Es muy probable que los humanos convivamos con la migraña desde hace miles de años. De hecho, el primero que describió de forma precisa sus síntomas fue el padre de la Medicina, Hipócrates, en la Grecia clásica. Desde entonces, y aunque sigue habiendo misterios sin revolver en torno a ella, los avances de la Ciencia han hecho que las herramientas para combatirla hoy en día sean mucho más numerosas, variadas y eficaces.
"Ahora disponemos de más de 40 tratamientos distintos, y los que vendrán, y la verdad es que a la mayoría de nuestros pacientes les cambiamos la vida. Todos los afectados tienen que ser conscientes de ello", afirma el doctor Jesús Porta-Etessam, presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Lo dice porque sigue habiendo personas que creen que no se puede hacer nada por combatir la migraña. Al no acudir al médico, muchas acaban tomando fármacos por su cuenta, y esto puede provocar un efecto rebote que agrava o aumenta las crisis.
Pero darle la vuelta a la situación es posible. Para lograrlo, además de acudir al médico si tienes frecuentes dolores de cabeza que alteran tu vida cotidiana, es imprescindible saber más sobre la enfermedad para reconocer sus señales, actuar cuanto antes y evitar, así, una crisis fuerte. Los hábitos también pueden hacer mucho para frenarlas.
El falso mito del efecto de la menopausia en la migraña
Una de las creencias más extendidas sobre la migraña es que, tras la menopausia, las crisis disminuyen. Sobre ello le hemos preguntado al doctor Jesús Porta-Etessam y esto es lo que nos ha respondido:
"Depende de cada mujer. Hay mujeres a las que sí les pasa, mientras que otras no notan cambio o su migraña, incluso, empeora. Lo de la menopausia es un mito que conviene aclarar porque acaba generando expectativas, a veces falsas, en las afectadas".
Entonces, ¿por qué unas mujeres mejoran y otras no? "Aunque todavía no está suficientemente estudiado, creemos que en las mujeres que tienen migraña de baja frecuencia (7 o menos al mes), la estabilidad hormonal que ocurre en la menopausia les beneficia. En cambio, en las que tienen migraña de alta frecuencia (8 o más crisis al mes), estos cambios hacen que el dolor crónico perdure más. Creemos que los mecanismos cerebrales de una persona con migraña crónica son diferentes a los de una con migraña episódica", explica el especialista.
Así es el dolor típico de las migrañas
"La migraña tiene unas características únicas que la distinguen de otros dolores de cabeza. De hecho, no hace falta ninguna prueba complementaria para diagnosticarla, basta la historia clínica", remarca el experto.
- Lo más habitual es notar latidos en una mitad de la cabeza. Este dolor pulsátil suele empezar en la zona posterior, cercana a la nuca. "Esto hace que muchos pacientes o médicos piensen, erróneamente, que la migraña se produce por molestias cervicales", aclara el presidente de la SEN en su manual Adiós a la migraña (Vergara). Pero aunque la lateralidad es frecuente, hay personas que notan el dolor, también, en toda la cabeza, y que lo describen más como un peso alrededor de ella que les oprime que como un dolor pulsátil.
- El dolor empeora al mover la cabeza, y las luces, el ruido o los olores molestan muchísimo a los afectados. El malestar es tal que les puede provocar, incluso, náuseas o vómitos.
- Las crisis de dolor son largas. "Suelen durar, habitualmente, entre 4 horas y 3 días", apunta el doctor.
- Media hora antes pueden notarse señales. Es lo que se conoce como aura, y les ocurre a entre un 15-20 % de pacientes. Lo habitual es que estas alteraciones sean visuales: pueden verse luces, destellos... aunque hay quienes sienten, también, hormigueo o adormecimiento muscular y dificultades para hablar. Esto puede hacer que se confunda con un ictus. "Pero hay características que nos ayudan a distinguirlo –aclara el experto–. El aura se nota de forma progresiva y, en cambio, el ictus es brusco. Además, en el ictus lo habitual es dejar de ver, mientras que el aura provoca que veamos luces".
Suele avisar antes... y dejar resaca después
Es otra de las características propias de este dolor de cabeza. Las horas previas, o incluso el día anterior, se puede notar dificultad para concentrarse, somnolencia, desánimo, más sed de lo habitual y apetencia por lo dulce. De hecho, "aunque se pensaba que el chocolate desencadenaba la migraña, en los últimos años hemos comprobado que, en la mayoría de pacientes, es la apetencia por lo dulce como síntoma premonitorio lo que les hace comerlo", aclara el experto en su manual.
- Tras el dolor de cabeza, llega la resaca. El primer día sin dolor, el afectado puede no tener hambre, notar cansancio y debilidad o algunos problemas para concentrarse.
El estilo de vida que reduce los ataques
"Los hábitos son absolutamente fundamentales para prevenir las crisis", afirma rotundo el doctor. Dormir bien es uno de los más conocidos, pero hay otros.
- No te saltes las comidas. Pasar mucho tiempo sin comer puede favorecer la aparición de migraña en algunos pacientes. Procura hacerlo siempre a la misma hora y que tu dieta sea sana y variada: se ha visto que las monótonas aumentan la frecuencia de las migrañas. Según un informe publicado en Frontiers, la monotonía en los menús aumenta los niveles de óxido nítrico, que se encarga de dilatar las paredes de los vasos sanguíneos y favorece la inflamación. Ambos mecanismos están estrechamente ligados a la aparición de la migraña. Tener siempre a mano un tentempié saludable (como unos frutos secos tostados) puede ayudarte también si empiezas a notar los síntomas premonitorios y llevas mucho rato en ayunas.
- Vigila lo que comes. Los quesos curados, el vino tinto, los ahumados... al favorecer que los vasos sanguíneos se dilaten también pueden ser un desencadenante. Aunque es algo que "les ocurre a menos del 20 % de los migrañosos", aclara el doctor. Si sospechas que te pasa, apuntar lo que has comido antes de los ataques puede ayudarte a identificar lo que te perjudica. Tampoco convienen los alimentos ricos en aditivos como el glutamato monosódico, un potenciador del sabor presente en salsas, precocinados... que favorece las migrañas según la Ciencia.
- El ejercicio (moderado) reduce las crisis. Hay pacientes que evitan el ejercicio porque es cierto que, durante las crisis, agrava el dolor. Pero caer en eso es un error: debes aprovechar los días en los que no sientas nada de dolor para moverte; las evidencias de que la actividad física reduce el número y la gravedad de los ataques de migraña son numerosas. Eso sí, lo mejor es elegir un ejercicio moderado, porque si es muy intenso sí que puede favorecer la cefalea, e hidratarse siempre correctamente mientras se realiza.
- Si te notas estresado, toma medidas. No dejes que los nervios y la ansiedad vayan a más, porque pueden venir acompañados de un ataque migrañoso. Existen un gran número de herramientas para combatirlo, desde respirar profundamente a practicar la atención plena, centrando tu interés únicamente en lo que estás haciendo.
- Infórmate sobre las previsiones del tiempo. Los cambios en la presión atmosférica son otro desencadenante. Por eso, los días de mucho viento o de calor intenso, si es posible, es mejor quedarse en casa.
Estrategias eficaces que dan alivio
Cuando pese a tomar estas medidas no se puede evitar un ataque, buscar un entorno con los mínimos estímulos ayuda a sobrellevarlo mejor. "Tomar el tratamiento pautado por el médico durante los síntomas premonitorios o cuando el dolor es leve también es fundamental para frenar el ataque", insiste el neurólogo.
- La mente migrañosa necesita paz. Tumbarse en un lugar tranquilo y oscuro en cuanto sea posible, ponerse gafas de sol antes de llegar a él y tapones para los oídos si hay ruido contribuye a reducir el dolor. Aplicar una compresa fría o masajear la zona también ayuda.
- Bebe agua a menudo. La deshidratación favorece las crisis de migraña, empeora los síntomas y puede ralentizar la recuperación. Antes de encerrarte en la habitación a oscuras, coge una botella o jarra con agua.