Hace cincuenta años el profesor de Harvard Daniel Goleman expuso la importancia de la inteligencia emocional en nuestra vida. Este psicólogo e investigador revolucionó la manera de valorar a las personas y sus capacidades.
La inteligencia emocional es la capacidad de conocer y saber controlar nuestros sentimientos, así como entender e interactuar con las otras personas leyendo sus propias emociones. Se ponía fin a la dictadura de los test de coeficiente intelectual que hasta entonces habían sido la única y polémica manera de calibrar la inteligencia.
La pregunta que se planteaba a partir de ese momento era ¿cómo calibrar el nivel de inteligencia emocional de una persona? En estos años los psicólogos han planteado nuevos tests que se centran en este aspecto. No obstante, simplemente con la manera en que hablas y te diriges a otros ya das pistas muy significativas.
Cómo comunicarte emocionalmente
Es lo que han planteado los expertos en comunicación. Si la inteligencia emocional se pone en evidencia en nuestra interacción con las otras personas, ya sea en la vida personal o en trabajo, es en el lenguaje donde quedará reflejada.
Varios estudios científicos han confirmado la importancia de la comunicación en todos sus aspectos. No solo lo que dices. También cómo lo dices y cómo interpretas las reacciones del otro.
El lenguaje no verbal, que incluye tus expresiones de la cara, cómo colocas el cuerpo o cómo mueves las manos forman parte de todo ese conjunto comunicativo que participará en que la persona interprete la información que le estás dando.
Así, los expertos señalan que las palabras cálidas, reconfortantes pueden acercarnos a otras personas. Ha de ser junto a un contacto visual. Y una sonrisa verdadera, que es la que se mueve todos los músculos de la cara, y no una simple sonrisa de compromiso hecha solo con los labios.
Por último, el tono con el que te diriges también dará pie a diferentes interpretaciones. Un tono alto, chirriante, aunque vaya acompañado de palabras de comprensión, puede resultar molesto y malinterpretarse.
Las cuatro frases que dicen los más inteligentes
Conocer si has podido desarrollar bien tu inteligencia emocional supone que alguien te analice objetivamente todos estos aspectos. De todas formas, el profesor Matt Abrahams, experto en comunicación de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) ha explicado que cuatro frases ya pueden darnos la clave.
Son cuatro expresión que utilizan muy a menudo las personas con mayor inteligencia emocional. Son literalmente estas cuatro o con pequeñas variaciones. Como hacemos una traducción del inglés, lo importante es quedarse con el concepto y no la trascripción literal:
- Frases para clarificar: “A ver si lo entiendo…” o “Lo que me estás diciendo es que…” Estas dos expresiones o similares demuestran que estás mostrando interés y una escucha activa en lo que te dice la otra persona.
Son indicios de un esfuerzo de comprensión y síntesis que pueden ser muy útiles para que la otra persona sienta que la estás valorando y se ponga de tu parte.
- Frases empáticas: aquellas que piden saber más de los sentimientos del otro, en especial “¿cómo te has sentido?” o “¿qué te llevó a eso?”
Muestran que no solo nos interesa lo que nos dice sino cómo le ha podido afectar y por qué ha actuado de esta manera. Señales de un interés en ponernos en la piel del otro y tener una mejor evaluación de la situación.
La importancia de la inteligencia emocional
Este tipo de frases son lo contrario de aquellos que en cuanto has explicado tu caso, cambian de tema y que demuestran poca o nula inteligencia emocional.
La inteligencia emocional no solo habla de ti como una persona con valores éticos y sociales y que pueden ser admirados por los otros, también permite que haya un mejor ambiente y una mejor comunicación, de respeto y comprensión.
Los grandes directivos han dejado de ser dictatoriales a los que estás deseando que les vaya mal para que los echen y cada vez se buscan perfiles con gran inteligencia emocional, capaz de crear equipos cohesionados y motivados.
Todas las inteligencias que conforman nuestra mente se han ido desarrollando a medida que crecíamos y nos educaban, pero podemos mejorarlas. La inteligencia emocional se puede trabajar y entrenar. El cerebro es muy plástico y, como han demostrado recientes estudios neurológicos, lo sigue siendo toda la vida, no solo en la niñez.
Cómo mejorar la inteligencia emocional
Para conseguir mejorar tu inteligencia emocional puedes empezar memorizando las expresiones que detallaba el profesor Abrahams e intentar utilizarlas más a menudo. Cuanto más las digas, más presentes las tendrás y te saldrán con mayor naturalidad.
Otros tres aspectos básicos:
- Identifica emociones. Intenta analizar lo que sientes en cada momento. Haz pausas durante el día para autoanalizarte. Intenta entender por qué han surgido y cómo te gustaría responder.
- Desarrolla un autocontrol. Analiza también si esa respuesta que has pensado es adecuada. Sé más consciente de que pueden impactar a los demás y cómo.
- Valida las emociones. Asume que ningún sentimiento es negativo de por sí, todos nos pueden ser útiles para conocernos mejor y conocer mejor a los otros, sabiendo que pueden tener sentimientos parecidos. Culparte por sentir odio o rabia no tiene sentido. Lo importante es conseguir ir de ella a la aceptación y actitudes positivas.
El psicólogo Goleman llama óptimo al estado que consigues tras el proceso previo de gestión de las emociones. Eso solo se consigue con calma y plenitud, que son la base de maximizar las capacidades cognitivas.