Los nutricionistas mantienen un consenso bastante extendido respecto al consumo excesivo de carne que hacemos en nuestra dieta. La media de población consume más carne de las dos o tres veces por semana que se aconseja, especialmente de carne roja, considerada la menos adecuada, sobre todo para la salud cardiovascular.
Un reciente estudio ha vuelto a poner el tema a debate, al comparar los beneficios que podría reportar sustituir la carne y los huevos por una alternativa, como las hamburguesas de origen vegetal. Podría sorprender que los huevos se vuelvan a incluir en el mismo grupo de alimentos de riesgo cardiovascular que la carne, puesto que las últimas tendencia eran de relativizar su riesgo.
“Los huevos son terribles y no deberían comerlos las personas con riesgo cardiovascular”, ha zanjado el doctor J. David Spence, especialista en prevención cardiovascular del Instituto de Investigación Robarts, en Canadá, al analizar este nuevo estudio.
¿Los huevos son malos para el corazón?
Este especialista se ha mostrado especialmente beligerante sobre los huevos porque considera que se han tergiversado las recomendaciones médicas y nutricionales.
“La gente no lo entiende porque la propaganda del huevo ha sido muy eficaz -asegura el doctor Spence-. El marketing de las empresas de alimentación ha logrado persuadir a la gente de que los huevos son saludables, y no lo son."
El peligro radica en la yema. Allí es donde está el verdadero riesgo. Según señala este especialista, la yema de dos huevos grandes tiene 474 mg de colesterol, casi el doble que el que contiene una hamburguesa, que es de 265 mg.
“Comer demasiada carne y yema de huevo aumenta el riesgo cardiovascular”, insiste el doctor, en declaraciones al canal de noticias médicas Medscape. En el adverbio “demasiada” radica el detalle.
Todos los estudios más recientes que avalan el consumo de huevo hacen referencia a cuatro o un máximo de cinco huevos a la semana y en personas sin ninguna otra patología. El huevo entra en muchas elaboraciones culinarias y es fácil que superemos ese número.
Una alternativa más saludable
Lo que plantea el estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de British Columbia, en Canadá, es que los sustitutos de la ‘carne’ vegetal podrían ser una buena alternativa.
Así lo cree también el doctor Spence al analizar esta investigación. Considera que estas hamburguesas a base de soja, trigo, hongos y otros ingredientes vegetales son útiles para aquellas personas que quieren disminuir su riesgo cardiovascular.
Esas imitaciones cárnicas tienen menos grasas, menos colesterol, menos calorías y más fibra. Los autores del estudio señalan que después de ensayos controlados se han comprobado que, al sustituir la carne por las alternativas cárnicas vegetales, los voluntarios reducían el colesterol total y, en especial, el colesterol “malo”, y el perímetro de cintura.
“Nuestra conclusión es que son una alternativa más saludable que la carne de origen animal, sin embargo faltan estudios que determinen si son saludables”, ha dicho el endocrinólogo Ehud Ur, principal autor del estudio.
¿Por qué se critican las hamburguesas vegetales?
La realidad del mercado es que las hamburguesas vegetales y otros productos similares no se califican como productos saludables sino como alimentos industriales. Uno de los motivos es que no son alimentos frescos, sino muy procesados.
Otro factor en su contra es que se les añaden algunos aditivos, como conservantes, y, especialmente, suelen tener niveles altos de sal. Por tanto, tan saludables ya no son.
Lo que defienden estos investigadores es que pese a su alto contenido en sal, que también es un factor de riesgo cardiovascular, la lógica hace pensar que todos los otros componentes positivos de estas carnes vegetales lo compensan. Por eso, como mínimo, es un producto más sano que la carne.
“Ninguna evidencia disponible indica que los aspectos preocupantes (la sal, el procesado de los alimentos) anulen los beneficios vasculares”, señalan los autores.
¿Lo pueden demostrar? De manera rigurosa, no. Porque tampoco se han hecho estudios científicos que evalúen cómo afecta a largo plazo el tomar estas hamburguesas vegetales en el riesgo de ictus o infarto.
Las empresas que fabrican este tipo de sustitutos a la carne no pueden pagar un estudio científico así, que es largo y costoso. Habrían de ser organismos oficiales quienes lo financiaran y aclararan las dudas.