Cuando tenemos una infección, nuestro organismo activa su mecanismo de defensa, lo que genera la producción de calor y, por lo tanto, un aumento de la temperatura corporal. Si eliminamos este “sistema de lucha”, podemos interferir en la recuperación.
Sin embargo, si influye en la alimentación o el descanso, causa un gran malestar, aparece en personas con enfermedades crónicas (diabetes, problemas cardiacos, insuficiencia renal...) o los valores rondan los 39º, hay que poner en marcha algunos "remedios" para disminuirla y evitar que afecten a otros órganos.
Ante de entrar en las recomendaciones para bajarla, ten en cuenta que hay que tomarla bien. La medición en la axila es la más cómoda, aunque la más precisa es la del recto. Vagina, ingle y boca, son otros lugares en los que se puede tomar, pero no son tan recomendables. Los cambios hormonales en la mujer y la proximidad de los testículos en el hombre pueden afectar los valores en los dos primeros casos. En la cavidad oral, es posible que la saliva interfiera por no ser un buen conductor del calor.
Todo lo que te ayuda a bajar la fiebre
Lo primero es refrescar el cuerpo de manera natural.
- Empapa una toalla. Mójala en agua tibia, escúrrela y, tumbado boca arriba, colócala suavemente en frente, nuca, axilas o ingles, que son las zonas donde se concentra más el calor. También puedes darte un baño o una ducha tibia.
- Bebe suficiente agua. A mayor temperatura corporal, más riesgo hay de deshidratación. Tómala en pequeñas cantidades, varias veces al día. También te ayudará tomar zumos naturales y sopas y caldos caseros.
- Elige estas infusiones. Además de hidratarte, existen plantas con propiedades específicas para bajar la fiebre. La manzanilla posee propiedades antiinflamatorias y la de tomillo, antisépticas. La albahaca es bactericida y el fenogreco refuerza el sistema inmunitario. El cardo mariano, el regaliz, la menta piperita y el jengibre también son beneficiosos en caso de fiebre.
- Come ligero. Las digestiones pesadas provocan un aumento de la temperatura del cuerpo con el fin de ayudarlo a digerir los alimentos.
- Revisa la temperatura ambiental. Procura que esté entre los 20º y los 22º. Utiliza ropa fresca y, sobre todo, asegúrate de que sea transpirable.
- Descansa. El reposo ayuda a las defensas a trabajar. La recuperación será más rápida si evitamos esfuerzos y dormimos lo suficiente.
Qué hacer si la fiebre no baja
Habitualmente la fiebre solo causa malestar y se resuelve en poco tiempo sin necesidad de acudir al médico. Sin embargo, hay veces que la consulta con es obligada:
- Si alcanza los 40º; también si persiste transcurridas 72 horas, aunque no sea muy elevada, o no consigues rebajarla con las medidas que hemos explicado.
- Si se acompaña de síntomas importantes como confusión, cefalea intensa, manchas rojas en la piel, dificultad para respirar, dolor torácico, convulsiones o problemas de movilidad.
- Cuando tienes una patología crónica de base, como una enfermedad cardiaca o respiratoria, ya que podría complicarse.
- Si aparece tras una picadura de insecto o la mordedura de un animales. También conviene ir a un médico si comienza al volver de un viaje fuera del país de residencia.
Acciones que podrían empeorarla
Algunos “remedios de la abuela” podrían empeorar el cuadro:
- No apliques compresas empapadas en alcohol. Su evaporación es muy rápida y enfría la piel, lo que puede tener como efecto rebote que la temperatura corporal aumente aún más.
- Aunque tengas escalofríos, no te abrigues en exceso. El uso de prendas gruesas hace que el cuerpo se sobrecaliente y aumente su temperatura.
- No tomes duchas frías ni tampoco baños muy calientes. Los cambios bruscos de temperatura pueden perjudicarte. El agua muy fría produce una contracción de los vasos sanguíneos, lo que dificulta la eliminación del calor, e incluso hace que se genere más.
- No te automediques. Si tomas algún fármaco antipirético o analgésico, respeta las dosis y no pienses que por tomar más cantidad la fiebre bajará antes. Los antibióticos solo deben tomarse bajo supervisión médica.