Las cosas que te hacen feliz pueden no ser las mismas a los veinte años que a los cincuenta o sesenta años. Lo que es seguro es que las cosas que nos dan felicidad a largo plazo nunca son las materiales.
Es algo que los especialistas en bienestar han explicado ampliamente desde hace años. En una época de compras compulsivas como es diciembre es más importante que nunca recordarlo. La felicidad está sobre todo en las interrelaciones con los demás y en saber enfocar bien tu vida.
Nos los explica el profesor Arthur Brooks. Este experto de Harvard en bienestar da consejos en nuestro país, que conoce bien. Se casó con una barcelonesa y habla a la perfección español y catalán. “Para ser felices lo importante es no intentar ser la persona que eras hace veinte años”, nos aconseja.
Las tres claves de la felicidad
El profesor Brooks ha resumido en una entrevista a la televisión autonómica TV3 lo que considera las tres claves de la felicidad:
- Buscar en el futuro. La felicidad no está en el pasado ni en intentar revivir las glorias de entonces. La memoria es engañosa y es fácil que nos dé una visión distorsionada y endulzada. “Busca en tu futuro no en tu pasado”, nos dice el catedrático.
Siempre estamos a tiempo de tener nuevas metas. No es cierto que por ser mayor se pierde la ilusión de aprender o de ilusionarte por cosas. Lograr tus retos te hará sentirte mejor contigo mismo.
- Menos es más. Acaparar no da la felicidad. “Al principio quieres más, siempre quieres más. La verdadera satisfacción es la vida no es tener más cosas, es querer menos”, explica.
Varios estudios científicos le avalan. Al comprar algo sube la dopamina, la hormona de la satisfacción. Pero luego baja y eso que nos hacía tanta ilusión pierde parte de su encanto. En seguida buscamos otra cosa diferente para recuperar ese subidón de dopamina. Es un círculo vicioso que no acaba nunca.
- Cuida tus raíces. “Somos como árboles”, ejemplifica. La gente que tiene éxito tiende a presentarse destacando mucho sus hojas. “Es necesario ocuparse de las raíces”, dice. Las raíces son las relaciones con los demás. Es allí donde estamos interconectados. Eso es lo importante.
El éxito no es infinito. Además, en la cumbre se está muy solo. Si fracasas, solo las buenas relaciones te mantendrán fuerte. Al final, no tienes tus triunfos solo tienes las relaciones.
La importancia del amor
El profesor Brooks hace especial énfasis en este último punto. “Al final, en el último día de tu vida solo tienes el amor y si no tienes el amor no tienes nada”, subraya.
Así es en todas las culturas y en todas las partes del mundo. Fíjate en un ejemplo reciente, las inundaciones de Valencia. Corrieron innumerables vídeos de personas atrapadas por el agua que pensaban que podrían morirse. En esos vídeos los mensajes era de gente diciéndoles a los suyos que los querían.
En cada catástrofe en que ves la muerte de cerca, los mensajes que se envían no son de odio o de petición de venganza, la inmensa mayoría son mensajes de amor y de ratificar el cariño que tienes a la gente que te importa.
El catedrático de Harvard apunta que si quieres lograr cosas en la vida lo más probable es que tengas sobre todo fracasos. Para llegar a metas has de cometer errores y fracasar. “La gente equilibrada aprende de esos fracasos”, insiste. Tener gente que te apoye y te quiera, amigos y familiares son el sostén en esos momentos.
Estar enfadado y temer a la muerte
Hay dos aspectos que Brooks ha destacado en sus libros, entrevistas y conferencias. La felicidad no significa estar en paz con todo el mundo. Puedes ser feliz pero estás enfadado con alguien que piensa diferente. “No hay problema en enfadarse, forma parte de la pasión, de eso sabéis mucho los españoles”, apunta.
Lo que critica es el desprecio. En ese caso además de enfado hay un sentimiento dañino, el asco. “Es una emoción fría que expresa que esa persona no vale nada”. No has de tratar con desprecio a los que quieres, pero te puedes enfadar porque significa que te importa lo que dice o hace el otro.
Otro aspecto que oscurece la felicidad: la muerte. Respecto a la muerte, admite que el miedo a ella puede crear malestar. Por eso aconseja tener fe. Él es creyente. Una opción si eres ateo es que no te obsesiones. Asumas que es parte del proceso vital y disfrutes del presente.