Dr. Eduardo Nagore, dermatólogo: "A más lunares, más riesgo de melanoma"

Cuidar y proteger la piel del sol es clave para reducir el riesgo de melanoma. El Dr. Eduardo Nagore explica a Saber Vivir cómo hacerlo.

Charo Sierra
Charo Sierra

Directora de la Revista Saber Vivir

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mujer pelirroja playa

Las personas pelirrojas tienes más riesgo de cáncer de piel.

ISTOCK

La razón de que nuestra piel sea más o menos sensible al sol está en la melanina. Esa sustancia la fabrican unas células repartidas por todo el cuerpo llamadas melanocitos… y todos tenemos más o menos la misma cantidad. Lo que varía es el volumen de melanina que producimos cada uno. Eso nos viene marcado genéticamente y, cuanta más fabricamos, más oscuros serán los ojos, el cabello y la piel.

En las personas morenas por genética, ese pigmento (la melanina) es capaz de absorber el 85% de los rayos UVB (son los responsables de que la piel se enrojezca o se queme en poco tiempo) y alrededor del 50% de los rayos UVA. Estos dañan capas más profundas y las consecuencias son a más largo plazo: arrugas, piel más fina por destrucción de lípidos y de colágeno, e incluso cáncer.

Pese a ese bloqueo, el bronceado es, en realidad, una lesión, que es mayor cuanto más se ha enrojecido o quemado la piel. Si te quemas con facilidad cuando vas a playas y piscinas sin estar un tiempo excesivamente largo, puedes haber heredado “el gen de los pelirrojos”, el MC1R, y te conviene ser cuidadosa porque tu piel, más blanca y con más lunares, tiene más riesgo de dañarse seriamente.

El Dr. Eduardo Nagore, dermatólogo de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología (IVO), centro especializado en asistencia al paciente con cáncer, explica a Saber Vivir que "a más lunares, mayor es el riesgo de melanoma porque los lunares (o nevus melanocíticos) son la variante tumoral benigna de los melanomas. Si hay muchos, significa que esa persona tiene una facilidad genética para que sus melanocitos se multipliquen y se conviertan en un cáncer con más facilidad".

Qué ocurre tras pasar un tiempo largo al sol

Si nos exponemos más de 30-45 minutos entre las 11 h de la mañana y las 16 h de la tarde –cuando los rayos solares son más fuertes–, se dan dos procesos:

  • En primer lugar, la irritación. Ante eso, el sistema inmunológico responde llevando más sangre hacia la zona que se está comenzando a quemar para tentar repararla. Esa es una de las razones que explican por qué se enrojece y, al tocarla, la notamos caliente.
  • Luego, la producción de melanina. Los melanocitos aceleran su producción para intentar proteger también la piel de esa agresión y evitar que se produzcan daños mayores.
  • El bronceado llega 48 horas después de la exposición. ¿Y por qué no nos ponemos morenos de inmediato? La razón es simple: el organismo da prioridad a reparar el daño (ese enrojecimiento o quemadura) y solo cuando se ha asegurado de eso, permite que se libere más melanina. En todo ese proceso actúan dos proteínas: la ATM, que repara el ADN; y la MITF, responsable de fabricar melanina, pero que, como decimos, espera a que la anterior haya cumplido su función para “ponernos morenos”.
  • La mejor forma de reducir riesgos es exponernos de forma paulatina, comenzando por 15-20 minutos los primeros días, no en las horas centrales y con la protección adecuada. Pese a todo, se puede producir un daño acumulativo aunque la piel no se queme, como es habitual entre quienes trabajan muchas horas bajo el sol.

Antes y después de la playa, antioxidantes

Hay alimentos que contienen sustancias con cierto efecto fotoprotector; y conviene que estén muy presentes en la alimentación en esta época del año.

  • Zanahorias por sus carotenoides. Esta sustancia se encuentra en muchas frutas y verduras anaranjadas. Siempre que sea posible, toma al menos 3 distintas al día si te expones al sol.
  • Aceitunas verdes por sus oleuropeínas. Son otros compuestos antioxidantes que protegen nuestras células y que, además, actúan como antiinflamatorio natural porque logra controlar una sustancia, la COX2, causante –entre otras cosas– de la irritación y la inflamación en la piel. Por la misma razón, conviene usar en crudo el aceite de oliva virgen extra, el más rico en esa sustancia protectora que es responsable, además, de su sabor ligeramente amargo y picante. Y no descuides el aporte de omega 3 porque también ayuda a frenar la COX2 proinflamatoria.
  • Un poco de germen de trigo en el yogur. Es una de las fuentes más abundantes de vitamina E, seguido de los frutos secos, las semillas y las espinacas.
  • Las coles, por su brasinina. A esta se unen otros compuestos bioactivos protectores: flavonoides (quercetina y kaempferol), glucorafanina, vitaminas A, B y C; potasio y selenio.
  • Tomate, por su licopeno. Esta sustancia parece tener un efecto anticancerígeno en diferentes tumores. Algunos científicos la están probando como terapia contra células malignas de la piel. 
  • Setas, huevos y pescado azul, por su vitamina D. Al igual que las sustancias anteriores, esta ayuda a que la piel sea más resistente; pero no solo eso: en estudios con animales se ha visto que disponer de unos niveles correctos mejora el pronóstico si ya se ha detectado el melanoma. Estos datos cobran aún más importancia hoy en día, ya que una gran parte de la población no llega a tener los niveles mínimos.

Qué hacer si tienes la piel enrojecida

Las quemaduras solares de primer grado afectan únicamente a la capa más externa, la epidermis. 

  • Sabrás que te ha pasado porque notas la piel seca y tirante, además de algo enrojecida, pero no aparece ampolla. Puede descamarse (pelarse) entre 3 y 8 días después de la exposición. A veces los síntomas no aparecen de inmediato, sino 3 o 4 horas después del baño solar y pueden tardar hasta una semana en desaparecer. El Dr. Eduardo Nagore, uno de los mejores especialistas en cáncer de piel, puntualiza que “no hay que obviar el dolor porque también puede estar avisando de una quemadura grave asociada a un mayor riesgo de padecer un melanoma”.
  • Cómo cuidarla y recuperarla. Actúa en cuanto la notes tirante para evitar que ese “recuerdo” permanezca y provoque más daño pasado un tiempo, e incluso un envejecimiento precoz de la piel. Si notas esos síntomas cuando aún estás en la playa o en la piscina, resguárdate en un lugar interior o a la sombra. Echa agua fresca en la zona (mejor aún si te duchas) y elimina el exceso de agua –sin secarte del todo– dando palmaditas suaves y sin arrastrar la toalla.
  • Luego, aplica una crema hidratante que sea lo más natural posible, por ejemplo con áloe vera natural o soja. Es preferible que no uses fórmulas con principios activos que acaben en –caína (como benzocaína) porque podrían irritarte todavía más o provocar una reacción alérgica. Tampoco utilices cremas a base de derivados del petróleo u otros aceites químicos, que pueden “atrapar” el calor y empeorar los síntomas.

Si hay ampollas, es una quemadura seria

El enrojecimiento no está solo donde lo ves; también en capas profundas. Esa piel quemada tiene un aspecto húmedo y brillante y, al tocarla, duele. Con frecuencia, la piel se inflama tanto que aparecen ampollas.

  • No conviene reventarlas porque pierden el líquido seroso que contienen –que es protector– y podrían infectarse. Pueden tardar 3 o más semanas en curarse y este tipo de quemadura ya queda en “la memoria” de la piel.
  • Refresca la zona aplicando una compresa fría o hielo envuelto en un paño (o deja que se deslice el agua sobre la ampolla aplicando el chorro un poco más arriba de la lesión), ponte una crema hidratante con áloe vera y tapa sin apretar.
  • Si molesta mucho o no se cura, ve al dermatólogo. El Dr. Nagore concreta que “además de hidratarse bien, tanto con cremas como bebiendo agua, sería razonable evitar la exposición al sol al menos un par de días. De todos modos, con una buena protección solar, preferiblemente con ropa, se podría reanudar la actividad normal”.

Tipos de cáncer de piel

Cuando la formación de radicales libres que se generan al abusar del sol –y que también envejecen la piel– es continua, puede quedar afectado el ADN, provocando mutaciones que conducen al cáncer de piel.

  • El más agresivo es el melanoma, aunque no el más frecuente. Los de mayor incidencia son el llamado carcinoma de células basales, que afecta a capas más externas; y el cáncer de células escamosas, más profundo. 
  • Con la edad, puede haber más metástasis. La mayor rigidez en la piel que ocurre con la edad aumenta una proteína (la ICAM1) que estimula el crecimiento de vasos sanguíneos. Y eso favorece que el cáncer crezca y se propague más rápido.
  • En las mujeres, el melanoma tiene predilección por las piernas (la antepierna en primer lugar, seguida del muslo). En los hombres, en cambio, aparece más en la espalda, en el cuero cabelludo y en la nariz. El Dr. Nagore recuerda que “los hombres a partir de 55 años tienen más riesgo de melanoma y es probable que sea porque no siguen las medidas de protección tan bien como lo hacen las mujeres”.

El Dr. Eduardo Nagore también explica a Saber Vivir que "la gran mayoría de melanomas se tratan, con cirugía, extirpándolos. Por desgracia, en algunos no es suficiente y desarrollan metástasis, bien a los ganglios o la piel de la región, bien a otros órganos. En esos casos se administran fármacos que actúan bloqueando dianas moleculares o se aplica inmunoterapia. Gracias a estos tratamientos, la historia natural de los pacientes con melanoma metastásico ha cambiado y el pronóstico es ahora muchísimo mejor".