La Universidad de Harvard elaboró un informe sobre los hábitos de higiene. Eran una recomendaciones para que los padres supieran educar y orientar a sus hijos. Los consejos, sin embargo, pudieron sorprender y levantaron numerosos comentarios. Los pediatras de Harvard señalaban que “una limpieza diaria de cuerpo entero por mera rutina no es conveniente” a la vista de que bañan a los bebés a diario.
El consejo matizaba el caso de los hijos mayores. “Hay días que es necesario ducharse, cuando los hijos llegan sucios o los adolescentes sudorosos”, describían. Y queda la duda de qué pasa cuando los adultos no llegamos ni sucios ni sudorosos.
En una encuesta internacional sobre hábitos sociales se indicaba que en España somos de ducharnos. Lo hacemos de media seis veces por semana. Casi una ducha diaria, más o menos como Francia o Estados Unidos. Y eso no es nada comparado con Brasil, donde llegan a las once duchas semanales de media. Chinos y británicos no pasan de cinco duchas. ¿Quién hace lo correcto?
No hace falta la ducha diaria
“No es obligatorio ducharse todos los días para la salud de tu piel. Depende del tipo de higiene que se realice”, nos explica la doctora Sara Carrasco, miembro de la directiva de la Academia Español de Dermatología y Venereología.
Las personas tenemos una protección (la barrera lipídica) que nos defiende del exterior: de la contaminación, de la oxidación, de las bacterias. En esos lípidos vive nuestra microflora. “Si nos lavamos en exceso agrediremos a esa microflora”, añade la doctora Carrasco.
Por ello, los dermatólogos españoles coinciden con las recomendaciones que se han dado desde Harvard. Es un aviso para que mantengamos la higiene dentro de unas pautas lógicas.
“Un exceso de higiene puede provocar piel seca o irritada, infecciones y reacciones alérgicas”, explicaba el doctor Rober Shmerling, uno de los profesores de Harvard que se ha pronunciado en contra. “Por no hablar del derroche que supone el uso excesivo de agua”.
Cuántas veces hay que ducharse por semana
Los médicos no dicen que nos saltemos duchas. Si trabajas sudando mucho o en un hospital, por ejemplo, puedes necesitar dos duchas diarias. “Lo que no puede hacer es que esas duchas sean con detergente, con algo que arrastre tu barrera natural”, añade la doctora Carrasco.
La solución, si te duchas muy a menudo, es hacerlo sin jabón natural, el que tiene una acidez (pH) 8. Con ese jabón la piel tarda bastante en recuperar su pH. “Puedes ducharte solo con agua o utilizar jabones sindet, los llamados jabones sin jabón, que encontrarás en farmacias”, aconseja la dermatóloga.
En el caso de los menores, si los niños no huelen y se ven limpios, no es necesario el baño diario. “Con dos o tres veces por semana es suficiente”, apuntaba en el informe de Harvard la pediatra Claire McCarthy. “Incluso una vez puede bastar”.
En cuanto a los adolescentes, pueden necesitar más por el olor que desprenden. “Pero puede que baste con lavarse la cara, las ingles y los sobacos”, añade.
Cómo es la ducha más saludable
Esto nos lleva a otro tema que también se debate. ¿Cómo ha de ser esta ducha? “Desde el punto de vista de la salud, no te duches ni mucho rato, ni friccionando la piel, ni con agua muy caliente”, resume la doctora Carrasco. Así evitas eliminar tu protección natural.
El calor hace que la piel se reseque y provoca flacidez. Eso no quiere decir tampoco que nos helemos. El agua fría tiene sus propios beneficios, aunque no hay estudios de cómo actúa y si de verdad es tan saludable como apuntan los que entran con un chorro helado, sea verano o invierno.
Si se tienen problemas de circulación, por ejemplo personas con varices, es más recomendable el agua algo fría, que sube la tensión y acelera el ritmo cardíaco.
Un ensayo en los Países Bajos también apunta que las personas que se duchan con agua fría 30 segundos diarios consiguen una mejor respuesta del sistema inmune ante las infecciones. Tienen hasta un 30% menos de enfermedades.
“Tampoco te seques frotando la piel con la toalla”, añade la dermatóloga. Especialmente cuando la toalla es antigua y parece ya un estropajo. Nos hemos de secar dándonos pequeños toques para que las fibras de la toalla vayan absorbiendo las gotas de agua que quedan en la piel.
