Claves para poner la mente a favor de alcanzar tus propósitos

Voluntad significa tener la intención de hacer algo, aunque cueste; y algunas veces ese “algo” supone una importante mejora en la salud, en el bienestar o en la calidad de vida. Con estas claves te acercarás a esa meta

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Consigue todos tus propósitos

Las personas positivas tienen mucho ganado a la hora de alcanzar sus deseos.

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Voluntad y felicidad están muy unidas y relacionadas… siempre que se tengan claros los pasos que seguir. Estar motivado para conseguir algo es tener una representación anticipada de la meta, visualizarla, imaginarla. Pero de antemano conviene tener presente que unas veces esa meta será más cercana, y otras, en cambio, demandará más intención, acción y esfuerzo por nuestra parte.

La vida es la gran maestra. Ella nos enseña como nadie, incluso más que algunos libros, pero tenemos que estar atentos a lo que nos va mostrando, ya sea a partir de nuestras propias experiencias (triunfos y errores) como de lo que otros han vivido y puede servirnos de ejemplo. 

Cómo tener voluntad

En realidad, la voluntad tiene dos "patas". En la primera están la motivación y la ilusión.

  • La motivación nos hace ir hacia delante y nos insufla vigor y valorpara hacer las cosas, incluso aunque a priori nos parezcan difíciles o no las hayamos conseguido anteriormente.
  • La ilusión representa y nos hace imaginar el entusiasmoque experimentaremos cuando logremos resultados. Cuanto más claros tengamos estos dos puntos –que incluso podemos concretar y cuantificar, escribir en un papel y tenerlo bien a la vista– más fácil será dar los pasos iniciales y mantener un buen ánimo.

Pero si falta motivación y no hay suficiente ilusión,estos factores se convertirán en obstáculos. De todos modos, yo considero que si una persona tiene voluntad, sabe bien lo que quiere y adónde va, difícilmente se desmorona. Incluso si en alguna ocasión tiene que volver a empezar, podrá retomar el hilo sin que ese traspié debilite su interés.

  • El orden y la constancia forman la otra "pata” de la voluntad. Armar un plan, tener un guion que nos permita avanzar, y repetir, repetir y repetir es lo que diferencia a las personas que tienen voluntad de las que la pierden a la primera de cambio. La constancia no es ni más ni menos que insistir sin desalentarse.

El valor de ser positivo

Quiero mencionar lo importante que es la positividad. Para ello, comparto con ustedes una anécdota que viví hace un tiempo.

Algunos domingos hago deporte en el barrio madrileño de Mirasierra y una vez me avisaron unos conocidos de que necesitaban a un médico porque había un niño de unos 10 años que, jugando al fútbol, se había hecho daño. Fui hasta donde estaba, miré su brazo –que mantenía doblado sobre el pecho– y le dije con mucho pesar que se lo había roto.

Él levantó la mirada y con toda la tranquilidad del mundo respondió: “He hecho la mejor parada de mi vida”. Ver siempre el lado positivo de las cosas es el 90 % del éxito y uno de los secretos para tener una voluntad de hierro, a pesar de que por el camino nos encontremos con algún que otro tropiezo.

Más vale la decisión que la inteligencia

Decidirse es querer. Esta frase se ha oído mucho en mi casa y en mi familia porque creemos firmemente que hace más la persona dispuesta a conseguir algo que la inteligente. Pero ¿cómo es posible mantener la voluntad cuando lo que nos hemos propuesto es difícil, o a priori creemos que lo es?

La mejor manera de avanzar hacia ella es conseguir que la exigencia autoimpuesta sea atractiva. Para ello, nada mejor que poner el foco y la atención en el horizonte y en cómo nos sentiremos cuando consigamos nuestros propósitos.

A lo largo del año nos marcamos infinidad de metas: dejar de fumar; cuidar más la alimentación para perder esos kilos de más que dañan las rodillas; lograr un puesto de trabajo fijo… Sea cuál sea el objetivo que queremos conseguir, vale la pena imaginarnos cómo será nuestra vida con ese logro ya alcanzado.

10 claves para lograr tus propósitos

Hay quien se pregunta para qué sirve tener voluntad hoy en día si todo está difuso y desdibujado. Pero caer en ese tipo de pensamientos no nos beneficia porque le otorgamos el poder a nuestra mente fatalista y derrotista. Quienes logren superar ese fatalismo y sigan un plan serán los que consigan mayores triunfos.

1. Los objetivos deben ser claros, precisos, bien delimitados y estables

Si son muy generales y vagos, nuestra mente estará dispersa. Imaginemos, por ejemplo, que nos proponemos ser más ordenados en casa. Si nos quedamos en esa generalidad o vamos saltando de un propósito a otro, no sabremos cómo empezar. Es preferible concretar: “Hoy ordenaré el cajón de la entrada”. Antes de ponernos a ello, podemos imaginarnos cómo quedará y lo fácil que será, entonces, encontrar cualquier cosa que busquemos allí. Y una vez ordenado, nos detendremos a mirar ese cajón y a valorar el trabajo hecho porque eso nos llenará de energía para ir un poco más allá. 

2. La voluntad necesita un aprendizaje gradual y un entrenamiento

En ese camino es bueno volver siempre la mirada a la motivación y a la ilusión, que siempre serán la base de todo. En especial porque habrá momentos en que nos sintamos vencedores, pero también otros en que tendremos que guerrear un poco más o que tendremos que volver a empezar. 

3. Todo se aprende y se hace mejor si la motivación es fuerte

Lo más conveniente y eficaz a medio y largo plazo es dar pasos cortos pero continuos, procurando seguir siempre motivado. En realidad, la motivación es como un chicle: cuanto más presente la tenemos, más se puede estirar y más fuerte y duradera puede ser. Y, en todo caso, nunca debemos perder de vista lo que ese proceso nos ha enseñado. Porque, aunque ahora no hayamos conseguido el objetivo, ese aprendizaje sí nos servirá para superar otras situaciones en la vida e incluso para acabar alcanzando más tarde esa meta inicial.

4. Que los estímulos inmediatos no te arrastren

Reconozco que hoy en día esto resulta algo complicado porque vivimos en la era de la inmediatez y de la satisfacción rápida, donde muchas de las cosas que deseamos –sobre todo, cuando tienen que ver con las compras y el consumismo– las conseguimos en unas horas o en pocos días. Pero hay que esforzarse por hacer atractiva la responsabilidad y el cambio. De esa forma, cuando logramos lo que nos propusimos, la satisfacción será inmensamente más gratificante.

5. Educar y practicar la voluntad tiene un fondo ascético

Este punto guarda relación con el anterior. Deberíamos ser capaces de focalizar la atención y el esfuerzo en el objetivo último, en la meta que vale la pena, sin dejar que el premio inmediato o la pereza nos desaliente. Y no olvidar que la cima se consigue subiendo peldaño a peldaño.

6. Con más voluntad, ganamos libertad

A medida que vayamos adquiriendo voluntad –ya se ha visto que no es algo con lo que unos nacen y otros no, sino que todos podemos ir aumentándola– conseguiremos tener un mejor dominio personal y, gracias a eso, gobernar mejor nuestra vida.

7. Conseguir algo te da alas para ir a por la siguiente meta

Ya hemos visto que las piezas instrumentales de la voluntad son el orden, la tenacidad, la disciplina, la alegría constante y la mirada puesta en el futuro (en la meta última) y seguir esos pasos nos ayudará a plantearnos otra. Pero sin compararnos con otros. Cada persona y cada vida son únicas.

8. Tener voluntad nos proporciona madurez

Una persona madura y con equilibrio psicológico es capaz de resolver situaciones cotidianas, de estudiar la mejor manera de actuar ante problemas serios y también la que consigue que su capacidad de adquirir voluntad brille con luz propia.

9. Conviene mantener una buena proporción entre objetivos y esfuerzo

Con esto me refiero a que es necesario buscar la armonía y el equilibrio entre los fines (los objetivos) y los medios que hemos utilizado (el esfuerzo que hacemos). Si la balanza se inclina demasiado hacia uno de esos lados (o sacrificamos cosas o relaciones con personas que nos enriquecen), es probable que nos desmoralicemos por el camino.

10. El límite de lo que se desea conseguir lo marca uno mismo

El ser humano es una sinfonía siempre incompleta porque la vida nos pone continuamente ante escenarios nuevos. Pero la verdadera fuerza para para superarlos y lograr nuestros propósitos está en nuestro interior.