En lo que al tratamiento del cáncer de mama se refiere, el abanico de posibilidades se ha ampliado muchísimo en los últimos años, y se espera que lo haga aún más en un futuro cercano.
El tratamiento multimodal ha sido una revolución. “Es lo que ha hecho que se gane supervivencia. Multimodal significa que la mujer recibe, de inicio, tres, cuatro y hasta cinco tratamientos para poder llegar a la curación del cáncer de mama”, nos cuenta la doctora M.ª Jesús Pla, coordinadora de la Unidad Funcional de Mama del Hospital Universitario de Bellvitge-ICO (Barcelona).
A esto hay que sumar un enfoque cada vez menos agresivo.“Los tratamientos son cada vez más específicos y dirigidos, y en esto no solo se tienen en cuenta las características específicas del tumor, sino también a la paciente –prosigue–. A la hora de introducir un nuevo fármaco se valora su eficacia, pero también cuáles son sus efectos secundarios. La calidad de vida de las afectadas es algo básico para los médicos hoy en día”.
Buen ejemplo de ello es el tratamiento quirúrgico, como aclara la especialista: “Antes lo más habitual era empezar el tratamiento con cirugía. Ahora, en cambio, primero se trata a la paciente para disminuir el tamaño del tumor. Eso permite realizar operaciones menos agresivas”.
Cómo identificar las señales a tiempo
El diagnóstico precoz es, sin duda, uno de los factores que más ha contribuido a alcanzar el 85 % de supervivencia global en el cáncer de mama. “Las mamografías de cribado han demostrado ser muy eficaces para conseguirlo”, afirma la doctora Pla. Y la autoexploración mamaria no es menos importante.
Es habitual que notemos “bultos” al palparnos el pecho, y encontrar uno puede desanimar o incluso asustar a algunas mujeres, nos dice la especialista.“Hay que tener en cuenta que las mamas no están vacías y, por eso, notar algo al autopalparlas es normal. Lo que sí es importante es fijarse en los cambios. Y si te acostumbras a autoexplorarte de forma sistemática, los podrás detectar mucho mejor”, opina.
En cuanto a la periodicidad, para convertirlo en algo rutinario, las principales entidades médicas aconsejan autoexplorarse una vez al mes (durante la semana después de la regla o un día fijo si ya se ha entrado en la etapa menopáusica).
Cada cuánto hacerse una mamografía
En nuestro país, la mayoría de comunidades autónomas sigue las directrices de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), que recomienda el cribaje cada dos años, en mujeres de entre 50 y 69 años. Aunque determinar la franja más adecuada es algo que se sigue discutiendo.
En EE. UU., por ejemplo, desde su Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos, aconsejan ahora realizarlas a partir de los 40, con el objetivo de combatir el aumento de casos avanzados que se diagnostican en mujeres jóvenes. Y en algunas comunidades españolas las hacen a partir de los 45 y las prolongan tras los 69. Sin embargo en esas dos franjas de edad, y según recoge la Guía Clínica de la ESMO, hay menos evidencia de que tenga beneficios.
- En mujeres muy jóvenes la mamografía pierde eficacia. Se debe a la propia composición de la mama, según nos explica la doctora Pla: “El pecho de una mujer joven tiene mucha cantidad de glándula y poca grasa, y hay que tener en cuenta que la glándula, en la mamografía, se ve de color blanco, igual que los tumores. Por eso, en mujeres que están en la veintena o la treintena una mamografía puede no aportar suficientes datos”.
- A partir de los 40-45 años sí puede ser útil.“Para mí lo ideal es que toda mujer se realice una primera mamografía alrededor de los 40 años –aconseja la experta del Hospital de Bellvitge–. Puede solicitarlo a su ginecólogo, y aprovechar la visita para revisar si hay o no antecedentes familiares”.
Y, en el futuro, las pruebas serán más personalizadas y precisas. No faltan muchos años para que puedan detectarse alteraciones del ADN vinculadas a este tipo de tumor con un simple análisis de sangre. Además, unas técnicas de imagen cada vez más detalladas ayudarán a reducir los falsos positivos.
Identificar el tipo de cáncer y tratarlo de forma personalizada
El cáncer de mama tiene muchas caras.“Los médicos ya no hablamos de cáncer de mama en general, enseguida preguntamos de qué tipo, porque el tratamiento depende enormemente de esto”, prosigue la experta.
En líneas generales, los tumores pueden ser hormonodependientes, pueden tener elevada una proteína (HER2) que favorece el crecimiento celular o pueden no cumplir con alguna, o ninguna, de estas características (estos últimos se conocen como triple negativo). “Sabemos que cada uno de ellos responde mejor a un tratamiento concreto. Hoy en día contamos ya con terapias muy dirigidas y eficaces, y las que están surgiendo lo serán aún más”, opina la doctora Pla.
- Ponerle nombre y apellidos a todos los genes implicados es uno de los objetivos de los numerosos grupos de investigación que estudian este tipo de tumor. Ya se sabe que las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 aumentan el riesgo, pero el objetivo de la Ciencia es identificar todos los que, de una u otra forma, favorecen este tipo de cáncer.
- Las proteínas también juegan un papel importante. Algunas pueden favorecer el crecimiento maligno. Identificarlas y anularlas es otra de las líneas de investigación actuales para aumentar la eficacia de los tratamientos frente al cáncer.
Saber de antemano la respuesta de la mujer
Una vez decidido el tratamiento idóneo en función del tipo de cáncer, hay que tener en cuenta también que no todas las afectadas responden igual, y que a veces se crean resistencias. Poder prever si esto va a ocurrir antes de iniciar la terapia haría ganar tiempo y evitaría posibles efectos adversos innecesarios en las pacientes: por fortuna, es algo que numerosas investigaciones, como las siguientes, ya están logrando.
- Preservar el tejido fuera del cuerpo para poder estudiar cómo reacciona. Lo ha conseguido un equipo estadounidense gracias a un revolucionario gel, que permite mantener muestras de tejido enfermo en perfectas condiciones durante una semana. Gracias a ello, se podrán probar los medicamentos de forma externa y personalizada, con el tejido de cada mujer.
- La biopsia líquida también predice la eficacia de los fármacos. Lo hace detectando biomarcadores en sangre, y aunque de momento se utiliza en pacientes con cáncer de mama avanzado, se espera poder extender su uso de aquí a pocos años, cuando esta técnica aumente su precisión.
Que los fármacos den, de lleno, en la diana
Lograr que la medicación destinada a destruir las células cancerígenas apunte exclusivamente a ellas es clave, también, para reducir los efectos secundarios. Con ello, se logra salvaguardar al resto de células del cuerpo que crecen rápido, pero que lo hacen de forma natural (como por ejemplo las de la sangre). Es algo que cada vez más investigaciones están logrando.
- Engañar a las células malignas para que no localicen los fármacos. Un equipo del International Breast Cancer Center de Barcelona lo ha conseguido combinando un tipo de quimioterapia con un anticuerpo (un fármaco) que la introduce en las células del cáncer sin que ellas la identifiquen. Se ha probado en cánceres de mama agresivos y los resultados son muy positivos.
- Nuevos fármacos para prescindir de la quimioterapia. Se está estudiando tanto en los cánceres tempranos como en los avanzados, y los resultados son también prometedores.
Todo ello permite vislumbrar un futuro optimista. “El horizonte en cuanto al tratamiento del cáncer de mama es muy esperanzador hoy en día”, concluye la doctora M.ª Jesús Pla, que lleva décadas centrada en vencerlo.