Seguro que te sabes el chiste. Un hombre en la consulta al que el médico le dice: “No le veo bien, deje de fumar, de beber, de tomar dulces y de tener sexo”. “¿Así viviré más años, doctor?”, pregunta. “Más no sé, pero se le harán larguísimos”. Más allá de que es bueno empezar con humor, en este chiste hay un trasfondo de verdad que han descubierto los especialistas que investigan la longevidad.
¿Qué dirías si te explicáramos que para vivir más años tienes que beber alcohol? La comunidad científica mayoritariamente diría que eso es absurdo y va en contra de la evidencia científica que han mostrado numerosos estudios. Sin embargo, hay un factor que esos estudios no se plantearon. Se explica en el “power nine”, la regla de los nueve hábitos de la longevidad que han descubierto los científicos.
En qué consiste la regla de la longevidad
Un grupo pluridisciplinar de médicos, antropólogos, biólogos y otros científicos estudiaron cinco zonas del planeta donde la gente era más longeva. Con la ayuda de National Geographic, el equipo que dirigía el periodista Dan Buettner, estableció estas cinco localizaciones, a las que llamó “zonas azules”: Cerdeña, en Italia, Ikaria, en Grecia, Loma Linda, en California, Okinawa, en Japón, y Nicoya, en Costa Rica.
Había otras zonas posibles, por ejemplo algunas regiones de España, como admite el propio Buettner. Se limitaron a estas cinco porque el porcentaje de habitantes que llegan a los cien años y la diversidad genética era más significativa.
Así se aseguraban que la longevidad no estuviera solo en sus genes. Pero lo cierto es que hace años que se sabe por estudios con gemelos que la genética solo determina un 20% de las opciones de vivir más años. El resto son los hábitos de vida.
El grupo interdisciplinar analizó todo tipo de información. Cómo vivían, qué comían, qué hacían, qué pensaban, cómo se interrelacionaban entre ellos. Y así acabó deduciendo que todos coincidían en nueve aspectos muy significativos. Los nueve hábitos de estilo de vida que comparten las personas más sanas y longevas del planeta: el “power nine”.
Cuáles son los hábitos del “power nine”
Son nueve, pero los podríamos resumir en uno. No se obsesionan con su vida. No están todo el día pensando si deben comer esto o aquello o si deben hacer esto o aquello. Disfrutan de la vida y consiguen que lo que hacen les guste.
Fíjate que no decimos que hacen solo lo que les gusta. Saben adaptarse para que les guste lo que hacen. Estos son sus nueve hábitos:
- Son activos sin esfuerzo. No se dedican a machacarse en un gimnasio ni a correr maratones. Lo que no hacen tampoco es pasarse el día en el sofá. Viven en zonas en las que se mueven a menudo sin pensarlo. Suben cuestas y escaleras, se desplazan a los sitios andando o en bicicleta.
- Tienen planes. Cuando les preguntas, las personas de estos lugares lo llaman de diversas maneras. Sería algo así como un “plan de vida”, el motivo que les hace levantarse cada mañana con ganas. Ven un propósito en lo que hacen. Los expertos apuntan que eso añade siete años de media a la vida de las personas. Los ancianos que no tienen esa esperanza se dejan morir.
- Gestionan bien el estrés. Todos nos estresamos en algunos momentos. Es imposible no hacerlo. Lo que diferencia a estas personas es que todos tienen buenas estrategias para gestionarlo. En Japón, por ejemplo, se toman un rato para honrar a sus antepasados, los cristianos de California rezan, los griego duermen la siesta y los sardos (en Cerdeña) se toman una hora de relax.
- No se hinchan a comer. Quien mejor resumen este hábito son habitantes de Okinawa, que llevan miles de años practicando la regla del 80%. Comen hasta que están llenos en un 80%. Y en todos estos lugares la comida principal es a mediodía. Ninguno come mucho en la cena, que siempre es a última hora de la tarde o temprano por la noche.
- Su dieta incluye legumbres. En todas estas comunidades toman unas dietas variadas y sanas. Coinciden todos en los platos de legumbres. Unos toman habas o frijoles, otros lentejas o soja. Es la piedra angular de la mayoría de dietas. Comen carne, pero una vez por semana, como mucho dos veces. La carne más consumida es el cerdo.
- Los lazos familiares son fuertes. En las zonas centenarias los abuelos son muy respetados. Forman parte significativa de la comunidad y siguen en el hogar familiar, lo que ayuda a que estén mejor cuidados. Al cuidar de los hijos y no delegar en guarderías también los hijos cuidan de ellos y no delegan en residencias. Los matrimonios también son más estables.
- Los hábitos sociales son saludables. Los grupos de amigos en estas comunidades tienen hábitos de vida sanos. Se ha comprobado por otros estudios que el fumar, los malos hábitos de alimentación se contagian entre los grupos de amigos. Si todos fuman, es probable que acabes fumando. También la felicidad se contagia. Si tus amigos son felices y hacen una vida sana, la compartirás y vivirás más.
Los dos aspectos más polémicos
Hemos dejado para el final los dos hábitos que han resultado más polémicos entre la comunidad científica que ha analizado estos estudios de las “zonas azules”. No entraremos a valorarlos. Solo los explicamos y tú decides si quieres que formen parte de tu forma de vida longeva.
- Un par de copas de vino. Es la única norma que no cumplen todos. El grupo de cristianos de California no bebía. Sin embargo, todas las otras comunidades longevas tomaban alcohol de forma moderada. Una o dos copas al día, casi todos de vino. Lo hacían durante las comidas o en un entorno social, con amigos.
Hay médicos que dicen que son longevos “a pesar de tomar vino” gracias a los otros hábitos. Sin embargo, hay otros que sostienen que esa copa forma parte de la alegría de vivir y puede acabar aportando más beneficios que inconvenientes, si se toma en ese contexto global de un hábito de felicidad, amistad y comida sana.
- Son creyentes. De los 263 centenarios a los que se analizó y entrevistó, solo cinco dijeron no ser creyentes practicantes. Todos los otros pertenecían a alguna comunidad religiosa. No importa cuál sea. Esta investigación señala que creer en un ente superior o un más allá y asistir una vez por semana a un servicio religioso agrega de 4 a 14 años de esperanza de vida.