Este es el refresco más sano que puedes tomar en verano según la ciencia

En verano nos apetece beber más y los refrescos no siempre son una opción recomendable, la mayoría tienen un excesivo contenido en azúcar. No todos. La ciencia confirma cuál podemos tomar sin mayores problemas.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

Joven con refresco

Los refrescos no son saludables, aunque hay una excepción.

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Todos los médicos y nutricionistas nos aconsejarán beber más en verano para compensar la pérdida de líquidos habitual en esta época. Debemos estar especialmente atentos en el caso de los niños y los ancianos, que son los que tienen menos sensación de sed y, por tanto, más riesgo de deshidratarse sin ser conscientes de ellos.

Lo siguiente que nos dirán los expertos es que nos hidratemos con agua. Es la bebida más sana y adecuada con ese fin.

Hay estudios que consideran que otras bebidas, como la leche, hidratan más, pero es un mero detalle científico. Nadie piense en beber solo leche para quitar la sed, ¿no? Pues igual de absurdo tendría que parecernos tomar siempre refrescos para beber. Sin embargo, eso es algo mucho más asumido en nuestra sociedad.

Por qué son perjudiciales los refrescos

En Estados Unidos, que en temas de problemas de bebidas nos llevan décadas de ventaja, ya se ha comprobado lo serio que es el problema de haber dado manga ancha para que los niños pidan siempre refrescos para beber.

Así se empieza. Y las cifras de obesidad de adultos son de las más altas del mundo. El problema no es solo por los refrescos. Es general del tipo de dieta. Pero los refrescos tienen mucho que ver. Y no cualquier refresco, como vamos a ver.

Todos los refrescos azucarados acaban siendo perjudiciales, apunta un estudio de la Universidad de Harvard. Aportan calorías vacías, sin casi nutrientes. El consumo habitual se ha relacionado con los siguientes problemas:

  • Sobrepeso. Se calcula que tomar una lata de refresco diario supone un aumento de dos kilos por año.
  • Riesgo de diabetes tipo 2.
  • Riesgo de problemas cardiovasculares.

La lista no se acaba aquí, pero son los efectos más comunes. Tampoco podemos olvidar que tomar refrescos está dentro de un hábito nutricional poco equilibrado. No nos sacian pero llenan el estómago. El resultado es que comemos menos (ya no apetece la fruta, por ejemplo), y el hambre vuelve para picotear algo poco sano horas más tarde.

Qué refrescos son los más perjudiciales

Según las investigaciones no todos los refrescos perjudican por igual. Hay dos tipos de refrescos especialmente poco recomendados. Son los de cola y los de sabor de naranja.

En el caso de los refrescos de cola el principal efecto dañino proviene de su contenido en ácido fosfórico. Este ingrediente está en el punto de mira porque puede dañar los riñones. También se ha relacionado su consumo con un mayor riesgo de osteoporosis.

Estos refrescos tienen cafeína que, en el caso de los niños, puede suponer problemas a la hora de irse a dormir o de que estén sobreexcitados durante el día y con falta de concentración en las tareas de aprendizaje.

Por lo que se refiere a los refrescos de naranja, el problema radica en un factor psicológico. Al contener una mínima cantidad de zumo de naranja (prácticamente testimonial en algunas marcas), el consumidor puede tener la percepción de que está tomando una bebida más saludable y nutritiva que las otras.

Los edulcorantes no son la solución

La ciencia tampoco ha dado el visto bueno a los refrescos light o zero, elaborados con edulcorantes en sustitución del azúcar refinado. Las investigaciones han tirado por tierra todos los posibles beneficios.

  • No ayudan a perder peso. Varios estudios confirman que añadidos a la dieta no suponen un factor que haya servido para que los consumidores adelgacen o siquiera engorden menos. Se incluye en una dieta poco equilibrada y las calorías que se evitan con el refresco se consumen en otros productos.
  • Hay riesgo de cáncer. La Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer advierte de que el aspartamo, uno de los edulcorantes más utilizados, es un posible carcinógeno. Hay pocas evidencias aún, pero es un aviso.
  • Riesgo de muerte prematura. La Organización Mundial de la Salud ha dicho que el consumo prolongado puede aumentar el riesgo de muerte prematura en adultos.
  • Alteraciones intestinales. Pueden afectar a la salud digestiva al alterar la microbiota intestinal.

El refresco que sí apoya la ciencia

La ciencia sí apoya el consumo de un único refresco burbujeante. ¿Te imaginas cuál es? El agua con gas o agua carbonatada. Tomarla no es ninguna tontería. Todo son ventajas.

El agua con gas no tiene ninguna contradicción. Los médicos y nutricionistas la recomiendan sin apenas problema. No es más que agua y gas carbónico. Este gas no daña la digestión. Se descompone en el estómago y se expulsa.

Es tan adecuada para hidratar como el agua corriente. La Universidad de Harvard la considera la alternativa más saludable a los refrescos azucarados. De hecho, hay políticas de educación para intentar sustituir en Estados Unidos los malos hábitos de los otros refrescos por este.

Las aguas carbonatadas son seguras y son una buena opción. No están asociadas con problemas de salud como los que suponen las bebidas carbonatadas endulzadas”, explican.

Los otros beneficios del agua con gas

¿Quieres más razones para pasarte al agua con gas? Toma nota:

  • Es sociable. Tomar agua con gas es pedir un refresco. Hay una idea equivocada de que al salir “a tomar algo” hay que pedir otra cosa que no sea simple agua. El agua con gas es la solución.
  • Ayuda a digerir. Hay varios trabajos que sugieren que el gas ayuda a la digestión e incluso alivia las molestias de estómago (dispepsia). También ayuda al estreñimiento.
  • Es más saciante. Las burbujas nos dan una sensación de saciedad sin añadir calorías. Nos evita comer en exceso. Claro que luego hay que evitar picar entre horas.
  • Previene piedras en el riñón. Un estudio destacó que las personas que bebían agua con gas tenían menos riesgo de tener cálculos renales.

Por ponerle algún problema, su uso excesivo se ha relacionado con una leve erosión del esmalte de los dientes y con más riesgo de incontinencia en mujeres mayores de 40 años (algo que también pasa con los otros refrescos).