Es cierto que la osteoporosis es una enfermedad silenciosa: de pronto, espontáneamente, se rompe un hueso. O una caída, que debería ser inocua y no tener consecuencias serias, fractura la cadera dejando a la persona inmóvil por un tiempo.
La osteoporosis es frecuente sobre todo en la mujer y afecta especialmente a la columna vertebral y al fémur. Podemos imaginarla como si nuestros huesos se hubieran convertido en cristal y estallan por cualquier gesto inesperado, por un sobreesfuerzo o por un golpe.
Es común que se desencadene tras la menopausia, con la bajada de estrógenos, pero los hombres también la padecen de forma similar, aunque en ellos se asocia a la disminución de testosterona.
Otras causas de la osteoporosis
Las causas hereditarias de la osteoporosis no son,en cambio, demasiado frecuentes. Pero sí las alteraciones en otras hormonas que no son ni estrógenos y ni testosterona, sino que se originan en las glándulas tiroides y paratiroideas, y que conviene mirar y estudiar cuando se hace el diagnóstico.
Pasar mucho tiempo encamado es otra posible causa: una persona que ya no se levanta de la cama sufrirá una osteoporosis rampante, aparte de muchos otros problemas de salud. Como caso más extremo hay que mencionar el de los astronautas: la ingravidez del espacio no permite que hagan ejercicios de impacto ni que se fije bien el calcio.
Finalmente, durante la lactancia materna se puede producir cierto debilitamiento del hueso, pero es reversible y se recupera cuando finaliza el periodo de amamantamiento.
La aparición de nuevos medicamentos
Pronto habrá nuevos fármacos que complementarán o sustituirán los actuales, de eficacia limitada. El más común son los bifosfonatos, que ayudan a evitar el desgaste óseo. Nos refuerzan, pero pueden producir algunos efectos secundarios.
Otros tratamientos actúan regulando e imitando la acción de hormonas producidas por las glándulas tiroides y paratiroides, ayudando a que haya buenos niveles de calcio en sangre y a que se forme hueso. El reciente descubrimiento de una nueva hormona relacionada con la lactancia quizá suponga una revolución similar a los exitosos fármacos antiobesidad que están haciendo furor ahora. Ojalá sea así, porque la fractura de cadera del anciano se asocia a una alta mortalidad.
De todos modos, no hay que dejar de lado la prevención. No podemos olvidar que una estupenda herramienta preventiva –antes de que aparezca la osteoporosis– es el ejercicio físico, en especial el de impacto moderado, como andar o correr. Si se hiciera desde bien joven, se tomara algo de sol y se siguiera la alimentación correcta, los huesos serían más sólidos ya a edades tempranas.