El langostino o la gamba es un alimento del que se aprovecha casi todo: se parte el marisco, se quita la cáscara, se come la carne y se chupa la cabeza para extraer todo su jugo. Una práctica que, desde el punto de vista nutricional, no entraña riesgos, siempre y cuando esto último se realice con moderación.
El marisco es un alimento muy nutritivo. Aporta un elevado contenido de proteínas al cuerpo, contiene ácidos grasos poliinsaturados, que ayudan a la salud cardiovascular, minerales y es rico en vitaminas, como son la A y la B.
A pesar de esto, es conveniente evitar tomar el jugo de las cabezas de los langostinos y las gambas. Menos aún, si tienes los niveles de ácido úrico o de colesterol en sangre elevados. Si bien no se han hallado grandes restos de cadmio u otros metales pesados en estos mariscos, según los últimos informes de la OCU es innegable que consumir este líquido puede resultar perjudicial, ya que es en la cabeza donde el animal descompone las purinas que forman el ácido úrico.
Un compuesto que, como apuntan múltiples urólogos, puede llegar a tener un impacto negativo en los riñones porque está ligado a la aparición de cálculos renales. Los mismos que causan cólicos nefríticos en las vías urinarias por la formación de piedras cuando se cristaliza el ácido úrico, o que pueden llegar a derivar en enfermades como la gota.
chupar la cabeza de gambas y langostinos aumenta el ácido úrico
Las purinas son moléculas orgánicas que crea el cuerpo de manera natural o que recibe tras tomar algunos alimentos ricos en ella como son, por ejemplo, los langostinos o las gambas. Si bien estos animales cuentan con purinas en la carne, la mayor proporción reside en sus cabezas. La misma que, como ya adelantábamos, al degustarlas acaban descomponiéndose en ácido úrico.
En líneas generales, el ácido úrico suele disolverse en la sangre y va a parar a los riñones donde, finalmente, es expulsado a través de la orina. Ahora bien, cuando se chupan las cabezas de los langostinos para extraer el jugo, las dosis de purina, es decir, de ácido úrico que recibe el cuerpo crece de manera considerable. Un aumento que provoca que el cuerpo no sea capaz de eliminar todo el ácido úrico formado, aumentado el riesgo de formación de cálculos o piedras.
Si no se reduce la ingesta de purinas, las piedras pueden ir aumentando de tamaño y provocar problemas en las vías urinarias al expulsarse o derivar en el desarrollo de enfermedades como la gota.
Si no puedes resistirte a chupar las cabezas de los langostinos o las gambas, hazlo de forma puntual y con moderación. Al fin y al cabo, estos alimentos no se comen a diario.
También puede subir el colesterol
Si bien es sabido que comer las cabezas de estos mariscos aumenta la formación de ácido úrico, es menos conocido que esta práctica puede llegar a elevar los niveles de colesterol.
Además de ricos en purinas, los langostinos son uno de los mariscos más ricos en colesterol. Los expertos en salud subrayan que no es conveniente que la ingesta diaria de colesterol sea superior a los 300 miligramos. Según datos de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), en 100 gramos de langostinos se estarían ingiriendo unos 200 miligramos de esta sustancia. Una concentración que, en gran medida, está en la cabeza.
Si se supera continuamente la ingesta diaria recomendada de esta grasa, las probabilidades de padecer una enfermedad cardíaca aumentan. Esto se debe a que los altos niveles de colesterol provocan que en las paredes de las arterias se tienda a acumular grasa, colesterol y otras sustancias perjudiciales. Una acumulación que, de producirse de manera reiterada, puede derivar en placas que dificultan la circulación sanguínea y endurecen las paredes arteriales, lo que puede provocar su obstrucción.
Por eso mismo, para evitar la formación de ácido úrico y de que aumenten los niveles de colesterol, suele recomendarse evitar el consumo de las cabezas de estos mariscos. O, como mínimo, consumirlas de forma moderada.