Demostrado: el entrenamiento físico mejora la calidad de vida de las mujeres con cáncer de mama avanzado

El cáncer de mama, desde su inicio y en especial en sus fases más avanzadas, puede deteriorar considerablemente la calidad de vida de quienes los padecen. Por suerte, estudios como este avanzan en la investigación para paliar sus síntomas, así como los de sus agresivos tratamientos.

Celia Perez León
Celia Pérez León

Redactora especializada en salud y nutrición

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Mujer sonriente ejercicio

Un prometedor estudio demuestra que el entrenamiento físico adaptado es clave para la calidad de vida de pacientes con cáncer de mama avanzado. 

ISTOCK

El cáncer de mama se considera el tipo más común de cáncer a nivel mundial. Según la OMS, en 2020 se diagnosticaron cerca de 2,3 millones de casos nuevos, representando el 11,7% de los casos de cáncer diagnosticados en el mundo. La misma fuente reporta que el cáncer de mama fue responsable de 685.000 muertes en 2020, representando el 6,9% de las muertes por cáncer en el mundo.

Sobre su tratamiento y cura hay muchos estudios y avances científicos. Pero lo cierto es que, además de su preocupante índice de mortalidad, la calidad de vida de las mujeres que padecen esta enfermedad sufre gravemente desde el inicio de la enfermedad hasta sus etapas más avanzadas. Encontrar medios que permitan llevar una vida más plena a quienes luchan contra esta enfermedad es urgente e imprescindible, por lo que la Unión Europea ha financiado, bajo la dirección del Centro Médico Universitario de Utrech, y en colaboración con otros centros prestigiosos en la lucha contra el cáncer de mama, un estudio que buscaba demostrar la influencia del ejercicio físico en la calidad de vida de estas pacientes.

Mejor calidad de vida, mejor recuperación y pronóstico

La organización benéfica líder en la investigación contra el cáncer en Reino Unido, Cancer Research UK, compartía con los médicos la importancia de mantener una buena calidad de vida en pacientes con cáncer. El bienestar de estos no solo es relevante para una mejor adhesión al tratamiento, sino que es clave para la recuperación y el pronóstico tanto antes como después del mismo.

Es por eso que, desde hace años, la comunidad científica estudia cómo mejorar la calidad de vida de quienes sufren cáncer. En el caso del cáncer de mama, diferentes estudios probaban que el ejercicio físico podía ser eficaz para mantener un mayor grado de bienestar durante las primeras etapas de la enfermedad. Pero ¿qué hay de aquellas mujeres que se encuentran en un estado más avanzado de la misma?

Eso es, precisamente, lo que buscaban demostrar con este nuevo estudio. El objetivo era obtener pruebas que permitieran recomendar programas específicos de entrenamiento a pacientes con cáncer de mama avanzado.

Un estudio en pro de la calidad de vida

Para la realización del estudio, contaron con 355 mujeres y 2 hombres con cáncer de mama metastásico. Dividieron el grupo en dos, teniendo así un grupo de control y otro de entrenamiento. A ambos se les facilitó un rastreador de actividad física para registrar la cantidad de ejercicio que realizaban en la vida diaria.

El grupo de entrenamiento, además, se sometió dos veces por semana a un programa de entrenamiento adaptado individualmente y supervisado terapéuticamente. En el mismo se incluían ejercicios que buscaban aumentar la fuerza muscular, mejorar la resistencia y fortalecer el equilibrio.

Durante el estudio, al inicio, y tras los primeros tres, seis y nueve meses, se realizó un cuestionario estandarizado a los participantes sobre su calidad de vida. Los resultados fueron alentadores.

El programa de entrenamiento estructurado permitió una mejora estadísticamente significativa de la calidad de vida y una reducción amplia de la fatiga. Las quejas sobre el dolor o la dificultad para respirar disminuyeron también significativamente, e incluso consiguieron una mayor participación en la vida social con estas pacientes.

Así pues, este estudio sirve como aval para que diferentes expertos en el campo de la medicina puedan recomendar, con pruebas sólidas, a las personas en etapas avanzadas de esta enfermedad que participen en programas de entrenamiento específicos. Es un importante paso en la lucha contra el cáncer sin sacrificar calidad de vida.