7 hábitos para copiar de Sócrates que ayudan a ser feliz

Sócrates, uno de los sabios más grandes que ha habido en la historia del pensamiento, nos puede enseñar a vivir momentos de plena alegría. Estos son los 8 hábitos que nos aportan sus enseñanzas y que nos ayudarán a ser más felices.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

Amigas en restaurante

Sócrates ya predijo muchas de las cosas que hoy nos permiten ser felices.

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He leído y escuchado a tantos expertos sobre la felicidad que me resultaría imposible recordarlos a todos. Una de las frases que más me asombraron y retengo fue la de un monje budista que remarcaba que la felicidad está en nosotros: “Nosotros decidimos ser o no felices”.

Eso te da para analizar un rato. La felicidad no la has de buscar fuera sino dentro de ti. Hay varios estudios, sobre todo uno muy amplio y citado de la Universidad de Harvard, que han confirmado que la felicidad más duradera y equilibrada no la dan las cosas, sino las relaciones sociales, el trato con los otros.

Todos estos descubrimientos que nos llegan ahora ya los decía hace casi 2.500 años uno de los sabios más grandes que ha dado la historia, Sócrates: “La felicidad la hace uno mismo con la buena conducta”. Este filósofo estaba convencido de que la felicidad proviene de nuestras propias acciones, no de factores externos.

El secreto de la felicidad no se encuentra en la búsqueda de más, sino en la capacidad para disfrutar de menos”. Ya apuntaba contra lo que luego ha sido la sociedad consumista y la acumulación de posesiones. Como ves, Sócrates tiene mucho que enseñarnos sobre la felicidad.

Cómo buscaba la felicidad Sócrates

Seguramente habrás oído hablar del método socrático. Es el método que este gran filósofo planteaba de búsqueda de la verdad. El objetivo al buscar la verdad es obtener sabiduría. En la sabiduría está una de las claves de la felicidad. “Entenderse a uno mismo es el inicio del conocimiento”, decía Sócrates.

Y esa búsqueda se hacía a través de la lógica. “La felicidad proviene de nuestras experiencias privadas, de nuestras recompensas internas”, explicaba en otro momento. Nosotros tenemos que averiguar y buscar lo que nos hace felices.

Este filósofo creía que era el conocimiento del bien y el mal y el saber hacer el bien nos llevaba a esa felicidad. Estudios científicos actuales le han dado la razón. Actuando acorde con nuestra moral, ayudando a otros y siendo agradecidos con los que nos ayudan conseguimos que nuestro cerebro se llene de pensamientos felices y positivos.

Sócrates daba mucha importancia al diálogo como forma de lograr esa sabiduría. Analizando tu opinión frente a la de otros llegas a conclusiones. Por tanto, con el diálogo logras la felicidad.

Cómo ser feliz hablando con otros

¿Hablando con la gente voy a ser feliz? No es trata de hablar sin más. Volvamos un poco al contexto de la época de Sócrates para entender mejor lo que propone. Los griegos eran un pueblo muy hablador. Les gustaba mucho reunirse en la plaza del pueblo a debatir los temas.

Las fuertes relaciones que se crean en la comunidad son una de las columnas de la felicidad. Eso lo podemos recuperar con un núcleo de amigos y familiares íntimos.

Los griegos no tenían muchas otras distracciones y sí mucho tiempo. Ese es otro secreto para que el diálogo funcione. No hay que tener prisas. Hay que estar dispuesto a dedicar tiempo a la charla. Que sea tranquila y que nos pueda dar frutos.

Aquí hemos vivido sobremesas maravillosas antes de que los móviles se interpusieran. Aún podemos tenerlas. Basta apagar el teléfono y poner toda la atención en la charla.

A partir de este primeros hábito, dedicar tiempo a la charla, hay otros aspectos interesantes que hay que tener en cuenta. Nos lo explica la filósofa Elke Wiss, que ha escrito ‘Piensa y razona como Sócrates’, una guía para recuperar el arte de la conversación.

Los otros felices hábitos socráticos

Según explica Wiss, hay que practicar otras siete actitudes más para que el diálogo nos llene plenamente, y por tanto, logremos un mayor grado de felicidad:

  • Sé curioso. Debemos tener interés por lo que nos pueda contar la otra persona y por poder aprender a partir de esa información. Por tanto, también hemos de buscar personas que nos interesen. Una relación con alguien cuya charla nos es indiferente es una relación equivocada.
  • Aprende a asombrarte. Vivimos en un mundo donde cada vez es más difícil que nos sorprenda algo. “La sabiduría comienza por el asombro”, se atribuye a Sócrates. Hemos de volver a dar valor a cosas que nos parecen normales y no lo son. La maravilla como funciona nuestro cerebro, por ejemplo, y que nadie ha logrado aún desentrañar. ¿Dónde está nuestra conciencia?
  • Sé valiente. Hay que saber tener el valor de hacer las preguntas adecuadas y cuestionar lo que el otro defiende con tanta fuerza. Si no cuestionamos el diálogo no es sincero y no es válido.
  • Juzga con criterio. Wiss matiza que juzgar no es condenar. Juzgar es sopesar con tiempo y analizando todos los matices. Casi nada es blanco y negro. Hay que intentar tener toda la información posible para hacer un buen juicio crítico.
  • Tolera el desconocimiento. Asume que no lo sabes todo, que puedes estar equivocado. A partir de ahí estás en posición de dialogar bien. Por el mismo motivo, has de aceptar que el otro también sea ignorante de algunas cosas y aprende a tolerar esa ignorancia.
  • Tolera el enfado. No respondas a la irritación del otro con más irritación. Eso lleva a la violencia. Sigues un juego emocional que no aporta nada. Si has sido crítico puede que el otro no tenga el temple de aguantar tu verdad. Su irritación es suya, que se la quede.
  • No seas empático. Este último punto puede resultar chocante. Sócrates no dice que no tengas empatía, sino que para buscar la sabiduría no hay que tenerla, porque si te apiadas del otro no lograréis llegar a la verdad. Otra cosa es la empatía emocional que sí hay que tener cuando la otra persona sufre una desgracia.