Qué indica tener la boca seca: las claves de la odontóloga Eider Unamuno para combatirla

La saliva es una de las sustancias que más protege nuestra salud bucal, y también la del resto del organismo. Pero a veces no producimos la suficiente. La odontóloga Eider Unamuno, formadora, divulgadora y autora el libro "La boca no se equivoca" (RBA) explica qué puede indicar tener la boca seca.

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MUJER SONRIENTE PRIMER PLANO

Cuando usamos la boca para respirar la cantidad y la composición de la saliva se modifican.

RBA

La salud general también depende del estado de tu boca. Y una boca sin saliva lo tiene mucho más difícil para mantenerse sana. Es la sustancia encargada de que esté húmeda... pero no solo eso. También nos protege de las caries y de las enfermedades de las encías, y ayuda a formar el bolo cuando masticamos facilitando, así, la digestión. Todos estos mecanismos se alteran si su presencia en la boca disminuye, algo que ocurre por varios motivos.

Cuando hay poca saliva

Se calcula que, de media, producimos entre 0,25 y 1,5 litros cada día. Eso supone que, con la saliva, podríamos llenar entre uno y seis vasos de tamaño estándar. Cuando no se alcanza esta cifra, aparece la molesta sensación de boca seca, conocida médicamente como xerostomía.

  • ¿Has empezado a tomar algún fármaco? La lista de los que pueden provocar sensación de boca seca es numerosa: analgésicos de uso común como el ibuprofeno, descongestionantes, ansiolíticos, relajantes musculares, diuréticos o antihipertensivos forman parte de ese listado. Los tratamientos de radio y quimioterapia también pueden reducir su producción. Si te ocurre, habla con el médico para que valore si conviene ajustar la medicación.
  • ¿Respiras por la boca? Al hacerlo no solo disminuye la cantidad de saliva, también cambia su composición. Ambas cosas favorecen que las encías se inflamen y aumente el riesgo tanto de gingivitis como de caries. Ciertos trastornos respiratorios, como las alergias, las rinitis o el asma, hacen que tengamos más dificultad para respirar por la nariz y lo hagamos por la boca. Pero puede ocurrir igualmente al hacer deporte intenso a menudo, porque el organismo necesita más oxígeno debido al esfuerzo. Los ejercicios de respiración profunda y consciente ayudan a reeducar al cuerpo para respirar por la nariz. 
  • Fumar y beber alcohol son otros factores que afectan a la cantidad de saliva. El tabaco hace que las glándulas salivares produzcan menos líquido, y el alcohol nos deshidrata y reseca las mucosas. Sin duda, es una razón más para dejar de fumar y para no tomar alcohol o hacerlo solo muy puntualmente.
  • La boca seca puede ser síntoma de enfermedades como la diabetes o trastornos de tipo autoinmune como el síndrome de Sjögren (en el que nuestras defensas atacan, por error, a las glándulas encargadas de producir líquidos en el cuerpo). En periodos de estrés o ansiedad nuestra producción de saliva también disminuye.

Guarda una estrecha relación con el sarro

Cuando no producimos suficiente saliva, los minerales que contiene se acaban acumulando más en los conductos de salida de las glándulas salivares. Están situados en la parte interior de los dientes incisivos inferiores, y allí es precisamente donde antes y más fácilmente se produce el sarro. Una buena higiene bucal es imprescindible para evitarlo.

La saliva cambia según las horas

Su cantidad y composición varían dependiendo del momento del día y las necesidades del cuerpo.

  • Producimos más al mediodía, porque el organismo se prepara para digerir la comida principal. A última hora disminuye, y por la noche prácticamente no hay secreción salivar.
  • Entre las comidas, repara y mantiene los tejidos de la boca en perfectas condiciones, y es una saliva bastante viscosa y rica en proteínas. En cambio, la que producimos durante la masticación es menos densa y ayuda a mantener el pH de la boca para que no se produzcan caries.

Consejos para que nada altere las mucosas de la boca

Seguramente ya sabes que cepillarse los dientes tres veces al día, poco después de las comidas, es lo ideal. Pero si algún día no puedes hacerlo, las siguientes recomendaciones te ayudarán a mantenerlos más limpios hasta llegar a casa.

  • Los alimentos, mejor enteros que triturados. Necesitan masticarse bien, y esto limpiará más la boca por el arrastre mecánico y los movimientos de la lengua. Si tienes hambre entre horas, los frutos secos, por ejemplo, son una estupenda opción para tus dientes. Al ser duros, ayudan a ejercitar los músculos masticatorios y a generar más saliva.
  • Elige una manzana o un puñado de arándanos de postre. Sus polifenoles contribuyen a romper la peligrosa pared de bacterias que se acumula en los dientes. Las uvas y la granada también tienen este efecto tan beneficioso.
  • Sustituye el café por una taza de té verde. Es el tipo de té que contiene más polifenoles. Y hay una variedad en particular, el Sencha, que recomiendo especialmente porque es muy bajo en teína.
  • Una vez en casa, mantén una buena rutina de higiene. El cepillado y el uso de hilo dental son imprescindibles. Y si te gusta usar colutorio, no debe llevar clorhexidina (a no ser que tu dentista lo prescriba).

Artículo publicado la odontóloga Eider Unamuno en la revista Saber Vivir