Un estudio de ISGlobal confirma que un ayuno nocturno más largo y desayunar temprano son la clave para no engordar

La investigación de ISGlobal da la pauta para mantener nuestro peso a raya: un ayuno nocturno más largo y desayunar temprano. Las horas en las que comemos son muy importantes para quemar correctamente la grasa. Pero alargar el ayuno demasiado tampoco es efectivo.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

Mujer joven comiendo yogur en la cocina

Cenar temprano y desayunar temprano, sin saltarse esta comida, ayudan a mantener el peso a raya.

ISTOCK

La crononutrición, es decir el estudio que analiza la importancia no solo lo que comemos sino el momento en el que comemos, está cobrando cada vez más importancia. Hay nuevos estudios que evidencian que nuestro cuerpo no metaboliza los alimentos de la misma manera a unas horas que a otras.

Nuestros relojes biológicos o ritmos circadianos se han ido ajustando a lo largo de miles de años a los ciclos que marca el sol. Por eso lo mejor para la salud es dormir por la noche. Hay pruebas sólidas de que las personas con horarios nocturnostienen más problemas de salud.

La noche es para que el cuerpo se recupere y descanse. También nuestro sistema digestivo. Es lo que ha puesto en evidencia el estudio más reciente al respecto, elaborado por ISGlobal y que ha analizado las mejores horas para comer y evitar engordar.

El mejor horario para mantener el peso

Este estudio, que ha contado con la participación de más de 3.000 voluntarios, de entre 40 y 65 años, ha establecido que hay dos hábitos específicos que se relacionan con mantener un índice de masa corporal adecuado a largo plazo:

  • Guardar un ayuno largo por la noche, de al menos 11 o 12 horas.
  • Desayunar temprano, entre las siete o las ocho, dependiendo de la hora en la que cenemos.

Así, un ejemplo ideal de horario de comida es cenar no más tarde de las ocho de la tarde, irnos a dormir al menos un par o tres de horas más tarde, así dejamos tiempo para que el estómago digiera los alimentos y pueda descansar. Y desayunemos a las ocho de la mañana.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores pesaron y midieron a los voluntarios, y pasaron un cuestionario de hábitos de vida, posición económica y otros factores. En las preguntas se incluía los horario de comidas. Cinco años más tarde, se les volvió a pasar un control para comprobar sus cambios físicos y de hábitos.

Nuestros resultados están en línea con otros estudios recientes; sugieren que alargar el ayuno nocturno podría ayudar a mantener un peso saludable si se acompaña de una cena temprana y un desayuno temprano”, ha explicado Luciana Pons-Muzzo, investigadora del estudio.

¿Funciona el ayuno intermitente?

Este estudio se relaciona con las nuevas tendencias en nutrición que recomiendan el ayuno intermitente o falso ayuno. Como seguramente sabes, el ayuno intermitente se basa en dejar pasar un largo periodo entre la última comida del día y la primera del siguiente.

Hay varias versiones, que amplían este ayuno en 17 o 18 horas a base de saltarse una comida. Unos lo aplican a diario y otros recomiendan días alternos.

Lo que han observado las investigadoras de ISGlobal es que este tipo de ayuno es contraproducente. Saltarse el desayuno para alargar aún más el ayuno no tiene efectos sobre el peso corporal ni resulta efectivo a largo plazo como estrategia para perder peso.

Al contrario. Comprobaron que un grupo de hombres que no tomaban su primera comida hasta las dos del mediodía tendía a un estilo de vida menos saludable: fumaban, bebían, practicaban poco deporte y tenían dietas menos saludables.

Otros beneficios de estos horarios

Al analizar la crononutrición también constataron otras diferencias por sexo. Las mujeres se saltaban menos el desayuno, tenían en mayor número una dieta mediterránea como patrón y menor tendencia al consumo de alcohol.

El estudio sigue la línea de otras investigaciones previas que apuntaban que desayunar y cenar temprano tenía beneficios en la salud cardiovascular y el riesgo de diabetes tipo 2. Es algo lógico, puesto que el índice de masa corporal, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes se relacionan.

El estudio no buscaba dar una explicación sino constatar unos datos. De todas formas, las autoras apuntan cuatro razonamientos científicos de estos resultados:

  • Los procesos biológicos son más efectivos. Nuestro cuerpo, ajustado con el ritmo circadiano, metaboliza mejor por el día.
  • Se gasta la energía que aportan los alimentos de manera más eficaz porque también estamos más activos.
  • Este ayuno nocturno reduce la inflamación del sistema digestivo, lo que repercute en una mejor regulación del peso.
  • Mejora la microbiota, las bacterias de nuestros intestinos. Al no recibir un flujo continuo de nutrientes también pueden descansar y se regulan mejor.