A nivel mundial, se estima que más de 6,8 millones de personas sufren de enfermedades intestinales inflamatorias, como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa. El principal desafío que presentan este tipo de enfermedades es el diagnóstico. ¿Cómo diferenciar, sin dejar que el tiempo medie y aclare dudas, una inflamación particular de una enfermedad crónica?
Este tipo de trastornos presentan también dificultades en el tratamiento. Si bien la ciencia ha avanzado bastante en este aspecto, siguen siendo habituales los casos en los que los pacientes sufren una recaída tiempo después de haber completado su tratamiento. Por todo esto, la comunidad científica coincide en que se requieren de mejores métodos de diagnóstico y seguimiento de la enfermedad intestinal inflamatoria. Y es eso, precisamente, lo que parecen haber conseguido los expertos de la Facultad Médica de Harvard.
La enfermedad inflamatoria intestinal
Cuando hablamos de enfermedad inflamatoria intestinal nos referimos a un trastorno inflamatorio gastrointestinal crónico que se divide, principalmente, en dos diagnósticos: enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa.
Estas enfermedades, que son más comunes de lo que cabría imaginar, son de difícil diagnóstico y tratamiento. Y si bien la ciencia ha avanzado considerablemente en este último aspecto, aún falta precisión en el diagnóstico, superar problemas de intolerancia al tratamiento y abordar lo que los expertos denominan “ciclo de remisión y recaída”. Es decir, ciclos en los que el paciente parece mejorar de la enfermedad, y luego recae, a veces incluso con mayor gravedad.
Además, las enfermedades intestinales inflamatorias se asocian a un mayor riesgo de cáncer, por lo que este es otro aspecto clave a observar y vigilar durante el tratamiento.
Dificultades en el proceso diagnóstico
Como explica el experto Pedram Heidari, radiólogo y jefe de servicio de medicina nuclear en el Hospital General de Massachusetts, no existe un método preciso para detectar y diferenciar la inflamación activa de la enfermedad crónica.
Actualmente, este tipo de enfermedades se diagnostican con una resonancia magnética o una tomografía computarizada, que permiten observar cambios estructurales en el intestino. También se usan técnicas de diagnóstico por imágenes que analizan el aumento de la cantidad de células inmunitarias (que aparecen durante la inflamación) en el intestino.
Pero ninguna de estas opciones permite captar los cambios en la respuesta inmunitaria del colon o analizar a conciencia el estado de aquellas partes del intestino que no son accesibles por medio de endoscopia y de las que no se puede tomar muestras.
Por eso, el equipo a cargo de este revolucionario estudio han puesto en marcha un método de imágenes de alta resolución no invasivo que permite detectar la activación del sistema inmunitario con mayor precisión.
¿En qué consiste este método revolucionario?
La herramienta probada por el equipo recibe el nombre de PET con granzima B. Es decir, una tomografía por emisión de positrones que utiliza la granzima B como biomarcador de este tipo de trastornos inflamatorios.
La granzima B es una enzima que las células del sistema inmunitario liberan cuando aparecen tejidos inflamados o infectados. Por medio de esta tecnología, pueden captar en imagen en qué partes del intestino se encuentra en mayor o menor medida esta enzima, analizando de forma eficaz el estado en tiempo real del mismo.
Además, las pruebas realizadas por el equipo parecen haber encontrado una relación entre la granzima B y las enfermedades inflamatorias intestinales.
Para este estudio, tomaron muestras de tejidos inflamados, con la enfermedad tanto activa como inactiva, y tejidos sanos y observaron la expresión de la granzima B. Las pruebas concluyeron que los tejidos sanos regulaban mejor esta enzima, mientras que los enfermos tenían una mayor expresión de granzima B.
También analizaron tejidos de personas que habían reaccionado bien al tratamiento para este tipo de enfermedades y aquellas que no, encontrando que en los primeros había una menor expresión de granzima B.
Combinando estos conocimientos con la herramienta PET con granzima B, sería posible detectar a tiempo este tipo de enfermedades, determinar la necesidad de empezar un tratamiento y monitorear la respuesta del tratamiento para garantizar su éxito. En definitiva, se trata de una técnica que podría cambiar significativamente la trayectoria de esta enfermedad, una herramienta de medicina de precisión.