Tranquilizar tus hormonas: cómo evitar los factores ambientales que las "hackean" y te hacen enfermar

Vivimos en un ambiente muy distinto al de unas pocas décadas atrás; en el entorno de hoy abundan los disruptores endocrinos, sustancias capaces de hackear nuestras hormonas. Te ayudamos a descubrir dónde se esconden y cómo esquivarlas.

Eva Mimbrero
Eva Mimbrero

Periodista especializada en salud

Actualizado a

MUJER GUAPA EN NATURALEZA

Las mujeres son más sensibles a las alteraciones hormonales.

ISTOCK

¿Sabrías identificar qué tienen en común enfermedades aparentemente tan distintas como el asma, la endometriosis o la diabetes? Todas comparten un factor de riesgo: los disruptores endocrinos. Son sustancias químicas creadas por los humanos y presentes en un gran número de objetos cotidianos (también en los alimentos), que tienen la capacidad de anular las hormonas naturales y hacerse pasar por ellas, engañando al cuerpo. "Los disruptores endocrinos ‘hackean’ el mensaje hormonal", nos aclara el doctor Nicolás Olea, uno de los mayores expertos en este campo.

Disruptores endocrinos

Ya hay más de 2.000 identificados, la inmensa mayoría derivados del petróleo. Los entendidos no descartan que aparezcan otros compuestos químicos que puedan afectar a nuestras hormonas.

Evitar la exposición constante protege nuestras hormonas. Es lógico preguntarse por qué estas sustancias se siguen usando si son tan dañinas. La industria sostiene que está demostrado que, en pequeñas dosis, no perjudican la salud. Pero son tantos los productos que contienen disruptores endocrinos que estos minicontactos se van sumando y acumulando en el cuerpo.

"No hay individuo en Europa, de cualquier edad y sexo, que no esté expuesto de forma diaria a estos compuestos químicos, ya sea por la alimentación, la respiración o a través de la piel", remarca el especialista. Por eso, es tan importante reconocer dónde pueden esconderse y qué podemos hacer para reducir nuestro contacto.

Conocer en detalle todos sus efectos

"Los disruptores están implicados en muchos y diversos problemas de salud, que incluyen alteraciones endocrinas, reproductivas, neurológicas y metabólicas", advierte el doctor Olea. Y esto es algo que afecta especialmente a las mujeres, más sensibles en el aspecto hormonal.

El plástico es el más conocido, pero hay más. ¿Sabías que metales pesados como el plomo, el cadmio, el mercurio o el arsénico circulan por nuestra sangre en pequeñas cantidades? "Se sabe que esto aumenta el riesgo de desarrollar trastornos cardiovasculares, renales o neurocognitivos, y también algunos cánceres”, nos cuenta la doctora Magda Gasull, la investigadora principal de un reciente estudio centrado en este tipo de compuestos del Hospital del Mar Research Institute de Barcelona. Y uno de sus hallazgos es sorprendente: el 70 % de los habitantes de Barcelona tiene concentraciones altas de metales pesados en sangre.

Llegan a nosotros por diferentes vías, al igual que los plásticos. Los metales pesados pueden estar presentes en productos del mar, vegetales (que pasan a ellos a través de las tierras de cultivo), cosméticos o incluso en el agua.

Como ves, el problema de los disruptores endocrinos es que están por todas partes. Pero puedes reducir tu exposición a ellos con pequeños cambios en tus rutinas diarias.

Desenmascara el plástico alimentario

Evitar el plástico puede parecer sencillo, pero a veces se esconde en lugares insospechados.

  • Bebe el café de máquina en una taza. ¿Te has preguntado por qué los actuales vasos de cartón no se empapan con el líquido? La respuesta es sencilla: porque no son totalmente de cartón, entre sus componentes también hay plástico. Y, "a altas temperaturas, se libera y pasa más fácilmente tanto al agua como a los alimentos", nos aclara el doctor Olea. Para evitarlo, pásalo de inmediato a una taza de cerámica o a un vaso de cristal.
  • Mejor en vidrio que en lata. Las latas tienen una finísima cobertura de plástico que aísla el interior de la hojalata o el aluminio con la que suelen fabricarse. Pero este plástico puede pasar a los alimentos, algo que evitarás fácilmente si te decantas por conservas o bebidas envasadas en vidrio.
  • Sustituye el atún en conserva por otros pescados. No es necesario hacerlo siempre, pero si eres de los que tiras de la socorrida lata de atún para improvisar una comida, prueba otros pescados como la caballa o la melva. Al ser más pequeños, acumulan menos microplásticos (los ingieren en el mar), y también menos compuestos persistentes como el mercurio.
  • Si tienes sartenes de teflón (un plástico antiadherente), sustitúyelas en cuanto tengan un mínimo rasguño, porque al estar deterioradas los químicos pueden pasar fácilmente a los alimentos. Y procura que las nuevas sean de otros materiales libres de ellos, como el hierro, el vidrio, el titanio o la cerámica. A la hora de comprarlas, asegúrate de que sean libres de PFAS (lo acredita el sello PFAS free) y de que no tengan ningún tipo de recubrimiento esmaltado. 
  • Fíjate en las etiquetas de los alimentos. Si no tienes más remedio que comprar algo envasado en plástico, en la medida de lo posible evita los que tienen los números 3, 6 y 7 dentro de un símbolo en forma de triángulo. Contienen PVC, poliestirenos y policarbonatos, plásticos con probado efecto disruptor. Descarta, también, los productos que incluyan entre sus ingredientes de la E-214 a la E-219. "Son parabenos (otro disruptor endocrino) empleados como conservantes frente a bacterias, hongos y levaduras", aclara el catedrático. Lo mejor es elegir siempre que puedas productos frescos, a granel, de proximidad y ecológicos, y pelar y/o lavar bien los vegetales antes de consumirlos.

¿Es la silicona una alternativa segura?

Suele utilizarse para cocinar en el microondas o al horno, pero estudios recientes apuntan que este material puede no ser tan inocuo como parecía. "El gobierno danés publicó un informe en 2023 que advertía de la liberación de varios disruptores, como la dimeticona y algunos aditivos plásticos, desde los moldes de silicona al alimento cuando eran sometidos al calor del horno. Mientras este punto se aclara, lo más prudente es no usarlos y recurrir a opciones con seguridad comprobada, como el vidrio", apunta Olea.

Claves para absorber menos por la piel

La ropa o los cosméticos pueden ser también fuentes de disruptores endocrinos. Medidas sencillas como las siguientes reducen nuestra exposición:

  • Lava la ropa nueva siempre antes de ponértela, y hazlo con un detergente ecológico (libre de disruptores). Si no tienes tiempo de hacerlo justo al llegar a casa, al menos ventílala antes de guardarla en el armario. "Con esta maniobra tan sencilla evitarás la exposición a compuestos volátiles tóxicos", aconseja el catedrático.
  • Elige prendas de tejidos naturales, como el algodón, el lino o la lana, frente a las elaboradas con fibras sintéticas como el poliéster. Y fíjate bien en las etiquetas antes de comprarlas, porque lo habitual es mezclar varios textiles.
  • Renueva la funda de la tabla de planchar si hace tiempo que la tienes. El experto aclara por qué: "Se ha demostrado que contribuye a la exposición a perfluorados", que es la misma familia de tóxicos a la que pertenece el teflón de sartenes y ollas.
  • Usa cosméticos libres de parabenos. Estos conservantes no solo se usan en los alimentos, también en cremas, solares, jabones, desodorantes... Los identificarás si hay ingredientes acabados en "paraben".

Cómo reducir los que respiramos

Las partículas de algunos de estos químicos pueden ser tan pequeñas que acaban mezclándose con el aire. Para reducirlas:

  • Ventila cada día tu casa. "Hazlo mínimo dos veces, y al menos 30 minutos en total", recomienda el doctor. Aspira y elimina el polvo de las superficies con un paño húmedo a menudo, porque en él se acumulan muchos de estos productos.
  • No dejes los aparatos con el piloto rojo, en standby. Si están encendidos desprenden calor y eso puede hacer que se liberen al aire las sustancias tóxicas de sus plásticos y también de los circuitos electrónicos.

La opinión de la especialista

La doctora Magda Gasull, Investigadora del Hospital del Mar Research Institute (Barcelona), responde a Saber Vivir:

  • ¿Cuánto tiempo permanecen en el cuerpo los disruptores endocrinos? Algunos, varios años, como los PCB (policlorobifenilos), prohibidos hace décadas pero presentes en condensadores y transformadores antiguos. En cambio, otros, como los bisfenoles y los ftalatos, se eliminan en 24 h. A pesar de ello, estudios con análisis de orina muestran que nuestra exposición es constante.
  • ¿En qué punto están sus niveles actualmente? Hemos observado que las concentraciones corporales de muchos contaminantes, como el DDT o los PFAS, han disminuido gracias a su regulación y prohibición. Como consumidores, estar bien informados y apoyar las iniciativas que contribuyen a los cambios de las políticas públicas y privadas en el uso de sustancias es la mejor forma de conseguir cambios significativos para reducir la exposición a muchos de estos contaminantes que pueden enfermarnos.