La resistencia a los antibióticos es uno de los grandes problemas de salud a los que ya nos enfrentamos y que va a crecer de modo exponencial durante los próximos años si no conseguimos hacerle frente.
La Organización Mundial de la Salud ha publicado un informe para concienciarnos y ayudar a entender las más de medio millón de muertes anuales que se producen porque los microbios consiguen crear defensas que impiden que los antibióticos hagan efecto.
Un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, ha comprobado que las personas con diabetes son un colectivo especialmente vulnerable para desarrollar cepas de bacterias resistentes.
La diabetes facilita la resistencia bacteriana
Los investigadores han trabajado a partir de una bacteria muy común, el Staphylococcus aureus. Esta bacteria puede encontrarse en la piel de las fosas nasales, donde se mantiene controlada y es inocua. Pero puede provocar infecciones si penetra más en el organismo, a través de heridas o lesiones.
Los investigadores han visto que cuando se produce una de estas infecciones en personas con diabetes hay más posibilidades de que alguno de los estafilococos logre mutar y se haga resistente a los antibióticos. No solo eso, también consigue multiplicarse a más velocidad y controlar toda la colonia bacteriana.
Según los doctores Brian Conlon y Lance Thurlow, autores del estudio, la explicación está en la peor capacidad de control de la glucosa que tienes las personas con diabetes. Como sabes, la glucosa (el azúcar) que ingerimos con los alimentos es nuestra fuente de energía, y también es el alimento de las bacterias.
Al tener mayores opciones de glucosa en sangre las bacterias pueden multiplicarse mejor y crecen las posibilidades de que alguna mute y se haga resistente. Además, la diabetes también afecta a la capacidad del sistema inmune. Las defensas no son tan efectivas para destruir las bacterias invasoras.
Por qué hay más riesgo con el estafilococo
“El Staphylococcus aureus es especialmente adecuado para aprovechar este entorno diabético”, ha explicado el doctor Thurlow. “La bacteria mutante aprovecha el exceso de glucosa y se apodera de toda la población bacteriana en cuestión de días”.
Han probado este supuesto a partir de una investigación con ratones de laboratorio. Utilizaron un grupo de ratones diabéticos y otros sanos y los infectaron con el estafilococo. Después les suministraron un antibiótico, la rifampicina, que es precisamente de los que están perdiendo eficacia más rápidamente por bacterias resistentes.
A los cinco días, los ratones con diabetes seguían teniendo la infección y habían aparecido bacterias resistentes. En el otro grupo sin diabetes, la rifampicina había conseguido eliminar la infección bacteriana.
En otro experimento paralelo infectaron los ratones con bacterias resistentes. No solo estafilococos, también otros tipos de bacterias. De nuevo los ratones diabéticos fueron colonizados mucho más rápidamente por los estafilococos. En los ratones no diabéticos los estafilococos crecieron pero formaron una subpoblación más, igual que los otros tipos de bacterias, que también sobrevivieron.
Un riesgo para la población mundial
El problema que plantea esta investigación no es exclusivo de las personas con diabetes. Nos afecta a todos, puesto que las bacterias resistentes pueden contagiarse de muchas maneras de unas personas a otras: por el aire, en los alimentos, en superficies contaminadas, etc.
Afortunadamente, hay motivos para la esperanza. Los investigadores señalan que uno de los factores clave de este riesgo en personas con diabetes son los picos de azúcar descontrolados. “El control de la glucemia es muy importante. Cuando administramos insulina a nuestros ratones y normalizamos el nivel de azúcar en sangre no tuvimos esta rápida proliferación de bacterias resistentes”, ha explicado el doctor Conlon.
Por tanto, una diabetes bien controlada reduce significativamente el riesgo. Los pacientes que se inoculan insulina para mantener sus niveles de glucosa estables y que siguen una dieta adecuada a la enfermedad, si se infectan de esta bacteria, no tienen mucho más riesgo que el resto de población.
Y el resto de población lo que han de tener muy presente son los otros motivos por los que aumenta la resistencia a las bacterias: el mal uso y abuso que hacemos de los antibióticos.
Recuerda que nunca hay que automedicarse (sobre todo si no sabemos si la infección es por bacteria o virus, en cuyo caso no sirve de nada). Y que una vez se inicia el tratamiento, no se ha de dejar de tomar hasta haberlo completado, incluso si ya nos encontramos bien.