Un fármaco para la diabetes podría ayudar a dejar de fumar

Un reciente estudio demuestra que un medicamento para la diabetes puede, además de ayudar a adelgazar, reducir el deseo de fumar.

Celia Perez León
Celia Pérez León

Redactora especializada en salud y nutrición

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La semaglutida, un medicamento usado para tratar la diabetes, adelgazar y prevenir problemas cardiacos, podría también ayudar a dejar de fumar. 

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Según la OMS, aproximadamente 1,3 mil millones de personas en todo el mundo fuman tabaco. Pese a los esfuerzos globales para reducir el tabaquismo, sigue siendo una de las principales causas de muerte evitable en el mundo anterior. La citada organización estima que el tabaco acaba con la vida de más de 8 millones de personas cada año.

El principal problema al que se enfrentan adictos al tabaco y profesionales de la salud es a la baja tasa de éxito que presentan los individuos a la hora de dejar de fumar. El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (de EEUU) calcula que apenas el 7% de las personas que dejan de fumar pueden conseguirlo sin ayuda adicional en su primer intento. La tasa aumenta al 25% cuando se intenta con un tratamiento y asesoramiento especializado. Por eso, el descubrimiento de este fármaco para la diabetes que puede reducir el deseo de fumar es un importante aliciente para la investigación y la lucha contra el tabaquismo.

Un medicamento para la diabetes con múltiples propiedades

El medicamento al que hace referencia este estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad Case Western Reserve es la semaglutida. Es un tratamiento que se usa principalmente para tratar la diabetes tipo 2 y que, recientemente, se ha descubierto como eficaz para generar una pérdida de peso en personas con obesidad y diabetes.

Esta propiedad adelgazante fue la que le consiguió el título de “la droga de Hollywood” a la semaglutida, que desapareció de las farmacias para aquellos que las necesitaban por el consumo indiscriminado de celebrities que buscaban controlar su peso corporal.

Sin embargo, su principal uso en el campo de la medicina sigue siendo tratar la diabetes. La semaglutida imita la acción de una hormona natural del cuerpo llamada GLP-1. Esta hormona estimula la liberación de insulina en el páncreas, reduce la liberación de glucosa en el hígado y ralentiza el vaciado del estómago. Todas estas acciones pueden ayudar a reducir el nivel de azúcar en sangre de los pacientes con diabetes tipo 2 que la utilizan.

Recientemente, la FDA la aprobó también para reducir el riesgo de muerte cardiovascular, infarto del miocardio e ictus en adultos con enfermedades cardiovasculares y obesidad o sobrepeso.

¿Un nuevo medicamento para dejar de fumar?

Aunque la semaglutida ya tiene tres posibles usos farmacéuticos (tratamiento para la diabetes tipo 2, para adelgazar y para prevenir problemas cardiacos), los expertos de la Universidad Case Western Reserve han encontrado un nuevo posible uso para este medicamento.

En el estudio realizado por sus investigadores se analizaron más de 222.000 registros de usuarios de medicamentos antidiabéticos. Para ser objetos de este estudio, los individuos debían haber sido diagnosticados con diabetes tipo 2 y trastorno por consumo de tabaco. Además, no debían haber usado ningún medicamento para la diabetes en el último año y debían padecer una o más enfermedades. Por ejemplo, hipertensión, obesidad, colesterol alto, enfermedades cardiacas o accidentes cardiovasculares.

Usando este grupo de estudio, compararon la efectividad de la semaglutida con otros siete medicamentos para la diabetes. El objetivo era encontrar datos que permitieran mejorar las medidas de salud para personas con diabetes que fueran fumadoras.

Y el resultado fue claro: aquellos pacientes que tomaron semaglutida tenían menos probabilidades de tener la necesidad de acudir a un profesional para dejar de fumar.

Limitaciones en el estudio

Pese a que los resultados parecen alentadores, los expertos a cardo del estudio reconocen sus limitaciones. Para empezar, existen posibles sesgos de documentación y factores de confusión residuales.

Por ejemplo, se desconoce la adherencia a la medicación de los usuarios observados, y faltan datos sobre el hábito de fumar previo al estudio. Es decir, desconocían datos como cuántos cigarrillos diarios fumaban los pacientes, cómo de grave era su deseo o su grado de abstinencia posterior al tratamiento con semaglutida.