Nuestro cuerpo, que hace 3 millones de años trepaba árboles, no asimila las horas de sofá

El Dr. Manel Esteller, Director del Instituto de Investigación Josep Carreras de Barcelona, analiza la contradicción entre el sedentarismo que impera en nuestra sociedad y la necesidad biológica que tiene el cuerpo de moverse.

Manel Esteller
Dr. Manel Esteller

Catedrático de genética

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Pareja feliz playa
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Los humanos aún estamos diseñados evolutivamente para correr por la sabana y subirnos a los árboles para, así, escapar de los depredadores. Sin embargo, la evolución del cerebro ha sido distinta: nos ha permitido avanzar tanto técnicamente que ahora nosotros somos los depredadores... aunque el cuerpo sigue sin enterarse del todo de eso y no se ha amoldado a que estemos buena parte del día sentados o estirados. Está demostrado que, para mantener nuestra salud, cierto grado de ejercicio es muy importante, a pesar de que ya no tengamos a grandes carnívoros persiguiéndonos. El sedentarismo es un hábito asociado al desarrollo de muchas enfermedades y conviene evitarlo.

¿Y cuál es el mejor ejercicio, el que nos mantiene más sanos?

Existe cierto consenso en que lo mejor es hacer un poco de ejercicio diario, en vez de concentrarlo en pocas sesiones pero intensas. La actividad del día a día puede servir, pero debemos ser disciplinados y mantenerla en el tiempo: unas tablas de gimnasia de 30 minutos todos los días parece que sería suficiente. Además, hay una forma de ejercitarse que nos permite distraernos: andar. Las caminatas al aire libre, en la naturaleza, son muy beneficiosas. Y si las hacemos en compañía, son ya una bendición.

Caminando cuidamos nuestro físico y nuestro espíritu, y quizá nos proteja un poco de las enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer. Pero los grandes beneficiados son el corazón y los vasos sanguíneos. En ellos, el ejercicio moderado ha demostrado tener un efecto muy ventajoso.

Nadar, subir escaleras, ir en bicicleta o correr. La natación es otra actividad que nos hace mover todos los músculos. Si nuestras rodillas nos lo permiten, subir uno o dos pisos por las escaleras sería buena idea. ¡Que descanse el ascensor! La bicicleta, incluso la estática, es otra excelente opción porque es un refuerzo cardiovascular magnífico.

¿Correr es igual de bueno?

Antes de iniciarse en la carrera sería conveniente hacernos una revisión por si hay alguna patología de riesgo. Si uno tiene artrosis, por ejemplo, el impacto de la zancada sobre el suelo podría ser dañino, así que debemos valorar pros y contras. Lo que seguro que no debemos hacer, aunque tengamos una crisis existencial, es hacer una maratón de un día para el otro.

Recordemos que el ejercicio constante sin intensidad excesiva es el mejor. Y que excederse tampoco es bueno: los órganos de los deportistas extremos pueden envejecer más rápido. Como siempre, la clave está en el equilibrio.