El truco para despertarte por la mañana lleno de energía y sin una pizca de sueño en primavera

La estrategia para disfrutar de un sueño suficiente y de calidad exige el "ataque" por varios frentes. La suma de todos ellos te ayudará a dormir mejor. Ahora bien, este que te mostramos es infalible.

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Eva Carnero

Periodista especializada en bienestar y nutrición

Actualizado a

Mujer despertándose

Una buena calidad del sueño es imprescindible para un estado de salud óptimo.

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Sabemos lo importante que es para la salud dormir las horas suficientes, del mismo modo que somos conscientes de la relevancia que tiene que ese tiempo sea un sueño reparador, de calidad. Lo sabemos gracias a las investigaciones que realizan centros especializados y universidades que estudian sobre el tema. Pero también lo sabemos por experiencia propia. Y es que, que levante la mano quien no ha tenido en alguna ocasión problemas para conciliar el sueño o se ha despertado con la sensación de estar demasiado cansado. He ahí la prueba más convincente que demuestra lo importante que es dormir bien. 

Ahora bien, ¿qué entendemos por dormir bien? Y en concreto, ¿cuánto tiempo es el que califican los expertos como el más conveniente? Sin entrar en detalles, diremos que la mayoría considera que ocho horas diarias es lo más recomendable para levantarse al día siguiente con energía y optimismo. Eso sí, también advierten que no hay que tomarse ese dato como una cifra exacta, sino aproximada, ya que puede ser mayor o menor en función de muchos factores, tales como, la edad, el sexo o las circunstancias personales. Esto significa, entre otras cosas, que no todos necesitamos 8 horas de sueño para estar bien. Ni siquiera, una misma persona requerirá la misma cantidad de horas en la infancia o cuando haya entrado en la edad adulta o en la vejez.

Despertarse con luz natural

Partiendo de este escenario, la idea es identificar las herramientas y estrategias más prácticas y eficaces que garanticen, o al menos, aumenten las posibilidades de tener un sueño de calidad y un despertar lo más enérgico posible.

Aunque existen varios frentes desde donde podemos "atacar" para lograr nuestro propósito, en esta ocasión, nos centraremos en el que se basa en el manejo de la producción de la hormona del sueño, la melatonina. 

La estrategia a seguir sería dormir con la persiana subida, o lo que es lo mismo, despertarse con la luz natural. El objetivo es permitir que entren los rayos del sol por la mañana a través de la ventana y así reducir la producción de melatonina. De esta manera, nos despertaremos con más vitalidad y con la agradable sensación de haber dormido profundamente.

Cuando dejamos que la luz solar inunde el dormitorio ocurren dos cosas: por un lado, el cerebro empieza a producir la hormona cortisol, lo cual hace que nos activemos; y por otro lado, se reduce la producción de melatonina, hormona que se sintetiza cuando anochece y que es la encargada de inducir al sueño.  

cuestión de hormonas

Vemos, por tanto, que el papel de la melatonina es crucial en el ámbito del sueño y la vigilia, y que la presencia de luz natural o artificial también es clave en el proceso del sueño, favoreciéndolo o dificultándolo.

Hemos visto cómo la luz natural por la mañana favorece un despertar óptimo. Más adelante mostraremos cómo afecta la luz artificial a la cantidad y calidad del sueño, especialmente a la facilidad para conciliarlo. Pero antes nos detendremos en la primera parte de la ecuación, la melatonina.   

A grandes rasgos, se podría definir como una hormona que produce nuestro organismo, en concreto, se sintetiza en la glándula pineal, que está en la base del cerebro. La liberación de melatonina se acelera cuando se hace de noche y dos horas después alcanza su punto máximo. Por tanto, se constata la existencia de una relación directa entre la melatonina y el sueño.

evitar la luz artificial

Dejamos a un lado la luz natural y sus beneficios para un buen despertar y nos centramos en la importancia de la luz artificial a la hora de conciliar el sueño. En este sentido, los expertos comparten la opinión de que para facilitar el sueño es imprescindible evitar las fuentes de luz artificial, tales como televisiones, lámparas o las pantallas de los teléfonos móviles y las tablets.

Cada vez hay más estudios que confirman esta opinión y el vínculo mencionado entre el sueño y la luz artificial. Entre ellos, destaca el realizado por la Universidad Sungkyunkwan de Seúl en el que un grupo de científicos surcoreanos demostraron que la calidad del sueño se ve afectada cuando dormimos con alguna luz o la televisión encendida. El estudio, publicado por la revista Sleep Medicine analizaba el sueño de diez personas con buen estado de salud durante dos noches consecutivas. Durante el primer día, los participantes pudieron descansar con la luz a apagada, mientras en la segunda lo hicieron con un fluorescente encendido a unos metros de distancia.

Los resultados fueron muy interesantes. Durante la noche que durmieron con la luz fluorescente encendida dichas personas pasaron más tiempo en la primera fase del sueño, caracterizada por proporcionar un descanso menos profundo. Los minutos que pasaron en la tercera y cuarta etapa con un sueño profundo fue muy inferior.

La luz azul del movil no te deja dormir?

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Otro estudio, esta vez realizado por la Facultad de Medicina de Harvard, en Estados Unidos, aborda los efectos de la luz eléctrica en nuestro organismo. Los investigadores llegaron a la conclusión de que la iluminación artificial disminuye los niveles de la melatonina, lo que incide directamente en la calidad del sueño, así como en la presión arterial, los niveles de azúcar en la sangre o incluso en la temperatura de nuestro cuerpo.