Demuestran que los psicodélicos mejoran la depresión

La psilocibina, que se encuentra en setas alucinógenas, altera el sistema de pensamiento introspectivo. Esto abre la puerta a posibles tratamientos para enfermedades mentales como la depresión y el estrés traumático.

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Eva Carnero

Periodista especializada en bienestar y nutrición

Actualizado a

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Los psicodélicos alteran las conexiones entre las regiones del cerebro.

ISTOCK

Cuatro de cada diez personas en España (39,3%) valora de forma negativa su salud mental actual. Esta es una de las conclusiones del Estudio la situación de la salud mental en España, elaborado por la Confederación Salud Mental España y la Fundación Mutua Madrileña. El estudio se llevó a cabo en 2022 con la participación de más de 2.000 personas, tanto de la población en general como de aquellas que tienen o han tenido problemas de salud mental, así como de profesionales de la sanidad.

Por tanto, la publicación de los efectos de la psilocibina en el tratamiento de enfermedades mentales como la depresión o el estrés traumático, en la revista Nature, es muy interesante. 

Cambios en el cerebro

El artículo revela que la psilocibina, compuesto psicodélico de las setas alucinógenas, altera el modo en que se comunican distintas regiones del cerebro relacionadas con el pensamiento introspectivo, como soñar despiertos o recordar. Estos cambios, que duran semanas, explican por qué los psicodélicos provocan alucinaciones, y sientan una base para estudiar el potencial de estas sustancias en el tratamiento de dolencias mentales.

Los pensamientos introspectivos como pensar en uno mismo o hacer plantes de futuro forman parte del área del cerebro que se conoce como piloto automático. Según los investigadores, la psilocibina es capaz de resetear esta zona. Los cambios producidos son tan drásticos que afectan al modo en que las distintas regiones cerebrales se comunican entre ellas, algo que es único en cada uno de nosotros, es como la huella dactilar. Por tanto, el resultado es que este rasgo distintivo desaparece, y el cerebro pasa a tener más similitudes entre individuos distintos bajo los efectos de la droga, que con el de uno mismo antes de tomarla.

Alteraciones duraderas

Tras el reseteo inicial, la psilocibina induce pequeños cambios en las conexiones cerebrales que pueden durar semanas. Lo que está ocurriendo es que "estás tomando este sistema fundamental en la capacidad del cerebro para pensar en la relación entre uno mismo y el mundo, y la estás desincronizando totalmente durante un tiempo", explica en nota de prensa Joshua S. Siegel, profesor de psiquiatría de la Washington University School of Medicine (WUSM), en Estados Unidos.

"Esto provoca una experiencia psicodélica en el corto plazo, y a más largo plazo, el cerebro es más flexible y potencialmente es más capaz de volver a un estado más sano", explican los autores del trabajo.

Este reseteo se produce nada más tomar la droga. Luego, el cerebro establece de nuevo las conexiones que lo hacen único, aunque mantiene latentes pequeños cambios que se mantienen durante semanas.

conclusiones limitadas

Las investigaciones sobre los efectos de los compuestos psicodélicos como la psilocibina en el proceso de patologías como la depresión llevan décadas llevándose a cabo. Entre las conclusiones que se desprenden de estos trabajos merece la pena mencionar que cuando la toma de estas drogas se combina con una terapia verbal, mejoran los síntomas de pacientes aquejados de enfermedades psiquiátricas.

Sin embargo, todavía no es posible generalizar su consumo, ya que se desconoce el por qué de sus efectos alucinógenos y terapéuticos. De modo que, a día de hoy, su aplicación no se extiende más allá de los ensayos clínicos. 

reacciones únicas 

Con el ánimo de superar la limitación mencionada, desde la Universidad de Washington se ha llevado a cabo una investigación que ha permitido detallar cómo cada individuo responde a la psilocibina, y ver diferencias entre ellos. Para ello, los científicos administraron una dosis de psilocibina a siete voluntarios sanos, y analizaron a través de una media de dieciocho resonancias magnéticas (129 en total) los cambios en su actividad cerebral. 

Los investigadores también pasaron un test a los voluntarios para conocer sus sensaciones en el momento álgido de la experiencia psicodélica. Cruzando ambos resultados comprobaron que aquellos que reportaban un viaje más intenso habían sufrido los cambios más grandes.

Tratamientos individualizados

Los voluntarios que participaron en el ensayo estuvieron acompañados en todo momento por expertos, para prepararles de cara a la experiencia psicodélica, paliar los efectos de un posible viaje negativo, y ayudar a procesar las alucinaciones una vez concluido. Los resultados, según los científicos, no promueven la automedicación con sustancias psicoactivas, que tiene riesgos para la salud.

Además, el hecho de relacionar las sensaciones subjetivas y los cambios en la actividad cerebral supone una valiosa oportunidad para evaluar mejor los efectos que pueden tener las sustancias psicoactivas en los pacientes, y establecer tratamientos lo más personalizados posible, lo cual ya es un gran avance.