Deborah Szekely es una mujer privilegiada. A sus 102 años tiene una mente clara y vivaz que le ha permite no solo seguir adelante con sus rutinas diarias que le hacen feliz, sino que además es capaz de dar consejos y orientar a otras personas. Es tahitiana, aunque se ha trasladado a vivir en California, a la coste oeste de Estados Unidos. En un sitio y otro mantenía un tipo de vida que le ha ayudado a llegar tan bien a centenaria.
El hecho de que siempre le haya interesado la salud y el bienestar le ha permitido investigar sobre todo aquello que hace que podamos vivir más años con salud. En 1939 (imagínate, antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial), ya montó su primer negocio de entrenamiento y spa. Y hasta hoy sigue activamente ocupándose de él.
“Cuando cumplí los cien años, me desperté y no vi ni un solo motivo para cambiar nada de lo que hacía en mi vida, así que he seguido adelante”, explicaba. Su negocio no es lo único que mantiene en sus rutinas. No es tampoco lo más importante, puesto que ya hay otras personas de confianza que lo llevan.
Szekely sí ha analizado los tres pilares que son la base de su longevidad, según cree. No debe estar mal encaminada, pues todas las investigaciones sobre longevidad que se han hecho coinciden con sus propios descubrimientos.
Primer consejo: anda cada día
“Siempre intento caminar una milla (un kilómetro y medio) a diario. Cuento los pasos que doy y es la manera de asegurarme que he cubierto la distancia”, explicaba en una entrevista a la televisión CNBC.
Szekely recalca que no se trata de una obligación a la que se fuerza cada mañana. Considera importante recalcar que disfruta de estas cosas. “No es algo que has de hacer, es parte de tu vida, algo que sabes que te conviene y haces, como el despertarte cada mañana”, describe.
Por eso mismo, no se plantea que hayas de ser rígido en este ni en ningún hábito. Los has de llevar con alegría y naturalidad. Ella, por ejemplo, también disfruta de un ratito de siesta a primera hora de la tarde y dice que no lo puede hacer si antes no ha dado su paseo.
Para ser constante, recomienda que busquemos personas que nos animen y acompañen, dará un plus a nuestras ganas de salir. En su caso, esa compañera de camino es una monja a la que conoce desde hace años.
Admite, claro está, que su ritmo no tiene el vigor de hace años y lo ha ido adaptando al paso del tiempo. Aun así, sigue considerando que seguir activa a su edad es igual de necesario.
Segundo consejo: basa la dieta en pescado
La dieta que ha mantenido esta mujer está lejos de la típica hamburguesa americana. Desde pequeña sus padres le enseñaron a comer sobre todo vegetales y pescado. “Tuve la suerte de que no comía carne, mis padres preferían el pescado”, explica.
Cuando repasa sus comidas, coincide mucho con la dieta mediterránea, pese a que no es exactamente su cultura. Se ha centrado en verduras, cereales y frutas. Y pone un ejemplo de lo que come a diario:
- Desayuno: un yogur, un plátano y cereales.
- Comida: “Siempre hay una ensalada”, recalca. Eso no quita que varíe bastante de platos. Le gusta probar de todo.
- Cena: aquí rompe algo la norma y la recomendación médica. No se frena de salir a restaurantes. “Salgo mucho”, dice, aunque suele pedir algo suave, un pescado, ensaladas, y alguna vez patatas al horno u otra cosa de capricho.
Tercer consejo: aprende siempre
Szekely ha sido siempre una relaciones públicas, desde que se animó a abrir su local. Es muy sociable y le encanta hacer nuevas amistades que le pueden aportar puntos de vista nuevos y diferentes. Nuevas generaciones con otras ideas.
Pone el ejemplo de su amiga de caminatas, es una monja católica y ella es judía. Las creencias diferentes no las separa. Al contrario, le anima a recapacitar y ver el mundo de otra manera.
También le encanta salir. “Tengo entradas de temporada para ir al teatro siempre que hay algo nuevo, y también voy mucho a la ópera”, explica. Su mente está siempre activa. No estudió una carrera pero es una estudiante voraz. Habla cuatro idiomas. El inglés y el español a diario, también el francés lo practica cuando puede. “Mi alemán está ya un poco oxidado”, se lamenta.
No lo duda cuando se le pregunta de cuál es el mejor consejo que puede dar a las personas para que intenten llegar a su edad: “Aprende algo cada día”.
Cuándo seguir sus consejos
Si analizamos la vida de esta prodigiosa mujer, hay que admitir que puso pronto las bases para esta vida tan longeva. Desde pequeña ya era muy activa. En su Tahití natal iba dando un paseo a ritmo rápido hacia el colegio cada día. Le gustaba el deporte. Luego se interesó por el gimnasio, lo que hoy es el fitness, y por los masajes y los spas.
Además, sus padres mantenían una dieta a base de pescado y era la que ha seguido desde entonces. No ha llevado nunca una dieta a base de hamburguesas. Ni de joven. ¿Y nosotros? ¿Es tarde para seguir sus consejos?
La respuesta es que no. Los médicos recalcan que siempre se está a tiempo de cambiar los hábitos. Está claro que no es igual si llevas tiempo o te apuntas ahora. El cuerpo se resiente si no lo hemos cuidado igual antes. No obstante, siempre hay opciones de reducir los riesgos o de, al menos, no incrementarlos.