El frío se lo pone más fácil a los patógenos a la hora de infectar nuestras vías respiratorias, porque debilita las células que las recubren. Y si a esto sumamos otros factores de riesgo no modificables, como la edad o ciertos trastornos como la diabetes, los problemas cardiovasculares y renales, el reflujo y la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), las opciones de acabar padeciendo una neumonía se incrementan.
Si es tu caso, o si gripes y catarros enseguida atacan tus vías aéreas, debes ser muy cuidadoso y poner en práctica los hábitos que mostramos a continuación. Porque es mucho lo que podemos hacer en nuestro día a día para reforzar las defensas e impedirles el paso a los pulmones.
"La prevención de la neumonía es muy importante, y se basa en una serie de pilares que son los mismos que los del envejecimiento saludable: entre ellos, una buena nutrición, ejercicio físico y evitar ciertos tóxicos", defiende el Dr. Antoni Torres, del Servicio de Neumología del Hospital Clínic de Barcelona.
Respira profundamente... y cambia de postura
Si te aconsejamos respirar de forma profunda y consciente 5 minutos al día para lograrlo, tal vez no te sorprenda. Pero ¿y si te decimos que cambiar de posición a menudo si pasas muchas horas sentado también es útil? Hacerlo evita que la musculatura que rodea los pulmones pierda tono, y esto ayuda a respirar mejor.
No descuides tu higiene dental
“La higiene dental debe ser rigurosa, diaria y periódica”, afirma categórico el doctor Torres. Y es que son muchos los estudios que vinculan una mala salud bucal con el riesgo de neumonía.
Las bacterias que se acumulan en la boca cuando la higiene no es adecuada son capaces de viajar por el torrente sanguíneo y colonizar los alveolos. Cepillarse los dientes mínimo 2 veces al día, en cambio, puede reducir muchísimo el riesgo.
Se ha visto, incluso, que nos protege de contraer una neumonía cuando se está ingresado en el hospital, remarca un detallado informe publicado en JAMA. En estos casos, las bacterias que la provocan suelen ser especialmente resistentes a los antibióticos.
Un estilo de vida activo para respirar mejor
“La actividad física regular se asocia con un menor riesgo de contraer neumonía y, en caso de sufrirla, de que esta se acabe complicando”, concluye una revisión de estudios publicada en GeroScience.
- Nos beneficia directamente de varias maneras, según apuntan los investigadores. Estimula el buen funcionamiento de las defensas y, al mismo tiempo, podría tener un efecto antiinflamatorio en los pulmones. A esto hay que añadir que nuestros músculos necesitan oxígeno para moverse y, por ello, cuando hacemos ejercicio la frecuencia respiratoria es mayor. Según la European Lung Foundation, pasamos de respirar unas 15 veces por minuto en reposo a hacerlo hasta 60 veces durante la actividad física. Y esto, si lo hacemos regularmente, acaba aumentando la capacidad pulmonar y haciendo que el aire (y todo lo que viaja con él) no se estanque en ellos.
- También ayuda de forma indirecta, facilitando que la báscula no se dispare. Los kilos de más pueden hacer que respiremos peor, sobre todo si la grasa se acumula en el abdomen. Cuando hay un exceso, los pulmones y el diafragma (un músculo que actúa como fuelle para que el aire entre, salga y se renueve) pierden parte de su espacio natural, y la respiración se hace más superficial.
El humo, de cualquier tipo, bien lejos
El del tabaco es el más estudiado.Por ejemplo, un estudio británico advierte que el riesgo de neumonía en las personas que fuman un paquete o más al día puede doblarse. A los no fumadores les daña el de segunda mano.
El que se genera en casa, por ejemplo si se tiene una estufa de leña o si se cocina habitualmente a la barbacoa, puede ponérselo asimismo más fácil a virus y bacterias para que ataquen y se instalen en los pulmones.
Esa combustión genera micropartículas que inhalamos al respirar y que pueden acabar viajando hasta ellos, irritándolos. Una de las consecuencias es que sus mucosas (y su función de barrera) se debilitan.
Qué comer para tener pulmones más fuertes
Si incluyes en tus menús alimentos que refuerzan la buena salud del sistema inmunitario (frutas, verduras, pescado azul, frutos secos, legumbres...), el riesgo de acabar sufriendo una neumonía se reduce. Por fortuna, son ingredientes que abundan en nuestra Dieta Mediterránea.
Elegir bien lo que ingerimos contrarresta, en cierta manera, el efecto de tóxicos como el tabaco. Lo asegura un reciente estudio del Instituto Catalán de la Salud (ICS) en Tarragona. Sus autores han comprobado que seguir la Dieta Mediterránea hace que los fumadores pierdan menos capacidad pulmonar. Ese efecto protector podría ser aún mayor en quienes no han fumado nunca o entre quienes han logrado dejarlo.