La depresión es la enfermedad mental más extendida y que, desgraciadamente, aún está lejos de estar plenamente controlada. Hay medicamentos eficaces y casos que se consiguen solucionar y controlar.
Pero por desgracia también hay muchos otros en los que se ponen solo parches parciales. La enfermedad regresa y, como bien sabemos, es una enfermedad grave que en algunos casos induce a poner fin a la propia vida.
Por eso cualquier nueva pista que nos ayude a detectar y desentrañar algo esta enfermedad es muy bienvenida. Una investigación, liderada por psiquiatras de la Universidad Cornell, en Nueva York, y con la participación también de científicos españoles, han descubierto que con analizando el cerebro se puede anticipar el riesgo de depresión.
Los estudios con resonancia magnética no habían sido especialmente útiles y se habían detectado diferencias poco importantes en la estructura cerebral que se relacionaran con la depresión. Hasta ahora.
La red de neuronas que avisa de depresión
El descubrimiento de estos científicos es que las personas que padecen depresión tienen una zona de la red neuronal con una tamaño que prácticamente dobla el de las personas sanas. Es una parte del cerebro que se relaciona con la importancia de los estímulos y con la manera en que procesamos las recompensas.
En esta investigación, que acaba de publicar la revista Nature, han constatado que el mayor tamaño de esta red, llamada red de saliencia, no es algo que aparezca al principio de la depresión. El hallazgo es que han visto niños que ya mostraban un mayor tamaño en esa zona cerebral y que años después han desarrollado depresión.
¿Por qué es más grande? Es una pregunta que aún no tienen una respuesta segura. Los autores del estudio deducen que podría tener un origen hereditario. Eso está en consonancia con el hecho de que la herencia genética es uno de los factores constatados de riesgo de depresión.
El tamaño de esta red neuronal se convierte en un posible marcador para anticipar que la persona está en riesgo alto de depresión. No obstante, los autores del estudio son prudentes y advierten de que aún se han de hacer más estudios para convertir este descubrimiento en un biomarcador fiable y que sea una posible diana para tratamientos.
También es una alarma de empeoramiento
La investigación ha dado varias sorpresas más a los médicos. Así lo ha explicado el doctor Chuck Lynch, primer autor del estudio: “Pese a que la red neuronal era más grande en los pacientes con depresión, no hay relación alguna con la severidad de la enfermedad”.
Pacientes con un grado muy elevado de depresión mostraban el mismo tamaño que personas con síntomas leves o que incluso que ya se habían recuperado. “Tampoco cambiaba por muchos episodios de depresión por los que hubieran pasado el paciente”, añadía.
Es uno de los aspectos que más ha extrañado a los investigadores y sobre el que siguen dando vueltas. De ahí que, de momento, la única explicación plausible es el origen hereditario del tamaño.
Lo que sí cambian son las conexiones que se producen entre algunas neuronas en puntos clave de esta red. La mayor o menos conexión permitió predecir si el paciente estaba a punto de empeorar o mejorar. Es una posible señal de alarma que se adelanta en una semana a los síntomas.
Cómo se hace el escaneo
La investigación ha analizado a casi 200 personas con depresión, comparándolas con algunas otras sin enfermedad. Han sido personas de todas las edades y condición.
Para hacer los estudios se ha utilizado una técnica avanzada de diagnóstico: la resonancia magnética funcional. Este método de imagen permite ver el cerebro en pleno funcionamiento, a diferencia de la resonancia magnética convencional, que solo muestra su estructura anatómica.
Con la resonancia magnética tenemos una foto fija, mientras que la funcional aporta mucha más información de cómo interactúan las neuronas. Esto ha permitido obtener mucha información. Por ejemplo, que en los pacientes con depresión la red de saliencia se expande e invade otras zonas neuronales.
Pero toda esta información no es suficiente. Las diferencias entre pacientes son muy grandes. El origen y las implicaciones de las enfermedades mentales son más completas que estos rasgos globales. Los tamaños de la red de saliencia eran dispares de un paciente a otro. Por eso no puede darse esta investigación por concluida.