Todas las personas tienen su propio olor corporal, que es único y cambia a lo largo de la vida. No es difícil darse cuenta de que el olor de un bebé o el de un aula donde se han concentrado un grupo de adolescentes es diferente al de un adulto o al de una persona de la tercera edad. Esto se debe a que, a medida que envejecemos, nuestro cuerpo experimenta cambios físicos que también afectan al aroma que desprendemos.
En el caso de las personas mayores, suele aparecer un tipo de olor muy concreto que comúnmente se denomina "olor a viejo". Este concepto, que puede sonar despectivo, se refiere en realidad a un proceso natural asociado al envejecimiento.
olores y etapas de la vida
La ciencia confirma que el olor corporal varía a medida que nos vamos haciendo mayores. De hecho, la forma en qué olemos tiene una función concreta, pues nos permite determinar la idoneidad de las parejas potenciales en función de la edad.
Un estudio liderado por la investigadora del Monell Chemical Senses Center, Susanna Mitro, y publicado en la revista PLoS ONE en 2012, demostró que los humanos pueden diferenciar el olor de personas jóvenes (20-30 años), de mediana edad (45-55 años) y mayores (75-95 años).
En este estudio, el olor de las personas mayores fue calificado como menos intenso y más neutro que el de los jóvenes y adultos de mediana edad, así que en realidad no es más fuerte ni más desagradable, sino simplemente diferente.
Evolución del olor coporal
Otro estudio, titulado 2-Nonenal Newly Found in Human Body Odor Tends to Increase with Aging y publicado en el Journal of Investigative Dermatology en 2001, se centró en entender cómo el envejecimiento afecta al olor corporal. En concreto, se centró en personas mayores de 40 años.
Los investigadores analizaron los componentes del olor corporal mediante técnicas avanzadas. Así observaron que, con el paso del tiempo, aparece un compuesto llamado 2-nonenal, que tiene un olor ligeramente desagradable, graso y herbáceo.
Este compuesto no está presente en personas jóvenes, sino que aparece a partir de los 40 años debido a los cambios metabólicos y a la oxidación de ciertas grasas en la piel.
Aspectos que influyen
Este cambio en el olor corporal es un proceso completamente natural y no está relacionado con ninguna enfermedad. Se debe únicamente a la transformación de los aceites naturales de la piel con el paso del tiempo, lo que da lugar a una "firma" olfativa distinta en las personas mayores.
Sin embargo, es cierto que, en ocasiones puntuales, el olor a viejo se puede percibir de forma más intensa. En ello también puede influir el nivel de higiene. En algunos casos, por ejemplo, las personas mayores tienen mayores dificultades de movilidad, cosa que les puede dificultar el realizar una limpieza más cuidadosa de su cuerpo.
Una baja higiene en la ropa o la falta de ventilación en los interiores son otros factores que intensifican la percepción de este olor. El 2-nonenal, en particular, es volátil y se adhiere fácilmente a la ropa, lo que hace que el olor perdure más tiempo. Este compuesto está relacionado con el aroma ligeramente a humedad que muchas personas asocian con la vejez.
¿Cómo neutralizarlo?
El "olor a viejo" es un fenómeno natural que no se puede evitar. Sin embargo, sí se pueden seguir algunas recomendaciones:
- Higiene diaria con jabones de pH neutro: ayudan a eliminar el exceso de aceites que pueden generar olores.
- Uso de hidratantes con antioxidantes: cremas con vitamina C y E pueden ayudar a reducir la oxidación de los aceites de la piel.
- Ropa fresca y tejidos transpirables: las fibras naturales como el algodón permiten que la piel respire mejor.
- Dieta equilibrada: una alimentación rica en frutas y verduras puede ayudar a reducir la formación de ciertos compuestos olorosos.
Empatía y respeto
El envejecimiento es un proceso natural, y los olores que acompañan a este proceso forman parte de nuestra identidad. Es importante abordar el tema con comprensión, sobre todo cuando se trata de seres queridos que están envejeciendo.
El estudio del Monell Chemical Senses Center mostró que la mayoría de las personas no perciben el "olor a viejo" como molesto y que, de hecho, la forma en que percibimos este olor varía según la persona. En ello influyen factores como la sensibilidad individual, la cultura y las experiencias. A veces los prejuicios nos llevan a asociar el olor a vejez con algo negativo, cuando en realidad no lo es.
Por eso, la actitud de las personas que rodean a los ancianos juega un papel crucial en su bienestar emocional. Es muy importante tratar a las personas mayores con dignidad y sin caer en los estereotipos asociados a la vejez.