcance una solución para no vivir con tanta tensión. La cuestión es ¿cómo aumento mi oxitocina si, por ejemplo, no acabo de dar a luz, no doy el pecho o aún no he identificado a mis personas vitamina? Hay muchas formas de lograrlo y las voy a detallar, pero lo primero que debemos tener presente es que debemos evitar el determinismo. Las cosas no son siempre como prevemos ni somos esclavos de nuestra bioquímica. La mayoría de veces imaginamos situaciones con final nefasto (aunque pocas veces pase), pero en realidad las cosas pueden dar un giro e incluso convertirse en algo maravilloso dependiendo de nuestra actitud y del influjo de quienes nos rodean.

  • Podemos estimular nuestro nervio vago. Es el más largo de nuestra anatomía: nace detrás de las orejas, en el tronco cerebral, y llega hasta el abdomen. Y cuando se activa también lo hace el sistema nervioso parasimpático, el que favorece que nos calmemos y estemos más relajados. Ocurre cuando cantamos, cuando reímos, cuando nos mojamos la cara con agua fría, cuando respiramos profundamente hinchando el abdomen, cuando hemos dormido sobre el lado derecho del cuerpo, cuando meditamos o rezamos e incluso cuando tomamos alimentos con omega 3 o probióticos (yogur, kéfir y otros fermentados) porque cuidan nuestro sistema nervioso.

La felicidad no es lo que nos pasa, es cómo lo interpretamos.
Y las personas vitamina nos ayudan a interpretar mejor
lo que nos sucede

  • Podemos comportarnos con generosidad y ayudar a otros. Cuando sentimos empatía y queremos ayudar a otras personas –tal y como hicieron muchos conmigo cuando, por ejemplo, salía a comprar y volvía cargada de bolsas y de mis niños– liberamos más oxitocina. En realidad, en ese momento no solo estamos haciendo la vida más fácil a la otra persona, nos ayudamos a nosotros mismos, porque esa oxitocina que está viajando por nuestro interior está evitando que el cortisol haga de las suyas y dañe tejidos. En esos momentos, la oxitocina silencia parcialmente la amígdala, la zona del cerebro encargada de mantenernos alerta y generarnos ansiedad.
personas toxicas

Compañía dañina

Marian Rojas Estapé, psiquiatra: "No hay personas tóxicas, solo hay personas que te intoxican de cortisol"

Rasgos que identifican a las Personas Vitamina

En 2015 la revista Science publicó un estudio japonés que demostraba que la oxitocina es mayor en personas que viven y se relacionan de forma cariñosa con mascotas... ¡y también sube en esos animales! Según el autor de aquel estudio, el vínculo se asemeja al que tienen las madres con sus hijos. Pero muchas relaciones interpersonales, sin necesidad de que haya vínculo sanguíneo, pueden tener ese buen efecto. La cuestión es ¿cómo identificamos a esas personas?

  • Son eficientes y desean que los demás también lo sean. Nelson Mandela decía que “al dejar que nuestra propia luz brille, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo”. Hoy en día tendemos a crearnos una imagen negativa de las personas seguras de sí mismas, pero te invito a hacer la siguiente reflexión: ¿alguien que va temeroso e inseguro por la vida puede realmente ayudar a otros? Muy posiblemente le cueste, porque una prioridad –lógica– es descubrir en primer lugar cómo ganar autoestima. Las personas vitamina no tienen miedo a mostrarse útiles o eficientes (saben que lo son y que brillan, pero sin creerse superiores, sin soberbia); lo hacen desde la colaboración, dejando que otros también aporten, que brillen, y huyendo de la competitividad nociva y limitante.
  • Sacan lo mejor de ti porque te apoyan y te motivan incluso ante retos difíciles. Y, cuando tienen que hacer una crítica u opinar sobre cómo te has comportado o sobre algo que has hecho, lo hacen sin juzgarte y de manera que su comentario te impulse a ser mejor, no con reprobaciones feroces que solo buscan hundirte.
  • Te apoyan si sufres. Te hacen saber que confían en ti, en tu capacidad de resiliencia, de superación. Incluso cuando no ha pasado nada malo y es tu propia voz interior la que te está machacando (te envía mensajes como “Tú no vas a poder”, “Te va a salir todo mal”, etc.), las personas vitamina te ayudan a silenciarla y a dejar de ser autodestructivo.

Si quieres serlo tú, no tengas miedo de conocerte, sanar tus heridas o ilusionarte con pequeñas cosas diarias para sacar tu mejor versión

  • Tras estar con una persona vitamina notas tu ánimo alto. Quizá no te haya dicho nada especialmente motivador, quizá no haya necesitado animarte, quizá solo te ha escuchado con atención o quizá irradie entusiasmo. Pero es que justamente esos detalles, hoy más que nunca, pueden ser una de las ayudas más preciadas que podemos recibir. Porque por lo general tendemos a lo negativo; y porque pese a estar continuamente hiperconectados, no nos escuchamos demasiado los unos a los otros. Las personas vitamina logran que tu ánimo sea mejor y tu actitud más positiva que antes de encontrarte con ellas.
  • No tienen reparo en mostrarse agradecidas, en dar las gracias. Puede parecer que ser agradecido es señal de debilidad, pero el agradecimiento es la memoria del corazón. Sabemos que la gente más agradecida tiene mejor flujo de sangre en la corteza prefrontal izquierda y ayuda a incrementar la creatividad y la resolución de problemas.

  • Tienen sentido del humor. El humor tiene más importancia en nuestra vida de lo que creemos. Cuando alguien nos saca una sonrisa espontánea, se activan zonas de nuestro cerebro que liberan hormonas del placer y sustancias antidolor. Pero es que, además, esa risa puede alargarnos la vida, tal y como han demostrado algunos estudios (una actitud positiva y la risa alarga los telómeros, una especie de “capuchones” que tienen nuestros cromosomas).

Madre e hijo japones felicidad

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El hábito japonés de la resiliencia para no derrumbarse frente a los problemas

Conviértete tú en persona vitamina

  • Querer mucho y sentirte muy querida. Esa podría ser la base de la pirámide que construye una personalidad vitamina. ¿Y cómo lograrlo? Comienza queriendo mucho. Seguramente lo demás vaya viniendo.
  • Abraza, no tengas miedo de mostrar tus emociones, escucha activamente a los demás y, siempre que puedas, intenta generar un buen ambiente. Y procura pasar tiempo con personas vitamina porque esos comportamientos tienden a contagiarse.